Karen Cronick
Primeras reflexiones
Preguntamos ¿Por
qué los países, nacidos de las colonias ibéricas, no pueden crear democracias
estables? Propongo que la cultura histórica de cada lugar tiene un importante
papel en la capacidad que poseen los pueblos para elaborar soluciones duraderas
a sus necesidades administrativas. Las posibilidades y limitaciones
tradicionales expresadas en las costumbres, las prácticas y fábulas
particulares en los diferentes países europeos crearon las condiciones para la
emergencia de sus colonias y luego para los países que nacieron de ellas. En
estas páginas reflexionaré sobre esto, basándome sobre todo en leyendas y
novelas históricas, y un muy resumido repaso cronológico de las historias de
Europa y las Américas.
La cultura, pasada y presente
La cultura está
en formación constante, por ende, es perpetuamente nueva, sin embargo, la
memoria compartida de lo ya-andado siempre influye. Tanto los pueblos como los
países y las comunidades reciben tradiciones, narraciones y documentos, y sobre
ellos van elaborando su actualidad y futuro. Tal vez el pasado influye
principalmente de estas cinco maneras: a) la memoria de las soluciones –exitosas
o no- de los individuos, las familias y las comunidades, b) las tendencias a
conquista territorial, c) la legislación, que incluye los edictos de los reyes,
las instancias eclesiásticas, y las leyes que emanan de debates parlamentarios
y e) los debates civiles que provienen de libros, obras de teatro y música.
Este ensayo
revisa sobre todo este último renglón de influencias. En estas páginas voy a
hablar de la herencia que nos llega en leyendas, novelas históricas y
documentos, principalmente provenientes de Inglaterra, Francia, España, América
Latina, los Estados Unidos y sobre todo de Venezuela. Comparo estas influencias
entre sí, en aras de examinar los efectos de los países europeos sobre sus
colonias. Consideraré la memoria compartida de las personas y colectividades
menores al final.
Las conquistas y los edictos de los reyes
La cultura de América Latina desciende de la
española y la portuguesa, de tradiciones que pueden trazarse desde la edad
media. Podemos compararlas con la que Inglaterra heredó a sus propias colonias,
y así reflexionar sobre los diferentes caminos recorridos luego por las
distintas posesiones europeas en las Américas, y los países que nacieron de
ellas.
Las colonias
inglesas fueron influidas por leyendas libertarias como la mesa redonda del Rey
Arturo en el Siglo V (que significó la protección de los desamparados –chivalry- y la igualdad entre el rey y
sus nobles), la leyenda justiciera de Robin Hood en el Siglo XIII (un forajido
libertario que robaba de los ricos para ayudar a los pobres), la Carta Magna
(una garantía otorgada por el rey Juan de Inglaterra a los nobles ingleses en
el Siglo XIII garantizándoles respeto a sus vidas y bienes) y las reflexiones
teatrales de William Shakespeare sobre el poder de la realeza y sus límites
(sobre todo los de Macbeth -1623/s/f- y Ricardo III -1591/s/f). (Nota 1)
La tradición
española nunca se desligó de la iglesia de Roma. Sus reinados se formaron en el
ambiente bélico de la conquista de los moros, la Contra-Reforma y la Inquisición.
En cambio, Inglaterra y Francia confrontaron a los sacerdotes de Roma en varias
ocasiones, especialmente cuando el rey Henry XIII de Inglaterra creó la iglesia
anglicana en 1534, y del rey Henri IV de Francia (el primero de los Borbones)
contribuyó a una reconciliación precaria entre los católicos y los hugonotes.
Los motivos que tenían los reyes para actuar de este modo tuvieron poco que ver
con una nueva comprensión de la tolerancia religiosa, pero sus actos mediaron
luego en las actitudes de sus pueblos sobre la posibilidad de pluralismo de
credos, y perduraron en la historia. Esta tendencia a la tolerancia se asoma en
la obra de Shakespeare, El Mercador de Venecia, en el personaje de Shylock, un
judío que el autor pudo mirar desde variadas perspectivas. En un momento esta
mirada se vuelve compasiva cuando Shylock dice:
“Soy judío. Un judío, ¿no tiene ojos? Un judío, ¿no tiene manos,
órganos, miembros, sentidos, deseos, emociones? ¿No come la misma comida, no le
hieren las mismas armas, no le aquejan las mismas dolencias, no se cura de la
misma manera, no le calienta y enfría el mismo verano e invierno que a un
cristiano? Si nos pincháis, ¿no sangramos? Si nos hacéis cosquillas, ¿no
reímos? Si nos envenenáis, ¿no morimos?”
Shylock termina
este parlamento diciendo que la semejanza entre los judíos y los cristianos
extiende también a su compartida sed de venganza. Pero Shakespeare ha creado
una clara afinidad entre etnias que en esta época se marcaban por sus
diferencias y sectarismos.
Cuando llegó el
momento de una apertura a las ideas de la Ilustración, Inglaterra y Francia la
acogieron –con ciertos recelos y resistencias-. España, en cambio, se quedó con
las estructuras medievales de una monarquía cerrada y del catolicismo.
La represión política y religiosa no ocurre en un vacío. Los poderosos siempre la han empleado para asegurar y mantener su autoridad y poder. En España la que comenzó durante los reinados de los Reyes Católicos en respuesta a la necesidad de pacificar los dominios moros reconquistados en las tierras de Andalucía, terminó convirtiéndose en la Inquisición (Nota 2).
Desde que los moros (Nota 3) invadieron la península en el año 711, crearon un reino en Al-Ándalus, proclamando en 929 como el califato de Córdoba, que, con el tiempo se convirtió en un brillante centro de producción e interacción cultural (Nota 4). De hecho, fue por medio las traducciones de las obras científicas y filosóficas de los antiguos griegos, hechas en colaboración entre los árabes y los cristianos, que el mundo europeo tuvo acceso a ellas (Brasa Días , s/f, Nota 5). En este reinado participaron igualmente moros, judíos y cristianos (Nota 5).
Hubo, sin embargo, constantes encuentros bélicos en la región desde el inicio de la Edad Media; la leyenda cristiana cuenta cómo el Santo Santiago Apóstol salió de su cripta en Galicia en el año 844 montado sobre un hermoso caballo blanco para defender a los cristianos contra quienes ellos consideraban usurpadores. En la Catedral de Santiago Compostela todavía se puede ver esculturas del santo pisoteando a los moros con su corcel.
