miércoles, 10 de octubre de 2007
Ghosts / Fantasmas
English
My idling brain began to reflect on ghosts last night. They exist, of course; just ask Juan Rulfo, Gabriel García Márquez or Isabel Allende, all Latin American novelists. I was raised to be a rational, middle-class North American, and was told by my psychiatrist mother how imaginary these figments are, and furthermore that nobody could read my thoughts. My own daughters were raised in this tradition, but I have since discovered that the ethers are heavily populated, not only by those who have died, but also by living people who just happen to be somewhere else for the moment, and even actions (especially hugs and kisses) and things (like a piece of lost jewelry).
Evident ghosts are deceased people that still hang around giving advice and commenting on things. Also, there are far-away folks who have sent a letter or email, or friends and family whose much-younger faces suddenly appear in old, rediscovered photos. These living specters bring with them associations, memories, and a poignant mixture of loneliness and companionship.
My own phantoms are everywhere. My family sits around the dining–room table all week, although they only come on Sundays. Friends who have visited stay on the patio or in their reading chair in the living room for weeks.
But there are more refined ghosts, too. Even CD or radio music can be a conduit for them. There are moments while one is quite alone, in a car or at night working at one’s computer, when abruptly Bach, Vivaldi, Mozart, Schubert or even certain kinds of good jazz, begin to bypass normal reception channels, activating one’s third eye. The composers initiate a conversation that goes from one long-gone brain to a present one. Certainly authors and poets do the same thing.
Español
En un episodio de indolencia anoche comencé a reflejar sobre fantasmas. Existen, por supuesto, sólo hay que preguntar a Juan Rulfo, Gabriel García Márquez o Isabel Allende.
Fui educada para participar en la clase media y racional de la sociedad norteamericana, y me dijo mi madre, una psiquiatra, que los espíritus sólo son quimeras y que, además, nadie puede leer mis pensamientos. Crié a mis propias hijas en la misma tradición, pero ahora he descubierto que los éteres están densamente poblados, no solamente por los muertos, sino también por gente que se encuentra en otra parte por el momento. Inclusive algunas acciones (especialmente los abrazos y los besos) y ciertas cosas (como un añillo perdido) pueden convertirse en fantasmas.
Los espectros más notables son los fallecidos que todavía recorren los sitios donde fueron queridos, dan consejos y comentan los acontecimientos. Pero los vivos pululan como aparecidos amables y bienvenidos también cuando uno recibe una carta o correo electrónico, o emergen de fotos viejas con las caras de su juventud e infancia. Traen consigo asociaciones, memorias, y una mezcla inquietante de la soledad y compañerismo.
Los tengo conmigo todo el tiempo: mi familia sigue reunido en torno a la mesa, aunque solamente visiten los domingos. Amigos que han visitado permanecen en el patio o leyendo en una silla de la sala por semanas.
Pero hay fantasmas formales, también. Un CD o la radio puede ser un conducto para ellas. Hay momentos mientras una está sola, en un carro o frente a la computadora de noche, cuando precipitadamente Bach, Vivaldi, Mozart, Schubert -o ciertas clases de buen jazz- franquean las barreras normales de la recepción de mensajes, y activan el tercer ojo. Los compositores inician una conversación que va directamente del cerebro del músico al mío. Indisputablemente ciertos autores y los poetas son capaces de hacer lo mismo.
Reference / Referencias
1. Image / Imagen: The third Eye: http://www.crystalinks.com/eye.html
2. Image / Imagen: The Third Eye: http://www.obabika.com/ThirdEye.htm
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