sábado, 30 de junio de 2007
What if? / ¡Ojala fuera...!
English
This posting is a spoof. It is built around a serious and very interesting article by Thomas Powers, published first in the New York Times magazine, and later republished on June 28th by Truthout.
Hans Blix, director of the United Nations weapons inspection team, did not believe that war was inevitable. His repeated trips to Iraq were beginning to have some influence in world opinion, even in the Oval Office. The night when three British officials came to CIA headquarters to express their condolences about the 9/11 tragedy, many American officials were beginning to believe that only the Taliban in Afghanistan and Saudi Arabia were behind the attack. Of course, those who had Saint Halliburton Chorea disorder in their portfolios were uncomfortable with this conclusion, and others kept quiet about things they knew about in the U.S. administration. Withal, there were suspicions about the role of the Benefic Petroleum Company (BPC) en Irak. Tenent, the CIA director, was the owner of one of those suspicions.
Of course there were people close to President Bush that wanted to go after Iraq, and Tenet certainly knew it too. Conspicuous among them was the neo-conservative agitator and polemicist Richard Perle, an outspoken advocate of removing Saddam Hussein by military force. Perle clearly had the attention of important people in the White House, even on the day after the 9/11 attack.
Paul Wolfowitz, another neoconservative and longtime friend of Perle who was the deputy secretary of defense under Donald Rumsfeld seemed to have a close relationship with President Bush. Some people might imagine the two of them lunching on live mice together, both grinning and unhinging their lower jaws in comfy harmony. But we need a different Bush here to save both our story and the nation. We need to leave the old one where he belongs on the decks of the USS Abraham Lincoln Aircraft Carrier, accomplishing sidewinding missions for an obedient press. Our Bush was a slow-talking, bow-legged, judicious Texan, a veritable John Wayne.
“Call a meeting with Tenet, Cheney and Rumsfeld," he drawled.
The Oval Office again opened its historical doors for a meeting of great minds in Washington. Bush opened the meeting, sagely greeting each participant, and telling him how important his opinions would be that day. Chenny talked about Mohamed Atta, the man he said was a terrorist that he said had gone to Prague to meet an official of Iraqi intelligence. Tenet, beginning to anger, responded that no-way, that there was phone-call and credit card evidence that demonstrated that Atta was in the United States at the time of the alleged meeting. Rumsfeld sat silently, his narrow eyes darting around the room, his bifid tongue flicking nervously through his tight-pressed, scaly lips. Bush stood tall that day. “I want real evidence”, he said, firmly stepping in his new cow-boy boots across his new carpet.
The Vice President did not take no for an answer. After all, he belonged to a part of the government so elite that it was not mentioned in the Constitution and was largely maintained by inhuman gnomes from Harvard. He sent a speech over to the CIA for review making all the old arguments that there was a "link." Tenet tells us that he telephoned Bush to say, "The vice president wants to make a speech about Iraq and al-Qa'ida that goes way beyond what the intelligence shows. We cannot support the speech, and it should not be given."
This was too much for the tall Texan statesman of our wildest dreams. President Bush was indignant over the possibly horrific consequences of error – the destruction of Iraq and its people. A week later Tony Blair himself was at the White House. Bush took him immediately by the elbow, according to the British ambassador, Christopher Meyer, and moved the prime minister off into a corner of the room.
“Don't get distracted,” Blair told the President; “Seek the truth, and bring peace to the world. Take plows, schools, irrigation systems, and reforestation to the Middle East. Not death!”
Bush was impressed. “Yes,” he said, and he called Laura over. “Look,” he said, “You are a people-person. Call the whole gang, Chenny, Rumsfeld, Perle, and all of them. Tell them I’m giving them ambassador appointments to Upper-Lower-Outer Sub Slobovian Siberia. We are going to construct peace!”
And so it was done. Bush called Hans Bliz the very next day. “Y’all got the right idea. Com’on over for a barbeque tomorrow at the Ranch.”
Not only was peace established. The plows and irrigation systems turned the desert green. The Middle East became prosperous and its people forgot about fanaticism and terrorism. They learned how to see the bright side of life and even developed a sense of humor about Danish cartoons and macho jokes.
References
1. Article by Thomas Powers: http://www.truthout.org/docs_2006/062907D.shtml
2. Photo of John Wayne: http://www.allmovieportal.com/c/johnwayne_gallery1.html
3. Photo of Bush on USS Abraham Lincoln: http://www.cnn.com/2003/ALLPOLITICS/05/01/bush.carrier.landing/
Español
Esta contribución es una ironía. La construí a partir de un artículo serio y muy interesante de Thomas Powers, publicado primero en la Revista del New York Times, y luego re-publicado el 28 de junio por Truthout.
