Instituto de Psicología
Universidad Central de Venezuela
Ilustraré el tema de la respuesta militar frente a los problemas sociales con un ejemplo. Afganistán ha sido un blanco de invasiones extranjeras en múltiples ocasiones. Desde antes de la era cristiana hubo intentos de conquistar el territorio: tanto Darius de Babilonia como Alejandro Magno se adueñaron del territorio. Luego formó parte de imperios como él de Genghis Khan en siglo XIII. Durante el siglo XIX los británicos intentaron anexarlo. Cuando los soviéticos lo invadieron al final del 1979, supuestamente para apoyar al gobierno comunista de este entonces, el país se convirtió en una pieza más de las turbulentas relaciones internacionales de la guerra fría: Pakistán y los Estados Unidos entre otros comenzaron a abastecer a los insurrectos muyahidines para ayudarlos en sus enfrentamientos con los soviéticos: poco a poco iba aumentando la ayuda directa de los estadounidense a estos grupos que se oponían a los soviéticos hasta que en 1988:
“la cifra [de las subvenciones estadounidenses
en armas] se disparó por diez y luego por
veinte, llegando a 650 millones de dólares en 1988 [….] La guerra civil de
1992-1996 entre [los] señores de la guerra agotó al país, que en general vio
con agrado la aparición fulgurante de los «estudiantes» islámicos, talibán de
origen pastún (tribu Durrani, hasta entonces poco notoria en la guerra,
concentrada en crear madrasas o escuelas islámicas en campos de refugiados en
Pakistán). El resto es bien conocido… el 11 de septiembre, se produjo el
atentado de las Torres Gemelas y del Pentágono, que llevó a la invasión EEUU de
Afganistán, cuyas consecuencias todavía colean. Los talibanes fueron
inicialmente derrotados, pero luego la situación se enquistó. Bin Laden fue
eliminado en Pakistán por EEUU en mayo de 2011, pero Al Qaeda subsiste, aunque
debilitada, y hoy los talibanes se han vuelto a hacer con el control total de
Afganistán” (Quesado Sanz, 1/9/2021).
Esta revisión histórica es importante
para entender la actualidad del país porque los estadounidenses proponían
reformarlo políticamente, además de conquistarla. Fueron 20 años de lo que
llaman "guerra" en que las fuerzas norteamericanas se ocupaban de la
contención de insurgentes talibanes que amenazaban el gobierno civil de Kabul,
y entrenaban a las tropas supuestamente leales al liderazgo democrático de la
nación.
Los invasores no han podido asegurar
un país viable en este tiempo. Las misiones militares generalmente no incluyen
la cimentación de un país según la voluntad de su gente y su cultura; sobre todo su proyecto supone la identificación de “enemigos” que hay que destruir.
También a veces contempla la "construcción de Estados viables" (nación
building) que es una estrategia cuasi-militar en que una vez que las fuerzas de
ocupación hayan controlado toda oposición a sus proyectos de cambio, entonces “construyen”
las instituciones estatales que ellas consideran necesarias, sin consultar a la
población local. Cualquier disidencia es neutralizada.
La estrategia que incluye el cambio
social como un proceso de dominación cultural sólo puede terminar en la
colonialización o en la construcción de un imperio en el estilo de Alejandro
Magno o de Genghis Khan. Acemoglu
(20/8/21) observa que, para ser exitoso, la centralización de poder bajo
las instituciones del Estado requiere el permiso y la colaboración de las
personas que se someterán a él. Las instituciones deben fundar su legitimad en el
apoyo popular. En el caso de Afganistán, las fuerzas de ocupación deberían
haber oído a las personas que se oponían al gobierno Hamid Karzai, el
presidente elegido. Había muchas fuentes
de descontento, por ejemplo, el gobierno de Karzai era corrupto, y cualquier
trámite o actividad comercial requería pagos adicionales para los funcionarios
y quienes facilitaban los negocios, y esta inseguridad irritaba a la población.
El apoyo que tenía el gobierno de Karzai se limitaba al capital, Kabul, y en
las provincias la pobreza y el descontento eran motivos de desconfianza. Aumentaba
el atractivo de los combatientes pertenecientes al Talibán. De hecho, al salir
las fuerzas estadounidenses y europeas del país, no hubo resistencia a su rápida
toma de poder en Kabul.
Al final queda claro que soluciones
sociales que se basan en el control militar no funcionan a largo plazo. Se
requieren acuerdos entre los diferentes sectores de la población [1]
sobre el tipo de gobierno que quieren y la sociedad compartida que desean
construir.
[1] “El mosaico étnico y lingüístico es muy
complejo. Destacan grupos pastunes (sureste y este) que suponen más del 40% de
la población, tayikos, uzbekos, turcomanos (norte), hazara (centro), baluchis
(suroeste), etc. con una larga tradición de desconfianza y enfrentamientos
entre ellos (especialmente entre pastunes y tayikos), pero también de unión
temporal secular contra cualquier enemigo exterior, fuera este macedonio,
persa, sij, británico o soviético” (Quesado Sanz, 1/9/2021).
Referencias:
Acemoglu, Daron (20/8/21). Why nation
building failed in Afghanistan. Project Syndicate. Disponible en:
https://www.project-syndicate.org/commentary/afghanistan-top-down-state-building-failed-again-by-daron-acemoglu-2021-08
Aristótoles (Siglo IV a. C. /31-10-2017) Política. Disponible en:
https://www.textos.info/aristoteles/politica/descargar-pdf
Quesado Sanz, Fernando (1/9/2021). La invasión soviética de Afganistán y el
ascenso de los talibanes. Universidad Autónoma de Madrid. Disponible en: https://www.despertaferro-ediciones.com/2021/afganistan-historia-invasion-derrota-sovietica-ascenso-talibanes/