Estoy enfatizado y repitiendo mis comentarios sobre lo que pasó en Charleston porque me parece, si fuéramos sabios en Venezuela, buscaríamos como incorporar la noción de “gracia” en nuestra vida pública. Hay tanto odio aquí, y tantas personas y grupos que aprovechan a los demás para lograr algún beneficio propio.
Los EE.UU. acaba de pasar por un momento de profunda trauma, un instante histórico donde tuvieron que mirarse directamente en el espejo y ver aspectos monstruosos que han negado por siglos. No es que tuvieron una revelación repentina y totalmente sanadora; todavía los Dylann Roof andan por allí mascullando malevolencias amenazadoras. Y todavía muchos de ellos están armados con armas de guerra. Pero si algo saca aquella nación de esta experiencia es que quedó evidente que el enemigo principal está incrustado en su propio seno: es uno de ellos mismos.
Otra cosa que aprendieron: el remedio de este mal no está en más agresión; está más bien en una palabra que está en la boca de todo el mundo, desde los familiares de los muertos hasta el presidente del país: "gracia". Es una cualidad esencial que incluye un amplio círculo de ofrecimiento y generosidad para con los demás.
Ojala en Venezuela miráramos nuestros odios y violencias con un espíritu similar. Ojala que en vez de odiar, despreciar y burlar al otro, fuéramos a tender la mano a todos que quisieran buscar e institucionalizar una nueva convivencia. Miro con tristeza como los políticos se posicionan para obtener el poder; no se trata de esto. Se trata de salvar esta nación de la mezquindad política que hemos sufrido desde hace muchas décadas.