Fuente de la calavera de Ricardo III
¡Han encontrado los huesos de Ricardo III de Inglaterra! Estaban ignominiosamente escondidos por siglos debajo de lo que hoy en día es un estacionamiento en Greyfriars, Leicester. Fiel a la leyenda hay evidencia moderna que sí sufrió de una importante deformidad debido a escoliosis en su columna vertebral. ¡Tomás Moro y William Shakespeare tenían razón en esto!
A mí personalmente esta noticia activa todas mis fantasías literarias e históricas, porque desde mi juventud el Ricardo de Shakespeare me ha fascinado.
De lo que he leído aparte de la obra del poeta, su hermano Edward IV siempre apoyaba a Ricardo quien por esta razón logró poder y fortuna en el norte de Inglaterra y fue querido por sus sujetos allí.
Para entender al hombre hay que mirar a lo que fue el niño. Los tiempos eran inestables: el niño Ricardo tuvo que mudarse tras las muertes de su padre y hermano, y esconderse otras veces fuera del país debido al miedo de quienes podrían asesinarlo; además todavía de adolescente ya había participado activamente en dos guerras entre pretendientes al trono. Es decir, su niñez no fue de estabilidad y amor: el joven era lo que hoy en día llamaríamos un niño-soldado.
Aunque no haya razón para creer -como nos contó Shakespeare- que tuvo que ver con la ejecución de su hermano Jorge, Duque de Clarence, para quedarse con el trono tras el deceso del rey, Ricardo sí fue un usurpador: maniobró para que se declararan herederos ilegítimos a sus jóvenes sobrinos quienes tenían derechos legítimos al trono. Hay, además, razones de peso para creer que finalmente les hizo asesinar --o que les encarceló secretamente y de por vida. Eran los famosos “príncipes del Torre de Londres”.
Es difícil considerar esta figura histórica sin dejar al lado los prejuicios que Shakespeare nos ha transmitido. La obra es el retrato de un psicópata –si me permiten emplear un sustantivo moderno. La representación teatral no permite ubicar Ricardo como hombre que una vez existió como ser humano, y que ocupó un lugar en el entorno de las casas nobles de aquel entonces que iban a la guerra y cometían crímenes para promover la coronación de uno de sus miembros. En Inglaterra la Guerra de las Rosas, en que participó Ricardo de niño, era un ejemplo de estas barbaridades.
Referencia:
Foto de la calavera de Ricardo III: http://news.nationalgeographic.com/news/2013/13/130204-king-richard-iii-skeleton-bones-science-archeology-world/
lunes, 4 de febrero de 2013
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