domingo, 13 de abril de 2025

TRES PROBLEMAS PARA CUALQUIER DEMOCRACIA

 K. Cronick

Los países con pretensiones democráticas tienen que cuidarse de tres elementos principales para que sus poblaciones no caigan en las redes de los populistas.

El primero es la muy desigual distribución de riqueza. Cuando haya grandes sectores excluidos comienzan a crecer en ellos resentimientos. Aun cuando el nivel de la población en general va subiendo poco a poco, si no percibe mejoramiento, buscan soluciones no idóneas que pueden incluir el crimen organizado y la búsqueda de quien les pueda rescatar. Este personaje normalmente es un populista. El mejoramiento económico tiene que acompañarse por el acceso universal a un sistema educativo de calidad. Las personas requieren, no sólo entender su historia. Tienen que entender también a su cultura y a la oferta socio-política que tienen en la actualidad.

El segundo es el arrastre de su historia. El pueblo tiene memoria y guarda resentimientos. Ellos pueden aparecer como grupos dominantes que excluyen a minorías. O también asoma en la memoria de sus héroes, que son percibidos como salvadores o pacificadores potenciales. El gendarme necesario. También hay identificaciones nacionales o religiosas que movilizan sentimientos patrióticos o de rechazo.

El tercero elemento es la presencia de sus propias fuerzas armadas. Ningún país ha podido independizarse de sus militares. Recordamos a Dwight Eisenhower y su advertencia contra el complejo industrial-militar estadounidense. Tener un cuerpo armado único, con el derecho de portar armas, cuyo único freno para no lanzarse al poder sea una ideología de obediencia a una constitución civil, es una receta para un desastre.

Además, detrás de los militares están los productores y vendedores de armas. El armamento letal tiene un atractivo económico único. Se lo produce únicamente para ser destruido. Después de su destrucción es necesario reproducir el elemento perdido. No son como los carros, los televisores e inclusive las edificaciones y la superestructura en general, que tendrían una vida útil de años o décadas. El productor tiene que esperar a su obsolescencia para volver a tener más ganancias. En el momento de un de un conflicto armado, o de una destacada represión interna, la reproducción de los pertrechos de la guerra tiene que ser inmediata.

Los productores de los armamentos emplean todas las reglas que usan las demás industrias. Venden sus productos al precio que el “mercado” aguanta. Ninguno vende al costo de producción, como un sacrificio patriótico. Acumulan enormes fortunas en este negocio.

Todos los países tienen que lidiarse con estos tres problemas.

 
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