a oposición ganó 16% de las gobernaciones. Podría haber sido peor
¿verdad?
Razones que escuché hoy para no votar:
1.
Si se vota
para el perdedor se trata de un voto “perdido”. Esta es la razón más estúpida de todas y sólo personas que
realmente nunca entendieron el significado de la democracia podrían hablar así.
En vez de pensar en el voto como un acto colectivo de imponer la voluntad de la
mayoría -propia e inalienable- consideran
al sufragio como una compra de acciones en un mercado de valores donde una mala
inversión pueda derrochar el patrimonio del comprador.
2. Mi voto
no cuenta. Esta es una ilusión de escala: cada individuo parece empequeñecerse
en la multitud, pero en realidad es como un mapa Google. Al alejarse de un
punto dado, los detalles no se ven pero no dejan de existir. La prueba, siguiendo la metáfora de Google, es que el usuario del Internet que ve la tierra desde el espacio, sigue allí abajo, invisible pero importante. El voto de cada individuo es primordial: sin
los detalles el conjunto sería diferente. Y considerándola estadísticamente, cuando las personas se niegan masivamente como ciudadanos, la democracia muere.
3. No tengo tiempo. Esta es una escusa
válida si uno se encuentra bajo anestesia en una sala de cirugía. Por lo demás
sufragar es un acto tan vital que no hay otras actividades que justifican la ausencia de ningún votante.
4.
No creo en la política. Esta razón
podría tener sus raíces en decepciones pasadas donde el candidato favorito de
un elector se haya perdido. Es, como todas las neurosis, el triste resultado de un
trauma no superado; en realidad la política es esencial: es la
mismísima convivencia al nivel masivo. A pesar de que a veces sentimos que el correr de
los acontecimientos sea caótico y que carezca de sentido, al final y finalmente es por medio
de ella que podamos desfacer los entuertos de nuestra coexistencia.