En lo que sigue cuento algo de la experiencia del miércoles antepasado en la Sala de Usos Múltiples del Postgrado en Psicología Social de la UCV. Se trata de la primera reunión de un seminario sobre esfuerzos de ciertos ONG y grupos particulares para contribuir a la paz y al bienestar en Venezuela.
En la reunión del seminario “Soluciones Sociales” de ayer, 01/11/17,
asistieron personas de variadas organizaciones. Fue un encuentro muy emotivo en
que representantes de dos grupos describieron sus proyectos, y mientras
hablaban, de manera bastante informal, intervinimos todos los demás con
preguntas y comentarios. Pudimos reflexionar sobre lo que significa para un
adolescente "escoger la vida" por medio de un equipo deportivo, sobre
la otra y tristísima alternativa: optar por una muerte casi segura entre los
delincuentes en las bandas.
Los dos grupos
invitados eran:
a) La ONG Pasión Petare, que se dedica a organizar equipos
de futbol en la zona de Petare para niños y adolescentes.
b) El Proyecto Alcatraz, que recupera los miembros de las
bandas delictivas en la zona de El Consejo del Estado Aragua; uno de sus
estrategias principales es el rugby.
Pasión Petare
Pasión Petare (PP) es una ONG conducida por tres mujeres y un
hombre. Asombrosamente este pequeño equipo ha logrado organizar 3.500 niños en
equipos de futbol en variados sectores del Municipio Sucre. Se originaron como
parte de un proyecto de la alcaldía (Alcalde Carlos Eduardo Ocariz), pero
luego, bajo la dirección de Soñia Pérez, se independizaron para poder continuar
con el trabajo más allá de los cambios políticos en la municipalidad. Ahora mantienen
una postura de neutralidad política. La
alcaldía de este entonces construyó
múltiples canchas deportivas, y paralelamente la ONG PP desde el 2011 ha
conseguido financiamiento de modo independiente para dotar uniformes y
materiales deportivos a 18 equipos de niños en la zona. Preparan a
entrenadores, forman líderes comunitarios, organizan torneos y mantienen un
plan vacacional con actividades especiales como teatro, videos y un plan de
alimentación.
Importante en estas actividades es el trabajo con valores
como la tolerancia, la empatía y el “no imponer”. Los muchachos, al crecer, se conviertan
muchas veces ellos mismos en entrenadores,
que desempeñan con frecuencia una figura paterna en una zona donde el padre
biológico a menudo está ausente. Los
equipos de fútbol se fungen como familias extendidas en que el uniforme que
llevan se convierte en una fuente importante de identificación.
Su entorno es difícil. Para casi todos los niños algún
familiar ha muerto víctima de la violencia urbana. Ocurre que las madres de los
niños y niñas participantes están muchas veces agobiadas económicamente y por
sus responsabilidades, y los niños “se independizan” a los 12 años. Las madres
no pueden supervisarlos, y existe el peligro de que se asocien con bandas o que
confrontan otros peligros como el consumo de sustancias ilícitas. En este
ambiente, sucede que algunos adultos vean al deporte sólo como “un pasatiempo”
sin importancia, e inclusive, el dinero necesario para el transporte a las prácticas
escasea. A pesar de estas dificultades, el proyecto prospera, y los niños y
niñas tienen esta importante oportunidad
de apoyo afectivo, moral y educativo.
El Proyecto Alcatraz
La historia del Proyecto Alcatraz es tan interesante como lo
es un paseo por sus grandes logros. Surgió en 2003 cuando tres jóvenes robaron
a un inspector de seguridad de la Hacienda Santa Teresa. Fueron arrestados pero
se les ofrecieron dos alternativas: la primera opción fue devolver lo robado y
trabajar durante tres meses en la Hacienda para reponer los daños, sin recibir
nada de sueldo. La segunda fue ir a la cárcel. Los tres decidieron por la
primera opción, y –esto es parte del
milagro del Proyecto Alcatraz- pidieron que sus compañeros de banda también pudiesen
hacer lo mismo.
Luego, una segunda banda, rival de la primera, fue
incorporada también. Al principio se trabajó con las dos bandas por separado,
pero después de unas semanas se decidió confrontarlos para que pudieran
resolver sus diferencias. Los ubicaron a todos en un cuarto pequeño para conseguir
dos metas: primero, ir perdiendo el miedo, y segundo, organizarse en equipos de
rugby. Al final del primer juego “problematizaron” el encuentro. En un video
que trajeron los representantes del proyecto se puede apreciar a Sr. Alberto
Vollmer en un proceso de careo fascinante: él pregunta*:
-¿A cuántos de Uds. le salieron sangre en este juego? Varios
muchachos, con algo de inseguridad, levantaron la mano. Sigue el Sr. Vollmer: -Mira,
esto no importa, ha sido un juego. No pasa nada. Es parte del deporte.
