Fuente de la foto
Me he expresado antes sobre la necesidad urgente -- en estos
días de incer-tidumbre política en Venezuela-- de verificar los rumores antes de
publicarlos, y esto va por ambos lados en la confrontación. Contra lo
malintencionado sólo se puede ejercer la suspicacia permanente. Pero también
hay rumores cándidos o “inocentes” (inclusive acompañados por fotos que pueden
inducir a errores interpretativos) y éstos requieren los esfuerzos activos y
conscientes del lector para desmentirlas.
Por FaceBook conversé ayer con una persona que había conocido
hace algunos años como una estudiante de maestría en la Universidad Central.
Era buena estudiante, alguien con mucha sensibilidad social, una mujer que
brota amor en todas sus expresiones y cuyas acciones siempre tienen como fuente
el deseo de ayudar y de “estar allí” para los demás. En este momento, sin
embargo, estaba indignada por lo que había leído sobre un incendio en un CDI supuestamente provocado
por la Oposición (1), y con razón expresaba su cólera. Llegó al punto de exigir
que ningún opositor político osara contestar su “estado” electrónico, pero yo, sí,
le contesté, no dirigiéndome a su rabia sino a la capacidad de cariño que
conocía en ella –y me respondió inmediatamente desde aquel afecto que antes nos
unía.
En aquel momento no quise desmentir la razón de su
indignación, pero: ¡el incendio nunca ocurrió! Tenemos esta clarificación
debido a una publicación en línea, La Patilla(2) Sin embargo el rumor salió a la calle donde sigue, como un
zombi de película, encolerizando a mucha gente.
Esta experiencia me motiva a reflexionar sobre las gríngolas
ideológicas que nos están haciendo mucho daño. Un psicólogo social de los años
50 del siglo pasado llamado León Festinger (3) desarrolló un concepto que
describe este fenómeno: se llama disonancia cognitiva. La idea básica es que es
doloroso mantener dos pensamientos inconsistentes;
produce ansia y intentamos reducir esta
disonancia por dos vías: 1) rechazamos como falsa a una de las opciones y 2) evitamos
más información que puede poner en duda nuestra decisión por la opción
elegida. Una vez dicha, este principio
se hace evidente, aun trivial, pero haberlo anunciado como una característica
de nuestra actividad cognitiva y declararla como un rasgo generalizado al ser
humano, fue un momento significativo en
la psicología.
Es necesario aprender a tolerar disonancia; los científicos
tienen que hacerlo como un requisito para ejercer sus profesiones porque tienen
que buscar evidencia (en este casos, datos) para aceptar o refutar sus teorías.
Los que trabajan con la estadística expresan sus verdades en porcentajes, por
ejemplo dicen que algo es cierto sólo dentro de un rango de <.01 según el
método empleado. Y nosotros, miembros de la comunidad social y política que
formula y defienda diversas opiniones debemos acompañar todas nuestras
declaraciones con dudas y la posibilidad de que estemos en error.
Las lealtades ideológicas son esquemas que hemos aprendido
para abreviar nuestra búsqueda de la razón, y son útiles porque no podemos
comenzar desde cero cada vez que tenemos una nueva noticia: es necesario poner
cada nuevo mensaje en un contexto para que tenga sentido. Pero hay que huir de
la resolución dogmática de la disonancia cognitiva.
Referencias:
1.
Una publicación que anuncia el incendio de el
CDI: http://www.noticias24.com/venezuela/noticia/162927/opositores-desatan-ola-de-violencia-4-muertos-ataques-a-cdi-y-casa-del-psuv-y-acoso-a-chavistas-en-sus-casas/
2.
Una publicación que desmiente el incendio en el
CDI: http://www.lapatilla.com/site/2013/04/17/los-intactos-cdi-de-palo-verde-y-guarenas-si-hay-humo-es-en-forma-de-cortina-fotos/