La serie de “La Corona Hueca” (“The Hollow Crown”) de la BBC, presentada por el canal de televisión Film&Arts sólo puede calificarse de estupenda; son selecciones tomadas de tres obras shakespeareanas dirigidas por Domink Cooke del Royal Court Theatre. He visto cada repetición de cada episodio por lo menos tres veces.
Sin embargo la escena en la taberna del Boar's-Head donde termina la la versión de la BBC de primera parte de Henry IV me dejó algo decepcionada. Es la historia de este rey, su hijo Hal y el bribón John Falstaff -cuya compañía Hal prefiere sobre la de los personajes más sombríos de la corte.
Mi problema con esta última presentación, es que la escena en la taberna sea tan escabrosa: uno tiene que preguntarse por qué Hal pasa allí su tiempo. ¿Por qué busca tanto a Falstaff? ¿Es sólo por una rebeldía adolescente? ¿O es que Falstaff le ofrece algo verdadero al joven príncipe que su padre no puede? Tenemos que recordar que el rey sea a fin de cuentas un usurpador y siente mucha culpa por esto. Este sentimiento tiene que afectar la relación que tiene con su hijo.
Son preguntas claves que tienen que ver con el carácter de Hal; sin entender su relación con Falstaff no se puede entender qué pasa luego cuando Hal finalmente asume su destino y su rango.
Creo que la respuesta está en el brutal teatro-dentro-de-la obra cuando Falstaff y Hal se divierten, tomando turnos para jugar una interpretación de cómo el rey va a castigar a su hijo que considera un vagabundo; Hal y Falstaff se insultan mutuamente en juego pero de repente se vuelvan terriblemente serios; Falstaff se da cuenta del peligro, dice: “al alejar al gordo Jack, alejarás a todo lo que vale en el mundo.” Y Hal, de repente ocupando su identidad real como el Príncipe de Gales contesta: “Lo hago y lo haré.”
Es un punto clave en la toda la obra, pero no tiene sentido si antes Falstaff no ha sido para Hal una fuente de cariño, apoyo y libertad.
La puesta en escena en la taberna en esta versión carece del cariño que creo que Hal ha venido buscando. Entonces, al renegar a Falstaff, no hay un cambio significativo; no sentimos la pérdida que ambos deben sufrir con la súbita madurez de Hal al sentarse sobre el imaginario trono de su padre.