Luego el poema de El Cid Campeador caracterizaba estas luchas: en el
Siglo XI El Cid es descrito como un héroe, pero nuestras reacciones hoy en día
lo representarían como un mercenario que roba para sí mismo las riquezas de sus
adversarios. El Cid está en la más pura tradición de Alejandro Magno y Julio
Cesar quienes conquistaron y confiscaron los tesoros de los vencidos para su
propio beneficio y el de su rey. Reza el poema:
y de allí hacia arriba se vuelven
con la ganancia,
por el Henares arriba y por
Guadalajara.
Cuántas son sus grandes
ganancias,
mucho botín de ovejas y de vacas,
y de ropas, y de otras riquezas
amplias.
Erguida viene la enseña de
Minaya,
nadie se atreve a asaltar su
retaguardia.
Con estos bienes se vuelve esa
mesnada…” (El cantar de Mío Cid, Más o menos 1200/s/f, Anónimo. Líneas 477
a 481)
Los esfuerzos de los cristianos para conquistar el sur de la
península tuvieron éxito en 1492, el mismo año que Cristóbal Colón llegó a “Las
Indias” americanas. En total, la península ibérica estaba en guerra esporádica
con los moros por ocho siglos hasta la captura de Granada. Y el mismo año de la
conquista de los moros se inició el sojuzgamiento del Nuevo Mundo. Usaron las
mismas estrategias de conquista que emplearon en la península junto a la
expropiación de riquezas.
Fue al final de las luchas contra los moros que la iglesia
cristiana en España, junto con los reyes Isabel de Castilla y Fernando de
Aragón se vieron en la necesidad de asegurar las lealtades de sus nuevos
súbditos en su reino, y purificar la fe de lo que consideraban herejías
musulmanes y judíos. Ya para el final del siglo XIV en Sevilla, Córdoba,
Valencia y Barcelona miles de judíos habían sido convertidos a la fuerza al
cristianismo o asesinados. Esta represión también tenía rasgos étnicos, ya que
se consideraba que los hebreos pertenecían a una raza distinta a la de los
originarios de la península (la celta, los visigodos, y los descendientes
hispanorromanos del norte de la península).
La represión finalmente se
concretó en el empleo decidido de la Inquisición Española en el Siglo XV. Ya para el siglo XVI esta institución también
juzgaba y mataba a protestantes y católicos cuyas creencias se consideraban
no-ortodoxas, como los simpatizantes con las creencias de Erasmo de Rotterdam.
Las constantes guerras
europeas
En otros países europeos como Francia e Inglaterra también
hubo conflictos entre cristianos y musulmanes en las “cruzadas” desde el Siglo
XI para rescatar la “Tierra Santa”. Pero estos lugares eran lejanos, y los
caballeros y sus acompañantes tuvieron que viajar por mucho tiempo para llegar
allí. La motivación para ellas se originó en Roma entre la jerarquía
eclesiástica y no se trataba de un incentivo local. Fueron una serie de guerras
religiosas entre 1096 y 1291 para “liberar” para la Cristiandad a la “Tierra
Santa”. Los reinados de Inglaterra, Francia y otros lugares de Europa
participaron.
La guerra ha sido un modo de vida. Los reyes siempre han
luchado entre sí, apropiándose de las tierras y bienes de sus vecinos desde el
inicio de la historia (Nota 6). Los europeos, sólo desde el Siglo XIV han
luchado muchísimas veces. Los ingleses,
franceses, italianos y españoles han peleado desde el fin de la dinastía franco-merovingia
(desde mediados del siglo V) para dominar a los demás. Guillermo, el
Conquistador de Normandía, de origen normando, invadió a Inglaterra en 1066.
Fue la última invasión exitosa de las islas, pero las batallas entre los
ingleses y los franceses no cesaron: estuvieron bien caracterizadas por William
Shakespeare en sus obras históricas sobre la vida de los reyes de Inglaterra.
Son ejemplos del afán constante de invasión y ocupación por parte de las casas
reales.
En la obra Eduardo III
de Shakespeare, el rey de Inglaterra proclama su decisión arrogante de invadir
a Francia al enviado del rey de este país (Nota 7):
“¡…Lorena, devuelve esta
respuesta a tu Señor:
Me propongo visitarlo como él lo
pida;
¿Pero cómo? no servilmente
dispuesto a doblegarse,
Pero como un conquistador para
que se incline.”
Los enemigos se definían por su nacionalidad, por su lealtad
a las casas reales del tiempo, y también, luego, por las diferentes adhesiones
religiosas dentro del cristianismo con el inicio del protestantismo a partir
del Siglo XVI. Se puede decir que la guerra ha sido la influencia más formativa
de la cultura humana.
El sistema feudal de los reinos cristianos se basaba en tres
clases sociales: los siervos (los labradores de la tierra); los señores o
caballeros (que tenían obligaciones militares) y el clero (que elaboraba la
doctrina que daba legitimidad a los señores). Era un mundo teocéntrico y
jerárquico. La sumisión religiosa era un reflejo de la sumisión de las clases
bajas a la autoridad terrenal.
Las guerras, a cargo de los señores feudales, se
justificaban en nombre de las lealtades a las casas reales y la religión. Esta
cultura de lealtad ciega y obediencia llegó a América con la conquista, y luego
se afianzó con el colonialismo. Pero
llegó fragmentada, por medio de múltiples “conquistadores”, cada uno con su propio
proyecto de dominación, que, aunque nominalmente leal al rey con que
identificaba, eran dispersos en las Américas.
La Ilustración
No se
puede hacer referencia a la Ilustración sin antes referir a las
universidades medievales. La primera en Europa se fundó en Bolonia en 1088 y
Oxford en Inglaterra comenzó aproximadamente en 1096. La Universidad de La Sorbona
en París se fundó alrededor del año 1150. Salamanca en España apareció en 1218.
