Karen Cronick
La “conquista del Oeste”, que tuvo lugar en el Siglo XIX en
los Estados Unidos, fue un complejo acontecimiento histórico, marcado por tres
tendencias incoherentes. Por un lado, al final del siglo XVIII el país acaba de
asumir los valores de la Ilustración (libertad, gobierno por ley basada en una
constitución y tolerancia). Por otro, todavía existían dos situaciones atroces:
era legal vender y comprar esclavos humanos[1],
y el ejército del país llevaba a cabo la sistemática masacre de las tribus
indígenas de su territorio.
En este capítulo reflexionaremos sobre el primero, es decir
la adopción de un sistema constitucional basado en los valores de la
Ilustración.
La Ilustración
La Ilustración fue un acontecimiento histórico, filosófico y
literario; en el Siglo XVII pensadores de varios países europeos, especialmente
Francia e Inglaterra, comenzaron a cuestionar las estructuras tradicionales de
poder. Los valores principales de este movimiento eran “la razón”, un gobierno
basado en la ley y “la libertad”, que motivaron a sus participantes a reflexionar
sobre la naturaleza del mundo físico y el pensamiento y de los gobiernos
ideales. En estos esfuerzos no empleaban ni la inspiración religiosa ni la
adhesión a un príncipe o un gobierno, sino métodos razonados de reflexión e
investigación. Tuvieron gran resonancia, aun entre algunos déspotas
“ilustrados” de Europa, como Federico II (de Prusia), Pedro I (de Rusia), Catherine
II (de Rusia), María Theresa (archiduquesa de Austria y reina de Hungría y
Bohemia), y Joseph II (Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico).
La Ilustración nació como una respuesta a muchos siglos de absolutismo.
Desde épocas atrás la intolerancia había sido un instrumento usado por los
poderosos para mantener el dominio. En el Imperio Romano se sabía de las
ventajas políticas de un solo culto y las nuevas religiones eran combatidas con
saña. Cuando en el año 380 el emperador romano Teodosio I declaró, en el Edicto
de Tesalónica, que el cristianismo niceno era la religión oficial del Imperio, no
dio comienzo a la moralidad cristiana de amor; sólo inició una nueva era de
control con un nuevo culto. Con el tiempo esta iglesia fue conocida como la del
catolicismo.
La emergencia del protestantismo siglos más tarde también
tuvo motivos políticos -además del evidente cuestionamiento por razones de
conciencia-. Si la tolerancia religiosa fue uno de los pilares del pensamiento
de la Ilustración, al principio la aceptación de religiones distintas a la
iglesia de Roma no era una postura ética; sus razones históricas surgían de la conveniencia
política. En Inglaterra el anglicanismo nació de un desafío que hizo el rey
Enrique VIII al poder de la iglesia romana. En Francia la aceptación de los hugonotes
fue traumática, e incluyó tanto la masacre de “la noche de San Bartolomé”, como
las guerras de religión francesas. La tercera de estas guerras terminó con el
tratado de paz de Saint-Germain, con la idea de lograr convivencia entre las
sectas. Este esfuerzo no logró su objetivo, y finalmente, con el ascenso de
Enrique IV al trono francés, (este rey que antes era el hugonote Enrique III),
logró el decreto del Edicto de Nantes (1598) que reconoció el catolicismo
como la religión del Estado, y también promovió una inestable reconciliación con
los hugonotes. Esta medida tampoco produjo paz porque luego, el mismo rey Enrique
fue asesinado por un fanático católico.
Los cambios eran lentos. Los pensadores de la Ilustración
nacieron de las aberturas que había dado el Renacimiento en donde artistas se
atrevieron admirar al “hombre” como objeto estético, más que condenarlo por
haber nacido del pecado medieval, y los diseños de Leonardo da Vinci abrieron
algunas posibilidades de eficiencia (sobre todo militar).
Para el siglo XVIII había mayor bienestar económico en
Europa, en parte debido al colonialismo, con la llegada de nuevas riquezas y
productos alimenticios como la papa. Aunque
las hostilidades intestinas entre reyes seguían, los esfuerzos militares de los
gobiernos europeos se diluían algo debido a sus combates en ultramar. Además, la
revolución industrial estaba iniciándose con inventos como la máquina a vapor,
y la siembra mecánica inventada por Jethro Tull. Todavía los europeos eran los sujetos
de reyes déspotas, pero la ciencia, que era tan útil para el desarrollo de
nuevas tecnologías, cedía algo de su método de la duda sistemática a la
filosofía.