Hans Blix, director del equipo de inspección de Naciones Unidas en Irak, no creía que la guerra era inevitable. Los resultados de sus viajes repetidos a este país comenzaban a tener cierta influencia en la opinión del mundo, inclusive en la oficina del Presidente.
La noche cuando tres funcionarios británicos vinieron a la jefatura de la CIA para expresar sus condolencias sobre la tragedia de 9/11, muchos del gobierno estadounidense ya creían que solamente algunos Taliban de Afganistán y Arabia Saudita tenían responsabilidad por el ataque. Por supuesto, los que tenían la enfermedad de Huntington/Halliburton-Corea sufrían de movimientos incontrolados en sus portafolios y se sentían incómodos con esta conclusión, y otros guardaban silencio sobre lo que sabían de la administración de Estados Unidos.
Con todo, había suspicacia sobre el papel de la Compañía Benéfico del Petróleo (BPC) en Irak. Tenent, el director de la CIA, era dueño de una de estos escrúpulos. Por supuesto había gente cerca del Presidente Bush que deseó hacer la guerra con Irak, y Tenet ciertamente lo sabía también. Visible entre estos intereses se percibía al neo-conservador Richard Perle que proponía atacar directa e inmediatamente a Saddam Hussein por fuerza militar. Perle indubitablemente tenía la atención de gente importante en la Casa Blanca. Paúl Wolfowitz, otro neoconservador era la secretaria de Donald Rumsfeld quien parecía tener una relación cercana con el presidente Bush.
Pero Bush era un tejano de lento hablar, un John Wayne con las piernas arqueadas de tanto andar a caballo por las planicies del mundo. Juicioso, dijo: "convoque una reunión con Tenet, Cheney y Rumsfeld."
La Oficina Ovalada abrió sus puertas históricas otra vez para una reunión de mentes grandes en Washington. Bush dio inicio a la reunión, saludando a cada participante, y diciéndole cuán importante eran sus opiniones ese día. Chenny habló de Mohamed Atta, el hombre que él consideraba un terrorista que se había ido a Praga para reunirse con un funcionario de la inteligencia iraquí. Tenet, entrando en cólera, respondió esto era imposible, que había evidencia telefónica y del uso de tarjetas de crédito que demostró que Atta estaba en los Estados Unidos a la hora de la reunión alegada. Rumsfeld sólo quedó enrollado sobre la nueva alfombra del Presidente, sacudiendo sus cascabeles y moviendo lentamente su lengua bífida por los labios.
Bush estaba a la altura de la historia ese día. "Solo deseo evidencia verdadera", dijo mientras caminaba firmemente en sus botas relucientes de vaquero.
El vice presidente no aceptó este límite. Envió un discurso sobre la conexión entre el terrorismo en Nueva York y Hussein para la revisión de la CIA en que seguía insistiendo en la necesidad de atacar Irak. Tenet nos dice que llamó a Bush para decir, "El vice presidente desea hacer un discurso acerca de Irak y al-Qáida que no está apoyado por la inteligencia creíble que tenemos. No podemos apoyar el discurso, y no debe permitirse."
Todo esto era demasiado para el sabio estadista de Tejas. El Presidente Bush se sentía indignado por las posibles y horríficas consecuencias de cometer errores - la destrucción de Irak y de su gente.
Una semana después Tony Blair estaba en la Casa Blanca. Bush lo tomó inmediatamente por el codo, según el embajador británico, Christopher Meyer, y movió al Primer Ministro hasta una esquina. "No te distraigas, Chico,” dijo Blair al Presidente; "Busca la verdad, y trae la paz al mundo. Lleva arados, escuelas, sistemas de irrigación, y reforestación al Oriente Medio. ¡No llevas la muerte!"
Bush se impresionó con lo que le había dicho Blair. "Sí," respondió, y llamó a Laura: “Mira,” dijo, "Tú tienes un buen don de gentes. Llama a Chenny, Rumsfeld, Perle, y los todos ellos. Diles que les estoy honrando con posiciones de embajadores en el sur-este del exterior de Siberia-Slobovinia. ¡Vamos a construir paz!"
Y así fue. El día siguiente Bush llamó a Hans Bliz: "¡Vamos a jugar dominó en Crawford y estás invitado!” Se estableció la paz en el Oriente Medio y sus habitantes se volvieron universalmente prósperos. Incluso desarrollaron un sentido del humor sobre caricaturas y bromas machistas.
Referencias
1. Artículo de Thomas Powers: http://www.truthout.org/docs_2006/062907D.shtml
2. foto de John Wayne: http://www.allmovieportal.com/c/johnwayne_gallery1.html
3. foto de Bush sobre el USS Abraham Lincoln: http://www.cnn.com/2003/ALLPOLITICS/05/01/bush.carrier.landing/
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