Nacieron a partir de las escuelas monásticas y episcopales para ofrecer
estudios avanzados bajo profesores de gran excelencia. Eran precursores y representantes del
Renacimiento en Europa que iba asomándose a finales del siglo XIII, manifestándose
plenamente en los siglos XIV al XVI,
Más tarde se iniciaron cuestionamientos generalizados sobre las lealtades ciegas de los tiempos medievales, basándose en el uso de la razón en el siglo XVIII. Indagaban sobre la ciencia y lo que llamaban “la libertad”; Voltaire en su Diccionario dijo simplemente: “Usted es libre de obrar cuando tiene el poder de obrar” (Voltaire (s/f). Pero al final, dijo, para la verdadera libertad, también hace falta una “voluntad libre”. Esto supone que el actor tenga raciocinios coherentes para actuar, y una parte de la Ilustración se dedicó a esclarecer la posibilidad de formarlos. En el Siglo XVII este cuestionamiento se convirtió en un movimiento en que discutían sobre diferentes posibilidades de gobiernos civiles, los derechos de los ciudadanos y se rescataban las ciencias y la filosofía del Renacimiento. Iba a ser importante luego en las colonias inglesas, pero no tanto en las españolas.
La Ilustración en Inglaterra y Francia
Se caracteriza fundamentalmente por una confianza plena en
la razón. La Ilustración comienza en Inglaterra con el empirismo de John Locke
y de David Hume con respecto a la filosofía, e Isaac Newton con sus
indagaciones sobre el mundo físico. En Francia los redactores de la
Enciclopedia de 1751 a 1765) incluyeron a Diderot, Voltaire, Rousseau,
Toussaint, Montesquieu y Voltaire, entre otros. Algunos de estos pensadores
tuvieron que huir de Francia, por lo menos temporalmente, pero encontraron en
Suiza, y entre los “Déspotas Ilustrados”, albergue y seguridad. (Nota 8) El
espíritu subyacente a estas publicaciones era una creencia en la capacidad de
la racionalidad para superar las supersticiones y para dejar bases para un
mundo más justo y más coherente. Cuestionaron creencias respecto al mundo
físico, pero también las estructuras del poder de su tiempo, y comenzaron a
visualizar un mundo de poder compartido en que la autoridad de los reyes y la
iglesia fuese controlada por la voluntad popular.
La Ilustración en España
Las creencias fueron siempre objetos de vigilancia y
suspicacia por el Santo Oficio español. En 1756 fueron prohibidas las obras de
autores como Montesquieu, por considerarlos heréticos, y luego también se
prohibió la Enciclopedia. Voltaire y Rousseau eran mal vistos, aunque hubiera
cierta difusión de estas obras por algunas casas comerciales y editores. Aún la
educación universal producía resquemor entre los cleros y la monarquía: no fue
sino en 1782 que la Inquisición permitió la lectura de la Biblia en español,
aun cuando Martin Lutero ya la había publicado en alemán más de dos siglos
antes en 1534. Hubo unas tibias excepciones: Gaspar Melchor de Jovellanos
defendía una noción diluida de educación popular, pero no para las clases más
bajas, quienes recibirían sólo capacitación técnica. Pensaba que una educación
realmente igualitaria haría daño a las relaciones sociales del reino.
El Colonialismo
Los colonialismos en todas las Américas se caracterizaron
por una gran crueldad, tanto en el norte como en el sur de los continentes
“nuevos”. En el norte hubo un proceso ético filosóficamente discordante: por un
lado, significó la casi absoluta masacre de la población originaria y la
introducción de la esclavitud (Nota 9). Por el otro, y contradictoriamente,
iban naciendo, no sólo el deseo de separarse de Inglaterra, el país conquistador,
sino ideas sobre una unión de estados libres, asociados entre sí por ideales de
igualdad constitucional y legislativa y de autodeterminación. Tanto en el
estado de Virginia como
en New England hubo
tempranos ejercicios en autonomía política. En
1619 el gobernador George Yeardley
en Jamestown instituyó una legislatura bicameral que incluyó la
participación de los colonos afluentes, con el propósito de decidir sobre los
asuntos legales y comerciales de la zona. En otro incidente, los “peregrinos” (pilgrims) firmaron un acuerdo, el Pacto
del Mayflower, en el cual acordaron vivir en armonía bajo los líderes que ellos
mismos seleccionarían. Como resultado, formularon leyes y acuerdos tanto
civiles como militares. (Britannica, 7/9//23) Aunque estos acuerdos ocurriesen en el
contexto del poder de Inglaterra sobre sus colonias americanas, y aunque estas
estructuras legales excluyesen a los negros, la población indígena y las
mujeres en general, constituyeron un primer paso ideológico hacia la creación
de una democracia.
Colonialismo en América Latina
Con respecto al colonialismo en América Latina vamos a
enfocarnos sobre todo en la sociedad venezolana, aunque haya mucha semejanza en
todas las colonias americanas. Venezuela, una capitanía desde la conquista,
estaba organizada según las diferentes clases sociales motivadas por la
supresión de la población originaria y por el ingreso de esclavos. Los
españoles y su descendencia, que al principio intentaron mantener con cierta
“pureza” genética, se ubicaron en los niveles de la hidalguía y en los niveles
de mando.
En Venezuela se reconocían y se discriminaban castas basadas
en raza. Se distinguían entre varias clases de personas a) de ascendencia
blanca, quienes tenían herencias genéticas mixtas, b) los indios y c) los
negros. Los blancos peninsulares eran españoles quienes tenían casi total poder
de mando. Los blancos criollos eran los hijos de los conquistadores, nacidos en
Venezuela. Los blancos de la orilla venían de España, pero carecían de gran
fortuna. Eran comerciantes, artesanos y profesionales. Se clasificaban y
discriminaban contra quienes no podían reclamar el honor de ser totalmente
blancos: los pardos eran personas de raza mixta y tendían a ocuparse de
funciones menores y asalariados. Los “mestizos” tenían padres blancos y madres
indias. Los mulatos eran una mezcla de padres blancos y madres negras. Los
zambos eran hijos de indios y negros. Los indios eran de la población
originaria y los negros, traídos de África, eran casi todos esclavos. En
Venezuela la discriminación contra los estratos basados en raza duró hasta el
siglo XX, cuando de repente dejó de tener la importancia que todavía tiene en
otros países latinos. Sin embargo, aún en los años 30 del Siglo XX, en el libro
de Laureano Vallanílla Lanz, El Cesarismo
Democrático (1929), el autor clasifica a los ciudadanos según su raza. Después
Venezuela se convirtió en un país de mucha inclusión y aceptación.