La tolerancia
Se comenzaba a extender la idea de tolerancia a la coexistencia
de ideas políticas distintas, e imaginar que estas diferencias podrían
reconciliarse por medio de debates, y no por el ejercicio represor del poder real.
Las garantías de los derechos civiles tienen varias fuentes
históricas. Puede trazarse a la Magna Carta inglesa [2] en que los nobles de la corte exigieron al Rey Juan límites al poder
absoluto. Luego en el acto de Habeas Corpus en 1679, y luego, en la Petición de
Derecho en 1689, las bases legales que tenían los ciudadanos ingleses se comenzaron
a establecer. Estos hitos históricos influyeron en las aspiraciones libertarias
de las colonias americanas de Inglaterra.
La influencia primordial para los cambios políticos del
siglo XVIII -que incluyeron la guerra de independencia estadounidense y la
revolución francesa-, fue siempre la Ilustración. René Descartes (1596-1650),
Francis Bacon (1561-1626), Immanuel Kant (1724-1804), John Locke (1632-1704) y
Voltaire (1694-1778) fueron algunos de los escritores más prominentes. Ideas
como la tolerancia, igualdad, el gobierno constitucional y la separación
Iglesia-Estado fueron temas ampliamente debatidos en Europa en estos tiempos.
La tolerancia era uno de los valores primordiales. Dice
Pedro Bravo Gala en su libro referido a “La Carta de la Tolerancia” de
John Locke:
“… si el Segundo Ensayo sobre
el Gobierno Civil asestó un duro golpe al despotismo absolutista, la Carta
sobre la Tolerancia significó la condena definitiva, en el plano teórico, de la
intolerancia. …. La consagración de la libertad religiosa y de conciencia como
un derecho político, han estado ligadas históricamente al proceso de
constitución del Estado democrático liberal…. (p 10).
El mismo John Locke (1690/2018), en Cartas de la Tolerancia,
dijo:
“El Estado es, a mi parecer,
una sociedad de hombres constituida únicamente para preservar y promocionar sus
bienes civiles. Lo que llamo bienes civiles son la vida, la libertad, la salud
corporal, el estar libres de dolor…” (p. 14)
No ha sido fácil llevar la tolerancia a la práctica. Todavía
en el Siglo XXI es necesario un tribunal internacional en La Haya para tratar
los casos de las violaciones de los Derechos Humanos. Si la independencia y la
idea de gobierno constitucional en los Estados Unidos fue incompatible con las
prácticas de la esclavitud y la masacre de los indoamericanos, de la Revolución
Francesa también salieron ideologías y prácticas incompatibilidades: la “Declaración
de los derechos del hombre y del ciudadano” de 1798 se acompañó algunos
años más tarde por la guillotina. Ambos son símbolos de un movimiento, y aunque
la segunda, como un instrumento para acabar con quienes se oponen al poder, no
es nuevo.
La Declaración de los Derechos del Hombre de Francia ha sido
un modelo para múltiples declaraciones nacionales e internacionales, incluyendo
la “Declaración de los derechos Humanos” aprobada por las Naciones Unidas en
1948.
La Tradición estadounidense
En el Siglo XVIII Thomas Jefferson empleó estas ideas, cuando
inició el prólogo de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de
Inglaterra con estas palabras: “Todos los hombres son creados iguales…” La
tradición anglo-americana de garantías legales y estipulaciones
constitucionales tuvo luego resonancia en la Revolución francesa: “Liberté, Égalité, Fraternité”, era una
proclamación de sus objetivos primordiales. La idea de la democracia
estadounidense juntó dos ideas. La primera, tenía que ver con la noción de
garantías individuales, basadas en la constitución y actos legales. La otra
provenía de la idea de la Ilustración que la razón debería ser la guía del
proceder humano.
Es interesante revisar la vida de George Washington; es una
figura histórica de gran relevancia, tanto por sus creencias como por sus
contradicciones. No era un intelectual y no escribía sobre los temas de la
Ilustración como hacia Thomas Jefferson, aunque algo del vocabulario de este
movimiento aparecía en sus discursos. Sus opiniones y motivaciones obedecían a
una profunda ética humanista y sus propias observaciones sobre la sociedad y la
vida. En su primer discurso inaugural al asumir la presidencia en 1789, pidió
la bendición de Dios para: “…consagrar las libertades y la felicidad de los
ciudadanos de los Estados Unidos, [bajo] un gobierno instituido por ellos
mismos…” y pidió que: “el fundamento de nuestra política nacional
siguiera los principios puros e inmutables de la moralidad privada, y la preeminencia
de un gobierno libre….” (Navrachna
University, s/f). Washington creía en las libertades individuales, un fuerte
gobierno central compuesto por delegados elegidos por los ciudadanos y dedicado
a la preservación de estas libertades y la separación de la iglesia y el
Estado. Después de su victoria militar rechazó una oferta para convertirse en
el rey del país, y al final de la Guerra de Independencia, regresó a sus
actividades agrícolas, como hizo el romano Lucius Quinctius Cincinnatus en el
año 458 aC.
