-Karen Cronick
English: A word about xenophobia.
It is clearly an historical phenomenon, the Greeks considered all cultural achievements that were not their own to be “barbarous”. For millennia, any conquered peoples have been turned into slaves. Some of the great historical migrations involved conquest, from the combative Middle-Eastern and South-Asian resettlements during the Bronze Age, to the European conquest of the American continent. These invasions have almost always ended with the vassalage of the original populations. In other cases, such as the capture, shipment, and enslavement of Africans from the sixteenth to the eighteenth centuries to Europe and America, the victims were not even considered humans. More recently, in the twenty-first century, people who have had to migrate from Syria, Africa, Central America or Venezuela have been received with rejection and even violence. It is a well-known phenomenon. Tribes and settlers always defend “their own” land, and the conquerors eternally try to legitimize their claims to their newly-acquired territories.
There is another manifestation of xenophobia, that is not new, but in the twentieth and twenty-first centuries it has become the source of incredible suffering. It is populism’s deliberate use of social rejection and racism in order to dominate the minds of its own followers. The most notorious example was Hitler’s use of ethnic and racial hatred to mobilize the Germans in the 1930’s and 1940’s. Populism's political interests have been using this technique again in Europe, the United States, Burma, China, and other places as an emotional springboard for obtaining and maintaining power.
What happens in the minds of the intolerant and prejudiced people that the populists have managed to convince? They obviously must relinquish something in order to cling to their leader´s directives to hate certain, specified people, even though they already may have cultural traditions that facilitate this animosity. I believe they must give up the capacity to reason and decide their lives on their own. They follow orders, and accept the most bizarre doctrines without protest. In return, they gain a sort of clubby sense of belonging, and the feeling that they are better than the people they reject (Jews, Blacks. Moslems, the Rohingya of Myanmar, the Uyghurs in China…).
The cost is abysmal, both for the victims of xenophobia and for its perpetrators. The victims lose any hope for the future; they face hunger, homelessness and the destruction of their families in the exodus. The perpetrators lose their capacity for self-determination; they accept a fundamental self-sacrifice for their militancy, and in some cases they will even lose their lives as soldiers.
Español: Unas palabras sobre la xenofobia.
Claramente se trata de un fenómeno histórico: los griegos consideraban "bárbaros" a todos los logros culturales que no les eran propios. Durante milenios, los pueblos conquistados se han terminado convertidos en poblaciones esclavas. Algunas de las grandes migraciones históricas han implicado conquista, desde los combativos reasentamientos de Oriente Medio y el sur de Asia durante la Edad del Bronce, hasta la conquista europea del continente americano. Estas invasiones casi siempre han terminado con el vasallaje de las poblaciones originales. En otros casos, como en la captura, el envío y la esclavización de africanos desde los siglos XVI al XVIII a Europa y América, las víctimas ni siquiera fueron consideradas humanas. Más recientemente, en pleno siglo XXI, las personas que han tenido que migrar desde Siria, África, Centroamérica o Venezuela han sido recibidas con rechazo e incluso con violencia. Es un fenómeno bien conocido. Las tribus y los colonos siempre defienden "su propia" tierra, y los conquistadores intentan eternamente legitimar sus reclamos sobre sus territorios recién adquiridos.
Hay otra manifestación de xenofobia, que tampoco es nueva; en los siglos XX y XXI se ha convertido en una fuente de un sufrimiento increíble. Es el uso deliberado del rechazo social y el racismo por parte de líderes populistas para dominar las mentes de sus propios seguidores. El ejemplo más notorio fue el uso que Hitler dio al odio étnico y racial para movilizar a los alemanes en las décadas de 1930 y 1940. Los intereses políticos del populismo han estado utilizando esta técnica nuevamente en Europa, Estados Unidos, Birmania, China y otros lugares como un trampolín emocional para obtener seguidores y mantener el poder.
¿Qué pasa en las mentes de la gente intolerante y prejuiciosa que los populistas han logrado convencer? Obviamente, deben renunciar a algo para aferrarse a las directivas de su líder de odiar a ciertas personas específicas, aunque ya tengan tradiciones culturales que faciliten esta animosidad. Creo que deben renunciar a la capacidad de razonar y decidir sus vidas por sí mismos. Siguen órdenes y aceptan las doctrinas más extrañas sin protestar. A cambio, obtienen un sentido de pertenencia al “club”, y la sensación de que son mejores que las personas a las que rechazan (judíos, negros, musulmanes, rohingya de Myanmar, uigur en China ...).
El costo es abismal, tanto para las víctimas de la xenofobia como para sus perpetradores. Las víctimas pierden toda esperanza de un futuro: enfrentan el hambre, la falta de vivienda y la destrucción de sus familias en el proceso del éxodo. Los perpetradores pierden su capacidad de autodeterminación, aceptan un autosacrificio fundamental por su militancia y, en algunos casos, incluso perderán la vida como soldados.