K. Cronick
La noción de escuela tiene sus raíces en la necesidad de educación formal, es decir, la preparación de la nueva generación para asumir el control de sus vidas. Antiguamente esto significaba también la necesidad de asumir las responsabilidades de mando en las clases pudientes.
En la época de la democracia griega los miembros de la clase alta tenían tutores para sus hijos, pero por las calles andaban personajes como Aristóteles y Sócrates que tenían sus "escuelas" filosóficas para quienes quisieran participar. La noción restringida de ciudadanía ateniense limitaba la participación de la mayoría, y esto excluía a los no-ciudadanos y los esclavos. A veces estas escuelas eran mal vistas por los poderosos, tanto así que condenaron a Sócrates a morir por sus enseñanzas. Decían que "corrompía" a la juventud.
En la edad media, después del imperio romano, el alcance de esta educación rebasaba a los miembros de los cortes reales y llegaba a veces a las clases urbanas pudientes que podrían pagar a los maestros. Había instituciones, como la iglesia, que, además de educar a sus miembros, abrían escuelas seculares. Dice Rojas Esparza (s/f):
En [el periodo del bajo medieval] los laicos tienen prohibido el
acceso a escuelas monacales, detalle que impulso el crecimiento de escuelas
seculares sobretodo en las catedrales u otros centros de culto [….] los hijos
de comerciantes además del latín, también se les enseñaba otras lenguas
vernáculas y contabilidad; además empiezan a surgir escuelas de derecho y de
dictamen, pero la escuela más común durante este periodo es la de gramática, en
cuyo seno se impartían enseñanzas de lógica y retórica.
La invención de la imprenta por Johannes
Gutenberg en el siglo XV no sólo abrió la eventual posibilidad del alcance a la
lectura a sectores siempre más grandes de la población, sino también, demostró un
cierto afán cultural subyacente para mayor alcance a la cultura erudita.
Con la Ilustración se comenzó a hablar
de educación popular. Si la idea de “libertad” implicaba autogobierno, también señalaba
la necesidad de contar con ciudadanos preparados para asumir estas responsabilidades.
El Siglo de las Luces se comenzó a desafiar las limitaciones de dogma y la
autoridad, tanto de los reyes como de la iglesia. Hubo un crecientes interés en
los métodos científicos y la filosofía del autogobierno.
La alfabetización de todos los
ciudadanos llegó a ser un ideal, que, aunque no fuera implementado a nivel
masivo por varios siglos, fue una aspiración digna. Hubo una mayor demanda de
material impreso en sectores siempre más amplios.
Después de 1800, con el inicio del Romanticismo,
hubo una doble intención socio político: primero la educación popular creció
como un valor y un hecho, sobre todo en las nuevas democracias con la idea de la
asistencia obligatoria a la escuela de todos los jóvenes. Esta intención
normalmente aparecía primero entre los ideólogos de la democracia, y afectaba luego
a los demás sectores. Pero además el poder absoluto comenzó a expresarse como un
nacionalismo emergente.
Es de notar que la educación popular
sobrevive en tres instituciones modernas: por una parte, existen las entidades gubernamentales
regidos por los ministerios de educación. Por otra parte, hay escuelas privadas
organizadas por intereses socio-económicos para preparar a los jóvenes para
participar activamente en las actividades de las clases media altas y altas.
Finalmente, hay escuelas manejadas por entidades religiosas. En los tres casos algo
de los ideales de la Ilustración sobrevive. Es muy inusual que las comunidades
populares organicen escuelas para solventar sus propias necesidades.
Además, es importante enfatizar que la
educación popular casi nunca aparece como una meta y un ideal en los gobiernos
tiránicos. Más bien, es frecuente que este tipo de régimen la suprima en cuanto
pueda.
Referencia
Jesus Alejandro Rojas Esparza (s/f).
Educacion cristiana en la epoca medieval. Academia. file:///C:/Users/karen/Downloads/Educacion_cristiana_en_la_epoca_medieval.pdf