viernes, 1 de marzo de 2013

La violencia homicida en América Latina según Roberto Briceño-León

Fuente del retrato del Dr. Briceño-León
 

Siguiendo los lineamientos de la OMS, Briceño-León* define la violencia como:

El uso intencional de la fuerza o el poder físico, de hecho o como amenaza, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga posibilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones” (WHO, 2002: 5). –citado de la página 105 de B-L.

Empleado estadísticas del año 2000, el autor afirma que “los homicidios varían de acuerdo al nivel de ingresos de los países y es así que cuando se compara a los países de altos ingresos con los países de ingresos medios o bajos, la tasa de homicidios de estos últimos duplica a la de los primeros” (p. 105). América Latina era la región más violenta en este entonces.

Considero (K.C.) que estas cifras son interesantes ya que en el año 2000 no había comenzado la sangrienta “Primavera Árabe”, así que se puede suponer que hay factores de larga duración, es decir, endémicos, en América Latina que conducen a la violencia. Por un lado, como indica B-L, Argentina, Costa Rica, Chile, Uruguay y Paraguay tenían tasas por debajo del promedio mundial, y por el otro, Colombia, El Salvador, Honduras y Venezuela triplicaban el promedio mundial. Es importante anotar que en aquel entonces Colombia sufría de violencia guerrillera y que El Salvador y Honduras estaban saliendo de cruentas guerras civiles. Además se puede señalar, como hace B-L, a la alta urbanización y la alta pobreza combinadas en estos países como factores contribuyentes los cuales tienen influencia importante en Venezuela.

Según el autor, las condiciones que conducen a la violencia son circunstancias sociales y políticas que pueden ser modificadas. Señala a los cambios introducidas en Cali, Bogotá y  São Paulo que produjeron cambios significativos y que fueron el resultado de intervenciones "en los factores que afectan la legitimidad institucional” (p. 114).
 
*Briceño-León, Roberto (2008). La violencia homicida en América Latina.  Revista América Latina Hoy.  Nú 50, pp 103-116

Por boca de Galileo Perícles Sanaguerre: reflexiones de Ángel Sanabria sobre el 27-F




PANFLETO CONTRA LA CONTRADICCIÓN

(copia al dictado por Galileo Pericles Sanaguerre)

 

Me desperté afiebrado, empapado y con el corazón en la boca. Una pesadilla monótona y gris me había agitado toda la noche. Desde entonces, la escena escueta de un diávolo o genio maligno dictándome interminablemente la sarta de improperios de un “panfleto” –así lo llama- me persigue obsesivamente noche y día.

 Largos fueron los días de insomnio hasta que una mañana, sentado en elautobúscamino del trabajo, en un papel cualquiera garabateé por fin las frases que aquel demonio susurraba sin cesar en mis oídos. Aquello me produjo un cierto alivio, y por un momento abrigué la esperanza de una liberación definitiva.¡El contragolpe fue brutal! La pesadilla renovó sus fueros ensañándose ahora con las correcciones sintácticas y de ortografía, el vocabulario y hasta la caligrafía…

Publico ahora el resultado de aquellasabominables jornadas de escrituracompulsiva: este ridículo “Panfleto…” cuyas ideas repugnan mi sensibilidad y ofenden mi entendimiento. Lo hagoya como un recurso desesperado, con la vaga esperanza de burlar, cual Odiseo, al Cíclope maligno apostado a las puertas de mi lucidez. Dice así:

 

PANFLETO CONTRA LA CONTRADICCIÓN

 Escuálidos comentarios parciales y fragmentarios sobre historia reciente

  La “contradicción del capitalismo” que lo lleva a contener en sí el germen de su propia negación, vale también para los “socialismos reales” –y más si esos reales vienen del petróleo.

  La denuncia marxista de la explotación capitalista(el despojo del plus de trabajo) se le regresa al proletario como “derecho al consumo” –alienándolo aún más a la maquinaria capitalista.

· La revuelta del 27-F está marcada también por una semejante contradicción interna: por un lado, expresión (violentamente sofocada) del agotamiento social de un juego político cada vez más  excluyente; y del otro, reclamo de la masa a “su” derecho al consumo –los saqueos de línea blanca, televisores, computadoras, etc. vistos como patética parodia del primitivo gesto anticapitalista de aquellos obreros que en tiempos de Marx destruían las máquinas de la fábrica.
 
La reivindicación chavista de “lo popular” conlleva también, de un lado, una cara de inclusión social y concientización del pueblo (al menos en su militancia honesta); y del otro, la alienación de lo popular al consumo clientelar de “misiones” y de resentimiento, orientado a su explotación ideológica.Patético avatar de la “plusvalía ideológica”, que LudovicoSilva no llegó a imaginar.

  No se trata de que el “Proceso” sea vacío o inauténtico en su contenido. Por el contrario, su “contenido latente” (para usar una metáfora freudiana) responde a hondas y legítimas aspiraciones populares, que son las que le aportan su capital político y “pulsional”. Pero es su “contenido manifiesto” (sigamos con la metáfora), es decir, el discurso en el que quedan representadas y al cual se alienan esas aspiraciones “latentes”, lo que le imprime la marca de un “consumismo” de nuevo cuño: el “socialismo del siglo XXI” como la primera gran franquicia de la esperanza y del resentimiento de nuestro siglo. ¡Qué ícono tan perfecto el del famoso “Vergatario”, magistral metáfora de esta contradiccióninterna del “proceso”!

            Signos “manifiestos”:
 
→Carácter mediático y extremadamente publicitario del ejercicio de poder.

→Reparto petrolero clientelar: “petrodependencia” de la población hacia el Estado-Gobierno.

→Acentuación del carácter rentista e importador (“consumista”) de nuestra economía.

→Debacle del aparato productivo, devaluaciones recurrentes y restricción de divisas, sistema de corruptelas, etc., todo elloen simbiosis con los mecanismos de --→retaliaciónpolíticay acumulación de poder.

→La “ineficiencia planificada” –al modo de la “obsolescencia planificada”- como marca de un“capitalismo de estado del SXXI”.

          La flor en el ojal: la revolución boliburguesa alcanza la exquisita ironía de demostrar en acto –y en forma retorcida- las clásicas acusaciones del marxismo contra la democracia burguesa y el régimen electoral:

→ “La religión es el opio del pueblo” –convirtiendo al máximo líder en el centro de una “religión laica”.

→“Las elecciones son una farsa para legitimar a los grupos de poder” –apoderándose groseramente del poder electoral y neutralizando la separación de poderes.

→“El Estado es un aparato ideológico al servicio de la clase dominante” –convirtiéndose ellos mismos en la clase dominante que abusa discrecionalmente del aparato estatal.


  Alcanzarán los “poderes creadores del pueblo” a darle la vuelta a esta contradicción?

 Hasta aquí el “Panfleto”.Todo ha sido inútil. Siguen allí el dictado y el dictador, y sigue allí¡ay! el atormentado copista… ¡Sólo falta que se enteren en el PPI!

 Maracay, 28 de febrero de 2013


*El verdadero autor de esto es Ángel Sanabria, conocido psicoanalista.
 
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