Con el tiempo, los diferentes grupos raciales comenzaron a
mezclarse en la región, pero quienes podrían reclamar la más pura ascendencia
europea tenían mayor estatus. La Colonia en Venezuela se inició a mediados del
siglo XVI, hasta el comienzo del siglo XIX cuando se formaron los movimientos
independentistas. La clase dominante la
conformaban los españoles, que eran minoría. Este grupo estaba integrado por
terratenientes, comerciantes de la Corona, los hacendados, los funcionarios
políticos y eclesiásticos. La capitanía no tenía mucha importancia económica
para la corona debido a que carecía de los metales que tenía México o Perú,
pero sí tenía posibilidades agrícolas, sobre todo para la producción de cacao,
caña de azúcar, y tabaco.
Francisco Herrera Luque (26/04/2013) describió la vida
colonial de Venezuela en su novela, Los
Amos del Valle. El autor inventó una descripción probable de la época, y
empleó personajes tanto reales como ficticios: nombró los apellidos de mayor
abolengo del valle de Caracas, pero la mayoría de los personajes y las
narrativas nacieron únicamente de la pluma imaginativa del autor. Son inventos,
y Herrera nos brinda una visión íntima, posible y probable de los tiempos
brutales de la conquista de Venezuela y del colonialismo. La veracidad de esta
obra se limita a una descripción -sólo potencial- de una época, pero gana en
riqueza comprensiva lo que pierde en exactitud.
Describe una sociedad que no posee una noción verdadera de la ley. Los
“amos” controlaban todo a su antojo. Sin apelar a ningún cuerpo legal, sólo a
veces hacían referencia a la voluntad del rey de España. En el libro los amos
amasan sus fortunas, y tienen absoluta jurisdicción sobre las vidas y muertes
de sus siervos, vasallos, criados, y esclavos. La población que carecía de
poder no tenía ningún recurso para defenderse excepto por medio de su lealtad
al patrono y la sumisión a su voluntad.
Independencia en América
Latina y Venezuela
En las guerras de independencia colonial en América Latina
la Ilustración marcó en algo los discursos de sus dirigentes, pero el espíritu
de absolutismo de España selló el desenlace de este proceso. No hubo un gesto
como el de George Washington quien regresó a su hacienda después de guiar una
guerra exitosa (Nota 10).
El Virreinato de Nueva España incluía México, y tierras del
sur oeste del actual Estados Unidos, las Antillas, los territorios América
Central y el Virreinato del Río de la Plata (Argentina, Uruguay, Bolivia y Paraguay).
Envolvía las Islas Malvinas, el Virreinato del Perú (Perú, Colombia, Argentina,
Ecuador, Panamá, Chile, Bolivia y Paragua) y la capitanía de Venezuela.
Abarcaba además muchas de las islas del mar Caribe (Enciclopedia Humanidades,
s/f). Todos estos territorios se levantaron contra España en el comienzo del
Siglo XIX y obtuvieron su independencia en las décadas de 1820-1830 . En todos
los casos esto implicaba encarnizadas batallas y una enorme destrucción de
infraestructura. Brasil, en cambio, negoció su libertad de Portugal sin guerra.
Las guerras de independencia en América Latina contra España
estuvieron al cargo de sus generales; en Chile estaba Bernardo O’Higgins, en
Argentina fue José de San Martín. En
Venezuela la guerra duró desde 1810 hasta 1823, bajo el mando de Simón José
Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Ponte y Palacios Blanco. Bolívar fue
un militar y político fundamental para la independencia, tanto de Venezuela
como de Colombia y Ecuador, y tuvo influencia en los procesos de independencia
de Perú y Bolivia. Eran transformaciones complejas, tanto en las
configuraciones del poder en cada país liberado, como en el asomo de nuevas
posibilidades para las estructuras políticas. Después de la independencia la
mayoría de los nuevos países sufrieron años de guerra civil, levantamientos
contra las nacientes autoridades y un legado de cabecillas represivos. De hecho, Laureano Vallanllia Lanz (1929) opinó
que la misma guerra de sucesión en Venezuela tuvo las características de una
guerra civil.
México se declaró independiente en 1821, pero pronto hubo
impedimentos a su liberación, y fue sólo en 1836 que España finalmente
reconoció su autonomía. Luego hubo años de luchas, y la dictadura del General Porfirio
Díaz que dejó altos costos sociales para la población. En 1910 estalló la
Revolución Mexicana cuya duración no está clara, pero persistió por lo menos
diez años. Todos estos conflictos dejaron los campos del país en gran pobreza,
la cual fue recogida en las novelas de Juan Rulfo como Pedro Páramo (s/f) y Llano en
Llamas(s/f) donde el autor describe tierras desoladas, campesinos en total
desamparo y condiciones sociales de violencias fútiles y arbitrarias. Rulfo
describe pueblos abandonados entre los desperdicios de los latifundios de
antaño, ya sin sus poderosos dueños, destruidos por las batallas de la
independencia y la revolución. Nos cuenta del abandono y soledad en Llano en Llamas (p. 5-6):
“Y con todo y eso, y con todo y que las lomas verdes de allá abajo eran
mejores, la gente se fue acabando. No se iban para el lado de Zapotlán, sino
por este otro rumbo, por donde llega a cada rato ese viento lleno del olor de
los encinos y del ruido del monte. Se iban callados la boca, sin decir nada ni
pelearse con nadie…. La cosa es que…. nadie volvió más por aquí. Yo estuve
esperando. Pero nadie regresó. Primero les cuidé sus casas; remendé los techos
y les puse ramas a los agujeros de sus paredes; pero viendo que tardaban en
regresar, las dejé por la paz. Los únicos que no dejaron nunca de venir fueron
los aguaceros de mediados de año, y esos ventarrones que soplan en febrero y
que le vuelan a uno la cobija a cada rato. De vez en cuando, también, venían
los cuervos; volando muy bajito y graznando fuerte como si creyeran estar en
algún lugar deshabitado.”
En Chile y Venezuela estos latifundios quedaron intactos
hasta la mitad del Siglo XX. Aparecen en los libros de la chilena Isabel
Allende, La Casa de los Espíritus (s/f)
y en Venezuela en la novela Doña Bárbara de
Rómulo Gallegos (1929). Son historias que podrían representar muchos países
latinoamericanos de estos tiempos. En el libro de Gallegos, sin embargo, hay un
encuentro entre culturas. La del campo con sus prejuicios, violencias y poder
de latifundio es personificada por el personaje del título, Bárbara de Aragón y
Guzmán. Por otro lado, la civilización y el progreso son representados por un
joven, Santos Luzardo, que regresa a la hacienda de su familia, Altamira,
después de terminar sus estudios de derecho. El enfrentamiento entre los dos
representa un momento histórico latinoamericano de gran alcance político y
filosófico.
