Desafortunadamente pasan los episodios nuevos de la
maravillosa serie de Morgan Freeman sobre el universo cerca a medianoche, y
anoche me quedé dormida frente a ideas fantásticas como un universo en forma de
una pelota de futbol con doce lados, que como un juego infinita de espejos
refleja imágenes de galaxias de un lado a otro en lapsos de billones y billones
de años luz.
Con mi cabeza llena de aquello fui a dormir de verdad
en mi cama.
Y soñé de algo así como el imagen de Frida Kahlo de las
tejedoras del mundo, excepto en este caso fue un señor flaco y chiquito dedicado
a análisis estadísticos que tomaba cifras como las que se guardan sobre las idas
y venidas de los trenes, la demográfica de los nacimientos y muertos, las
ventas en los supermercados y así sucesivamente y los convertía en caleidoscopios
de colores que se derramaban sobre el mundo.
Ya no me queda del sueño sino manchas de color en la
memoria.