En juegos de equipos, con reglas para los encuentros,
límites y una cultura de caballerosidad, pierden la necesidad de venganzas.
Esta es la lección que el Sr. Vollmer, y luego, todo el equipo del Proyecto
Alcatraz, han ofrecido a estos jóvenes. Ahora se han incorporado más de 200
chicos al proyecto.
Los deportes, según Nelson Mandela, constituyen una de las herramientas
más poderosas para la transformación social y personal. En las palabras del
Proyecto, inculca “valores de respeto, disciplina, trabajo en equipo, espíritu
deportivo y humildad, tan fundamentales para el deporte como para la vida
misma.”**
Al principio, uno de los peores enemigos del proyecto fue la
misma policía. Pero viendo el potencial de transformación que traía, con el
tiempo se aliaron con las mismas metas. Como resultado se ha visto reducida la
taza de delitos en 90%. Como señalaron
los participantes en el seminario, en la vida de las bandas delictivas, lo
normal es que después de los 25 años de edad, los muchachos estén o muertos, o
severamente lesionados o encarcelados. Uno de los jóvenes en el video dice: “He
asesinado más de diez personas. Estaba dispuesto a morir.” Los que están solicitados por la ley tienen
que entregarse y pagar su pena. Luego se elabora un proceso de perdón, tanto de
parte de la comunidad como por sí mismos. Como dijo un graduado del proyecto,
Jesús, -“La etiqueta del delincuente pesa.”
En los equipos de rugby, y con el trabajo honesto, se elige
la vida, no la muerte. Diez bandas han sido desarticuladas, y se ha trabajado
en algunas cárceles, también organizando equipos de rugby, irónicamente entran
en estos lugares con el “permiso de los pranes”, los criminales que las
controlan. Alguien el equipo remarcó: “Hay que estar abierto” y trabajar con
quien sea que pueda ayudar a traer paz a la comunidad.
Conclusiones:
Todos los muchachos tienen el derecho a una formación sana.
En lugares donde se les niega la posibilidad de una adecuada formación, el
deporte es una vía poderosa para la socialización. Las bandas dependen de la
creación de valores como la necesidad de vengarse, el permiso de atropellar al
otro para conseguir lo que se quiere y la falta total de contención. La oferta
de la banda es la muerte, a cambio de una breve experiencia de pertinencia. En
cambio el deporte ofrece la vida.
La experiencia de los dos grupos de invitados de hoy demuestra
que la re-socialización es posible, y que el deporte es una estrategia eficaz
para lograrla.
1. El deporte permite la expresión de la agresión,
pero bajo condiciones controladas por las reglas del juego y gobernadas por
límites éticos.
2. Una parte de los límites éticos es la cultura
del “caballero” o mutualidad en el caso de las mujeres, que propone que los
juegos sean “limpios” y lo que se pone a prueba son las destrezas, la
preparación y el conocimiento del juego, y no la personalidad de cada jugador.
3. La importancia de la práctica y la preparación
es primordial. No hay vías fáciles hacia la victoria.
4. Es importante respetar la autoridad del árbitro.
Se aprende a reconocer las propias equivocaciones levantando la mano al oír el
pito de éste. Fuera del campo se aprende a decir “lo hice yo” cuando haga falta,
y reparar los daños si se puede.
5. Se aprende a ver al otro, inclusive a los del
otro equipo, como seres con necesidades y aspiraciones. Es Importante sentir empatía
hacia el otro. Dar la mano al contrincante es un símbolo que se repite de
muchas otras maneras en otras situaciones. Una parte esencial de esta formación
es poder ayudar al otro, darse cuenta de sus necesidades, dolores y también sus
alegrías.
6. Se aceptan las derrotas como experiencias de
aprendizaje.
7. Ganar un juego, o simplemente desempeñarse con habilidad
y maestría en el campo de juego, es motivo de legítimo orgullo y satisfacción y
aun euforia, y merece ser celebrado.
*Cita reconstruida.
** La Página web del proyecto, disponible en: http://www.fundacionsantateresa.org/web/fundacion.php