Venezuela también quedó desolada después de la guerra de
independencia. Sin embargo, con los movimientos de liberación la noción de ley
comenzó a asomarse. En Venezuela, aun así, los caudillos sucesivos regirían en
el país hasta 1938.
La Democracia
La democracia no es nueva, ni nació con la Ilustración
europea. Según David Graeber y David Wengrow (2021) ha habido formas de
autogestión desde la prehistoria. En realidad, la tradición de decisiones
colectivas para determinar los proyectos y los estilos de vida de las primeras
agrupaciones –y aun las primeras ciudades- probablemente fueron la norma en la
prehistoria. Atribuimos el concepto formal de democracia a Atenas en el Siglo
VI a.C. en donde formas de autogestión se alternaban con gobiernos de los
tiranos. La democracia moderna que halló su prototipo en estos experimentos,
tuvo su apogeo en el gobierno de Solón en el Siglo VI a.C.
Democracia en
Inglaterra, Francia y los Estados Unidos de América
Para poder apreciar los contrastes que produjo la
Ilustración en el mundo, es importante revisar la tradición histórica en
Europa. La democracia en Inglaterra fue un proceso lento en el cual el poder de
los reyes fue disminuyendo gradualmente, y el de las casas de la legislatura (House of Lords and House of Commons) fue
aumentando, junto con la figura del primer ministro. Ya hemos mencionado la
Carta Magna en el año 1215, el primer documento que limitaba el poder de un rey,
en este caso él de Juan y sus sucesores. Luego, por una serie de leyes
subsecuentes, Gran Bretaña se convirtió en el Siglo XIX en una democracia
plena, pero sin constitución.
En Francia, la revolución en el Siglo XVIII no produjo una
verdadera república, sólo logró eliminar temporalmente a la casa real de los
Borbones. Luego, la realeza imperial se volvió con Napoleón. La Segunda
República se inició en 1848 y duró sólo hasta 1852. A pesar de su corta
existencia, en este tiempo hubo algunas reformas, como el sufragio masculino y
la abolición definitiva de la esclavitud. La Tercera República se inició en 1870,
pero terminó con la invasión alemana en 1940. La Cuarta República francesa se
desarrolló entre 1946 y 1958. Fue sólo en 1958 que la V República, el régimen
vigente, se inauguró. Sin embargo, los ideales de la autodeterminación influían
en el pensamiento francés desde su revolución.
En los Estados Unidos de América la democracia nació con la
aprobación de la Constitución de 1787, y aunque no haya sido sustituida, ha
sido enmendada 27 veces; las primeras diez enmiendas constituyen la Carta de
los Derechos. En ellos, se estipulan los atributos fundamentales de los
ciudadanos. Al principio la idea del voto universal fue restringido: sólo los
hombres blancos podrían votar. En 1870, casi cien años más tarde, todos los
hombres, independientemente de su condición de raza, llegaron a ser reconocidos
como ciudadanos con la potestad de sufragio: “Ni los Estados Unidos, ni ningún otro Estado, podrán desconocer ni
menoscabar el derecho de sufragio de los ciudadanos de los Estados Unidos por
motivo de raza, color o de su condición anterior de esclavos” (Enmienda
XV). Las mujeres obtuvieron el derecho al voto en 1920.
La Democracia en
España
La Primera República española ni siquiera duró dos años, del
11 de febrero de 1873, hasta el 29 de diciembre de 1874, fecha en que se
instauró la monarquía borbónica. Este año breve significó por precarios
momentos la aspiración de algunos ciudadanos a vivir en democracia, el
laicismo, un gobierno regido por principios cívicos y de apoyo a las clases
populares. La Segunda República duró un
poco más, es decir, ocho años. Eran tiempos de zozobra y guerra, que
coincidieron con el crecimiento del fascismo en Alemania y el inicio de la
Segunda Guerra Mundial. Este intento liberal fracasó definitivamente con la
llegada del Franquismo. En los años 1940, la dictadura militar se consolidó
mediante la represión política y económica de los opositores. Miles de personas
fueron al exilio en Francia y muchos terminaron en campos de concentración
nazis o franquistas. Estos tiempos fueron plasmados por sus poetas como
Antonio Machado y novelistas como Javier Cercas.
Machado murió antes del final de la guerra en exilio en Colliure,
Francia. Su poema “Cantares” recoge los sentimientos del destierro.
Por su parte, en Soldados de Salamina, Javier Cercas (2001) describe los encuentros individuales entre las partes en conflicto: habla de incidentes del final de la guerra entre los Republicanos y los Franquistas, sobre todo relatos sobre un soldado fascista, Sánchez Meza. La novela abre con una descripción de un fusilamiento en masa hecho por los Republicanos en Catalunia, casi en el momento de iniciar su huida republicana de España. En este incidente los republicanos liberaron a presos fascistas con el objetivo de asesinarlos. Era una guerra marcada por el odio y atrocidades en ambos lados de la contienda. Lo que Cercas describe era un encuentro entre un miliciano anónimo y Sánchez, un soldado franquista, en que una mirada humana impide una ejecución:
“Allí lo fusilaron. Fue un fusilamiento en
masa, probablemente caótico, porque la guerra ya estaba perdida y los republicanos
huían en desbandada por los Pirineos, así que no creo que supieran que estaban
fusilando a uno de los fundadores de Falange, amigo personal de José Antonio
Primo de Rivera por más señas. Mi padre conservaba en casa la zamarra y el
pantalón con que lo fusilaron, me los enseñó muchas veces, a lo mejor todavía
andan por ahí; el pantalón estaba agujereado, porque las balas sólo lo rozaron
y él aprovechó la confusión del momento para correr a esconder-se en el bosque.
Desde allí, refugiado en un agujero, oía los ladridos de los perros y los
disparos y las voces de los milicianos, que lo buscaban sabiendo que no podían
perder mucho tiempo buscándolo, porque los franquistas les pisaban los talones.