Washington nació en 1732 y murió en 1799 en Mount Vernon.
Creció en un ambiente de riqueza personal asentada en la agricultura, y tanto
sus padres como él mismo cuando creció, eran dueños de tierras extensas y poseían
esclavos para atenderlas. Al crecer se
dedicó a una vida de campo, a la vida militar, y luego a la política de la
nueva nación americana.
A pesar de su oposición a la institución de la esclavitud,
no pudo prescindir de ella dada la extensión de sus propiedades. Se le puede
criticar, ya que podría haber vivido de manera más modesta, pero prefirió
quedarse en un rango de poder e influencia. Dijo: "Este tipo de tráfico
está en oposición a mis principios” (Graff y Nevins, 19-2-2024). Pero al fin trató tanto a sus esclavos como a
sus aparceros con dignidad, atendiendo sus necesidades de alimento, ropa e
incluso, tenía un médico para atender sus necesidades de salud. No quiso vender
a sus esclavos para no separar a las familias, y a su muerte ordenó que todos
fuesen liberados después de la muerte de su esposa, Martha Dandridge de
Washington.
Sus primeras experiencias militares se relacionaban con
confrontaciones con los franceses en Ohio y Pennsylvania. En este entonces era
un oficial del ejército británico.
Su participación en la independencia comenzó con
comunicaciones enviadas con Patrick Henry y George Mason protestando los
impuestos británicos en 1768. Al principio apoyaba soluciones pacíficas. En el año 1774 participó en el Congreso
Continental que consideraba la posibilidad de exigir, por vías militares, mayor
respeto de parte de Inglaterra, y todavía él no hablaba de independencia. Dijo
entonces: "Levantaré mil hombres, pagaré su sustento a costo mío, y
marcharé con ellos para el alivio de Boston" (Graff
y Nevins, 19-2-2024). Defendía "aquellos derechos y
privilegios que son esenciales para la felicidad de cada Estado libre, y sin
los cuales la vida, la libertad y la propiedad se vuelvan inseguras” (Graff
y Nevins, 19-2-2024).
Comenzó a entrenar voluntarios en Virginia. Ya para 1775 el
ejército era revolucionario. Se firmó la Declaración de Independencia en 1776.
El liderazgo de Washington tuvo dificultades, y él y sus hombres pelearon en
condiciones paupérrimas. No tenía grandes habilidades tácticas, pero al final,
ayudado por los franceses, 1778, comenzaron a ganar terreno, y en 1781 los
americanos vencieron los británicos militarmente. En 1782 los británicos
aceptaron la independencia americana, y el Tratado de Paris fue firmado en
1783.
Las contradicciones de la era de George Washington no podían
resolverse en su vida, pero él contribuyó a la creación de una estructura política
más justa. Sus causas marcaron los siglos siguientes de manera indeleble.
Bibliografía
Pedro Bravo Galia (1998). Carta sobre la Tolerancia. Tecnos,
edición a cargo de. Disponible en:
https://ia804600.us.archive.org/4/items/locke-john.-carta-sobre-la-tolerancia-ocr-1998/Locke%2C%20John.%20-%20Carta%20sobre%20la%20tolerancia%20%5Bocr%5D%20%5B1998%5D.pdf
Graff, Henry y Nevins, Allan (19-2-2024). George Washington, president of the United
States. Britannica. Disponible en:
https://www.britannica.com/biography/George-Washington/Prerevolutionary-military-and-political-career
John Locke (1690/2018) Carta sobre la tolerancia. Segundo
tratado sobre el Gobierno Civil. México: Partido de la Revolución Democrática
Benjamín Franklin núm 84
Navrachna University (s/f). George Washinton's first inaugural speech. Disponible en.
https://www.georgewashington.org/first-inaugural-speech.jsp
[1] Se
abolió la esclavitud el 18 de diciembre en 1865 con la adopción de la decimotercera
enmienda a la Constitución.
[2] La
Carta Magna es un acuerdo de derechos acordado entre el rey Juan de Inglaterra y
un grupo de barones rebeldes en Runnymede, el 15 de junio de 1215. Fue
modificado posteriormente, pero queda como un hito histórico en la limitación
del poder absoluto.