Oigo en estos momentos a la opera Don Giovanni de Mozart: es un simple “morality play” pero al mismo tiempo un compendio de las formas posibles que toma el amor entre un hombre y una mujer.
Los únicos espontáneos son los dos campesinos Masseto y Zerlina, y la escena donde ella le ofrece a Masseto un “bálsamo” para sus heridas es puro eroticismo (“¿Quieres saber dónde lo tengo…?”) Otro momento similar es el canto que hace Giovanni a la mujer escondida en el piso de arriba: se trata sólo una seducción más para él pero creo que cualquier mujer abriría las celosías para lanzarle besos tras semejante invitación.
Las otras parejas forman un manual de lo neurótico: a) Doña Elvira que le perdone todo a Giovanni y siempre regresa, b) Doña Ana que huye del amor que le ofrece Don Ottavio (¿será que Giovanni la violó?), c) Don Ottavio que le espera con paciente pasividad (“De su paz depende la mía, lo que a ella complace me devuelve la vida, lo que a ella disgusta muerte me da…”) y así sucesivamente.
Bueno ya es pasada medianoche y Giovanni se ha ido al infierno con El Comendador. Hora de dormir.