lunes, 11 de febrero de 2013

Mensajes emocionales del Fascismo: Wilhelm Reich


Terminé hoy de re-leer La Psicología de masas del Fascismo de Wilhelm Reich. Lo leí originalmente hace muchos años, pero mis inclinaciones  marxistas de aquel entonces, y mi rechazo de sus ideas más locas, como las de los poderes del "orgon" -en otros libros- me impedían ver que el libro tiene aportes interesantes. Sobre todo es sugestivo explorar la emocionalidad del Fascismo como hace el autor, dado que hay sistemas actuales que tienen características similares sin llegar a ser fascistas en el sentido clásico.
Reich emplea algunas páginas en el comienzo del libro para separar las condiciones objetivas de la producción, de las subjetivas: pregunta: ¿cómo fue posible en el Alemania de los años treinta del siglo pasado que las masas depauperadas se pasaran al nacionalismo y no al socialismo? Rechaza las explicaciones tradicionales de chauvinismo, la psicosis colectiva y las consecuencias del tratado de Versalles.

Su concepción de la ideología es casi construccionista:
“Como quiera que una ideología social modifica la estructura psíquica de los hombres, no sólo se reproduce en estos hombres sino que, lo que es más importante, la ideología toma en la forma de ese hombre concretamente modificado, y actúa de modo modificado… [como] una fuera activa, de un poder material” (p. 37).

Observa que no se puede argumentar con un fascista debido a la emocionalidad del mensaje:
“…los discursos nacionalsocialistas de propaganda se caracterizan por hacer hábiles llamadas a los sentimientos de los individuos integrados en la masa y por la renuncia, en la medida de lo posible, a toda argumentación objetiva (p. 55, énfasis de Reich).

La emocionalidad del mensaje fascista se originó en parte en su naturaleza ideológica, pero además fue una táctica porque los nazis sabían que el pueblo no se daría cuenta de la incongruencia entre las comunicaciones. Reich cita a Hitler quien explica que a la vez prometió a los trabajadores que expropiaría los medios de producción, y dio a las capitalistas garantías contra dicha expropiación. Es decir, las comunicaciones eran destinadas a todas las capas sociales y tenían como única meta ganar entusiastas para el partido.
Pero Reich lleva la emocionalidad del mensaje fascista más allá: dice que el Nacionalsocialismo era en su comienzo un movimiento pequeñoburgués y que se modeló en la ideología de este grupo:

”La conciencia social del funcionario no está determinada por el sentimiento de una comunidad de destino con sus colegas, sino por la actitud cara a la autoridad establecida y la ‘nación’” (p. 68).
Y luego: “El padre [autoritario] representa en la familia al Estado autoritario…” (p. 75) donde el honor y el deber sean valores importantes. Pero dicho padre se vuelve pasivo y servil con respecto a todas las personas que tengan la apariencia de jefes. Hitler supo explotar este comportamiento de masas pequeño-burguesas.  Dice Reich que: “No se trata… de ‘disposiciones innatas’, sino de un ejemplo típico de la reproducción de un sistema social autoritario al nivel de la estructura de sus miembros (ibid).

Reich descansa una gran parte de su análisis en la composición patriarcal de la familia alemana de aquel entonces. Desarrolla  un argumento basado en la sexualidad reprimida de la familia que el Fascismo explotó para controlar a toda la población.
Es importante mirar en los movimientos cuasi-fascistas de la actualidad para ver el significado que dan al líder: éste no toma siempre la forma del führer de aquella Alemania; en un matriarcado, por ejemplo, puede asomarse como una figura construida para llenar las necesidades eróticas de los sectores que le apoyarían, que simbolizaría a la vez al padre y al esposo ideales que protege y ampara. Para la mujer aparece como un objeto amoroso y para el hombre, como un ideal de yo (en el sentido freudiano). En una sociedad cuya economía y patrones de crianza se basan en las mujeres, esta representación resultaría  atractiva.

Esta figura puede quedarse como un referente aún cuando el poder haya pasado a sus sucesores.

Referencias:
Wilhelm Reich (1946/2011). La psicología de masas del fascismo. Caracas: la Alcaldía de Caracas y Fundarte.*

*Tanta la impresión como la traducción de mi copia de este libro son pésimas; por esta razón, cuando claramente existen errores que pude corregir aquí, lo hice.
 
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