En algún momento mi padre oyó un ruido de ramas a su espalda, se dio la vuelta
y vio a un miliciano que le miraba. Entonces se oyó un grito: «¿Está por ahí?».
Mi padre contaba que el miliciano se quedó mirándole unos segundos y que luego,
sin dejar de mirarle, gritó: «¡Por aquí no hay nadie!», dio media vuelta y se
fue…. Pasó varios días refugiado en el bosque, alimentándose de lo que
encontraba o de lo que le daban en las masías. No conocía la zona, y además se
le habían roto las gafas, de manera que apenas veía; por eso decía siempre que
no hubiera sobrevivido de no ser porque encontró a unos muchachos de un pueblo
cercano, Cornellá de Terri se llamaba o se llama, unos muchachos que le
protegieron y le alimentaron hasta que llegaron los nacionales.” (p. 5-6).
El nacimiento de la democracia en América Latina se asemeja
mucho a la de España. Una de las motivaciones principales fue el anhelo de
deshacer las restricciones económicas que las colonias tenían con la “madre
patria”, pero también había personas que, formados en Europa, deseaban
conformar una entidad política basada en el principio de la ley y alguna forma
de autogestión política.
Este anhelo se concretó en Venezuela la primera vez con la
elaboración de la Constitución de 1811. Aunque este primer documento fue
re-elaborado muchas veces a causa de cíclicas rebeliones armadas, su mera
existencia señala un deseo importante para lograr institucionalidad en el país.
En este primer documento se reconocía a la fe de la Iglesia católica como la
religión oficial del nuevo país. Solo los hombres que tuviesen propiedades
podían participar en los comicios, y ellos sólo podrían elegir a representantes
quienes, a su vez, podrían elegir a los miembros de la Cámara de Diputados, los
senadores y los tres encargados del Poder Ejecutivo. Esta constitución sólo
duró ocho años.
Una nueva Constitución fue escrita por Simón Bolívar en
1823. Distinguía entre los ciudadanos “activos” (con derecho al sufragio) y los
Pasivos (sin derecho al sufragio) aunque a todos se les reconocía ciertos
atributos de ciudadano. Reconocía el derecho a ser juzgado ante la ley en el
caso de delinquir, y la expresión y pensamiento libres. Además, aunque no
prohibiera explícitamente la esclavitud, expresaba que ningún hombre puede ser
la propiedad de otro.
Después de la liberación de Venezuela de España, y la
disolución de la Gran Colombia, los ideales libertarios y liberales quedaron
disueltos en luchas entre la agitación política y la autocracia, y permaneció
dominada por caudillos regionales hasta principios del siglo XX. Aun así, los
inicios del nuevo siglo fueron marcados por dictaduras que Vallenilla Lanz
describió como necesarias y pacificadoras. En una apología para el poder
irrestricto de Castro y Gómez, Vallenilla propuso en El Cesarismo Democrático que la figura del gendarme necesario era obligada para la pacificación del país. Esta
apreciación de la historia fue contestada por autores como José Rafael
Pocaterra (1936/1997) y Federico Vegas (2005).
En los tres volúmenes del libro de José Rafael Pocaterra, Memorias de un venezolano de la Decadencia
(1936), el autor describe las cárceles de los dictadores Castro y Gómez en el
país. Eduardo Santos, que escribió el prólogo para el primer volumen publicado
por Monte Ávila, ha logrado una excelente apreciación de la obra:
“El primer volumen comienza con el 23 de mayo de 1899... y termina en 1908,
con la salida del autor de la mazmorra de San Carlos, donde había estado preso
desde 1907. Este es… la historia de Castro en el poder, la invasión y la
dominación de la barbarie andina en su primera etapa. El segundo tomo es la
historia de Gómez... hasta diciembre de 1919, en que el autor fue otra vez
reducida a prisión... como conspirador. El tercer tomo... continúa... el
periodo del 'General Gómez'... (y) contiene el cuadro de las inauditas maldades
y crueldades de la barbarie andina en sus prisiones.... Gómez y su pandilla quedan peor que los más
atroces bandidos de que haya memoria.... Esta barbarie andina tan larga y tan
sangrienta... y tan estúpida... podrá construir puentes y carreteras...
levantar edificios y monumentos, y representar a toda escala la vieja mascarada
de las obras públicas y el progreso material con que el despotismo creyó
siempre imbécilmente justificar ante el mundo el crimen de su existencia;
pero... ni su estabilidad podrá... hacerla absolver de sus crímenes contra la
humanidad y contra Dios en el abismo de sus cárceles... (Eduardo Santos López,
prólogo, 1928).
En otro ejemplo, el libro “Falke” de Federico Vegas (2005) nos da
otra categoría de reflexiones históricas. Basándose en algunas escuetas
reflexiones que escribió su tío, Vegas ha elaborado una historia inventada pero
bastante creíble sobre un incidente verdadero al final de los años 20 del siglo
XX en Venezuela. Fue una pretendida
incursión armada en 1929 organizada por el general Román Delgado Chalbaud, cuyo
objetivo era derrocar al dictador Juan Vicente Gómez. El autor imagina las
conversaciones y ciertas relaciones de amistad y amor, pero casi todos los
personajes existían históricamente. Describe un grupo de jóvenes intelectuales,
la mayoría residentes de países europeos, y ninguno de los cuales tenía
entrenamiento militar, que llegaron a las costas de Cumaná en Venezuela en un
barco (llamado Falke). Allí
pretendían derrocar al dictador. El total fracaso de esta aventura sella la
permanencia de Gómez en el poder hasta su muerte en 1935. Pero el afán de
cambio perduró y en este mismo año el General Eleazar López Contreras comenzó a
organizar una transición hacia un gobierno más participativo.
Fue seguido en la presidencia por el General Isaías Medina Angarita
quien fue designado por el congreso. Finalmente, en 1948 hubo las primeras elecciones
generales en la historia del país, en las cuales Rómulo Gallegos Freire fue
elegido; fue el primer presidente elegido por votación universal, y aunque
luego hubo un golpe de Estado en su contra, su ascenso pacífico al poder marcó
un momento de gran significado para la institucionalidad del país.
