No tengo fotos por ahora para ilustrar la desgana administrativa de “Olvidio Los Salias”, sobrenombre que ganó Ovidio Lozada, el alcalde de San Antonio de los Altos, pero reproduzco uno de sus fotos electorales.
Hay que reconocerle ciertos logros en la vida cultural de la zona, pero después de haber dejado su municipalidad casi en ruinas con respecto a la vialidad y otros áreas administrativas, hizo unos gestos de última hora para atraer a algunos votantes en las primarias de la Unidad de la Oposición. Por ejemplo, regaló pelotas al equipo juvenil de baseball dos días antes de los comicios, y una semana antes de la elección trajo máquinas para raspar el muy accidentado pavimento de la calle principal del caserío de El Amarillo.
Pero al perder la contienda, retiró la maquinaria dejando la vía en gran parte con un raspado sin reparaciones e igualmente intransitable. Además, en el pueblo de San Antonio hay un hueco al lado de la plaza que va a terminar cerrando acceso al poblado.
Haber perdido las primarias no corta su lapso de empleado público y no le exonera de seguir gerenciando en la zona –a menos que quiera dimitir y dejar su sueldo a la orden del pueblo. Es un cinismo sin presidentes en San Antonio.