La cultura
de la vida familiar y comunitaria
Es curioso que
dos novelas que combinan historias de familia del Siglo XX con la influencia
política de la cultura se enfoquen en gran parte en las mujeres. Son; el libro
de Isabel Allende, La Casa de los
Espíritus (sobre Chile), y el de Ligia Mujica de Tovar, La Rotunda (sobre Venezuela). Muchos de
los problemas de los personajes provienen de su condición femenina en una
sociedad patriarcal; confrontan restricciones bien conocidas: la educación
desventajosa, la expectativa que una mujer sea virgen antes de casarse, el
rechazo que experimentan las madres solteras y las penurias y demandas
relacionadas con la necesidad de sostener la economía familiar sin ayuda. Y
relacionada con estas dificultades está la tolerancia social para la
infidelidad de los hombres. Las mujeres de estos libros son -a la vez- las
víctimas y las heroínas que afrontan y superan estos bretes.
Pero el libro de
Mujica de Tovar no se queda sólo con las transformaciones que sobreviven estas
personas; al mismo tiempo repasa un siglo de estremecimientos sociales. Las
vidas de los personajes son tocadas y trastocadas por las ambiciones de los
gobernantes que en cada época pretenden ejercer el poder en el país, desde el
general Joaquín Crespo hasta el final del Siglo XX, pasando por los años de la
democracia después de Rómulo Betancourt.
En el libro de
Mujica de Tovar las voces de los inmigrantes y fundadores de la familia en
Venezuela, Antonio y Mercedes, abren este tejido. Con su coraje y dedicación
ponen las hebras fundamentales de la historia. Luego sus descendientes desafían
los prejuicios de su tiempo y de la dictadura de Gómez. Una de las
contribuciones de la autora en este libro es explorar cómo las situaciones
sociales y políticas influyen en la socialización de los niños que crecen en
ellas. Nos demuestra que las sucesivas coyunturas de represión u oportunidades
que crean los regímenes gubernamentales no son situaciones inconsecuentes y
pasajeras, sino que perduran en las personas que se crían en ellas y llegan
semi-ocultas a los hijos de ellas.
Reflexiones finales
El pasado existe
en el presente, como un recurso de memoria, pero también como una sombra
jungiano (Nota 11). Y como sombra, la única manera de confrontarla es por medio
de reflexiones, casi psicoanalíticas. ¿Quiénes no votan cuando existe la
oportunidad? Por regla general la abstención en comicios legítimos implica un
sustrato de desconfianza, es decir, dudas sobre la utilidad final del mismo
proceso de debate político y social. Existe en estos casos incertidumbre sobre
el papel del ciudadano individual y su capacidad de influir. Hay en ella un
deseo implícito de no estorbar el poder y a veces de formar parte de un grupo
dominante.
En este pequeño
ensayo he usado obras literarias para adentrarme en la historia. Las novelas y
las obras teatrales evidentemente no nos brindan análisis históricos con
riguroso apego a los datos. Más bien, nos abre especulaciones expansivas sobre
las experiencias vividas, perspectivas individuales y vistas concretas que nos
ubican en la costumbre, las alegrías y la aflicción de los personajes. Nos sitúan
allí. Por esta razón nos abre puertas al entendimiento directo de sus vidas, de
nuestros propios legados y los de nuestras culturas.
Con nuestro
recorrido de las diferencias culturales en Europa y las Américas, podemos ver
cómo la historia moldea el presente. Inglaterra y Francia tuvieron una relación
inestable con el poder y sus súbditos lo cuestionaban repetidamente. En cambio,
para España el absolutismo era un instrumento sumamente útil para las casas
reinantes para asegurar su propia sobrevivencia y desalentar la controversia.
En el Siglo XVI
Étienne de la Boétie (2016) escribió el “Discurso
sobre la servidumbre voluntaria” en el que avanzó en varias razones para la
sumisión doctrinaria de los pueblos. La primera es la costumbre, es decir, los
hábitos aprendidos en la niñez, de obedecer, primero a los padres y luego al
soberano. Otra razón mencionada por
Boétie es que los reyes han sabido asociarse con los dioses, y sus vasallos,
igualando la jurisdicción de la deidad con la del soberano, obedecen a ambos,
porque no ven las diferencias. Los reyes se circundan de acólitos y otras
personas a quienes les es permitido beneficiarse de su lealtad a las
autoridades superiores, y de esta manera aseguran su permanencia en el trono.
La tolerancia de
la diferencia (en etnicidad, religión, adhesión política, y así sucesivamente)
es el enemigo de la autocracia. Y la guerra es el vehículo más eficaz para
lograr la uniformidad de pensamiento. En lo que hemos revisado hemos visto como
Francia, Inglaterra y España se han dedicado a guerrear desde los comienzos de
sus historias. La conquista, con su asociada práctica de apoderarse de las
tierras y los bienes de los vecinos, ha sido un estilo de vida aceptado -y aun
considerado loable-, y los conquistadores han entrado en la historia como
héroes.
Sin embargo, se
asoman objeciones, sobre todo en Inglaterra. Los caballeros de la Mesa Redonda
del Rey Arturo practicaban la caballería (chivalry)
y protegían a los desamparados. Entre sí se consideran iguales, sin rangos.
Robin Hood se oponía a la avaricia del Rey Juan. Y estas leyendas siguen vigentes: muchos
niños de allí todavía conocen estas historias. Y luego con la llegada de la
Ilustración los ideales de igualdad frente a la ley y justicia social
comenzaban a crear nuevas maneras de ver al poder.
En España, en
cambio, el absolutismo duró mucho tiempo sin cuestionamiento.
Estas diferentes
maneras de ver al mundo influyeron en las colonias americanas, y siguen
moldeando los tipos de gobierno que se establecen en los países que se formaron
a partir de ellas.
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Disponible en: http://biblio3.url.edu.gt/Libros/dic_fi.pdf, p. 634
Notas finales
Nota 1. La posible existencia
histórica del reino de Arturo se ubicaría en el Siglo V; las leyendas fueron
escritos diez siglos más tarde, al final del Siglo XV por Sir Thomas Malory, y el cuento antecede por mucho su transcripción. El rey y sus nobles se sentaban
alrededor de una “mesa redonda” que simbolizaba su igualdad en el poder. El rey
era sólo uno más del corte real.
Robin Hood fue el modelo del bandido justiciero, que redistribuye la
riqueza robando a los ricos para dárselo a los pobres (National Geographic
(s/f).
Los barones de Inglaterra obligaron al rey Juan a firmar “La Carta
Magna” en el 15 de junio de 1215 para limitar sus actos arbitrarios. Esto fue
una base histórica para limitar el poder central de los reyes.
Nota 2: La Inquisición no
fue una creación española, aunque sobrevivió más tiempo en este país. Fue
creada en 1184 en Francia, para combatir la herejía de los cátaros, y luego se
empleó para reprimir cualquier culto no católica. In 1553 se empleó para
castigar a “brujas” por toda Europa, y los cristianos protestantes emularon
estas agresiones. Por ejemplo, en Ginebra en este año los calvinistas queman
vivo al teólogo, médico y humanista aragonés Miguel Servet.
Nota 3: La palabra “moro”
proviene de la época romana para referirse a la población del norte de África.
Nota 4: “La reconquista española llegó recién en
1492, por lo que durante siete siglos floreció allí un enjambre cultural de
musulmanes, judíos y cristianos. Grandes bibliotecas, palacios y mezquitas,
hicieron que Andalucía -Granada, Sevilla y Córdoba, pero también Toledo- fuese
una región cuyas ciudades brillaban a la par de Bagdad o Damasco. En Toledo,
bajo la monarquía de Alfonso el Sabio, de origen cristiano, se propició la
creación de una escuela de traductores, un hecho que multiplicó el cruce de
conocimientos” (Idiomas Olvidados (1/7/2015).
Nota 5: “Toledo había sido conquistada en 1085 y
estamos en 1126. Muy pronto, en el ritmo de aquellos tiempos, para que los
cristianos toledanos hablaran algarabía. Pero es el momento preciso en que el
arzobispo D. Raymundo de Sauxetat (1126-1152) inaugura en Toledo la escuela de
traductores cuya misión sería traducir al latín las obras de los filósofos
árabes y de los pensadores griegos ya traducidos y glosados en árabe. Toledo se
convierte así en "eslabón entre Oriente y Occidente", y ocupando,
durante más de un siglo, un puesto preeminente entre las catedrales europeas….
“ (Brasa Días, s/f).
Nota 6: Tomado de: Lineas de
tiempo (s/f):
1296 - 1ª G. Indep. Escocia: Primera Guerra de Independencia de Escocia
(1296-1328). Resultado: victoria escocesa. (Escocia, Inglaterra)
1337-1453 - G. de los Cien Años: Guerra entre Inglaterra y Francia en
la que se involucraron otros reinos europeos.
1346/08/26 - Batalla de Crécy
1419 - G. Husistas
1429 - Juana de Arco: Juana de Arco libera Orleans
1517 - Reforma de Lutero
1545 - Trento: Concilio de Trento
1566-1648 - G. 80 años: Guerra que enfrentó los Países Bajos contra el
Imperio Español
1579 - Sitio Maastricht: Los españoles sitian y toman la ciudad de
Maastricht
1618 - G. 30 años: Guerra de los 30 años
1642 - G. Civ. Inglesa: Guerras Civiles Inglesas entre los partidarios
realistas y los parlamentaristas.
1701 - Suc. española: Guerra de sucesión española
1715 - Utrecht: Tratado Utrecht
1733 - Suc. polaca: Guerra de Sucesión polaca
1739 - G. Asiento: Guerra del Asiento
1740 - Suc. austriaca: Guerra de Sucesión austriaca
1756 - G. 7 Años: Guerra de los Siete Años
1775 - Indep. EEUU: Guerra de Independencia de los Estados Unidos
1802/03/25 - Amiens: Tratado de Amiens
1810-1833 - Indep. Hispanoamérica: Independencia Hispanoamericana
1815/06/18 - Waterloo: Batalla de Waterloo
1853 - Crimea: Guerra de Crimea
1866/06/14 - Austro-prusia: Guerra Austrio-Prusiana
1912 - G. Balcanes
1914 - I Guerra Mundial: Primera Guerra Mundial
1919/06/28 - Versalles: Tratado Versalles
1939 - II Guerra Mundial: II Guerra Mundial
1954 - Argelia: Guerra de Independencia de Argelia de Francia.
1991-2001 - Yugoslavia
Los nombres son modernos. Se
refiere a las zonas que luego se convirtieron en estos países.
Nota 7: Parlamento completo,
tomado del Acto I, Escena 1 de “Eduardo III” de William Shakespeare. (s/f).
“See, how occasion laughs me in the face!”:
No sooner minded to prepare for France,
But straight I am invited,—nay, with threats,
Upon a penalty, enjoined to come:
Twere but a childish part to say him nay.—
Lorrain, return this answer to thy Lord:
I mean to visit him as he requests;
But how? not servilely disposed to bend,
But like a conqueror to make him bow.
His lame unpolished shifts are come to light;
And truth hath pulled the vizard from his face,
That set a gloss upon his arrogance.
Nota 8: “Despotismo ilustrado, también llamado
despotismo benévolo, forma de gobierno del siglo XVIII en la que los monarcas
absolutos implementaron reformas legales, sociales y educativas inspiradas en
la Ilustración. Entre los déspotas ilustrados más destacados se encontraban
Federico II (el Grande), Pedro I (el Grande), Catalina II (la Grande), María
Teresa, José II y Leopoldo II. Por lo general, instituyeron reformas
administrativas, tolerancia religiosa y desarrollo económico, pero no
propusieron reformas que socavaran su soberanía o perturbaran el orden social
(Britannica, The Editors of Encyclopaedia, 30-10-2023).
Nota 9: Estimadas sobre la
población precolombina de indígenas en los Estados Unidos son difíciles lograr
y tienen un rango de 8–112 millones. (Deneven, 1992). Actualmente (2023) es de
4.8 millones (American Demografía, 2023).
Nota 10: George Washington
ha sido comparado con el romano Cincinato que regresó a sus campos y su arado después
de suprimir una sublevación, rechazando el honor de ser dictador de Roma. Sin
embargo, Washington regresó a la vida pública después para ser el primer
presidente constitucional de los Estados Unidos.
Nota 11: “Según Carl Jung, el arquetipo sombra se
define como el aspecto inconsciente de la personalidad caracterizado por rasgos
y actitudes que el Yo Consciente no reconoce como propios. A nivel individual,
se trata de los aspectos rechazados de la personalidad, la suma de todas
aquellas cualidades que no se reconocen como propias o no se consideran aceptables
y que desearíamos ocultar….” (Anónimo, 22/4/2023).
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