sábado, 29 de julio de 2017

La transición a la democracia



Tenemos que admitir ahora que vivimos bajo un régimen militar, y no cívico/ militar. Los civiles que aparecen como voceros (como Nicolás Maduro) no detentan el poder verdadero. Por esta razón es importante entender las características de las dictaduras latinas, no sólo para comprender el proceso histórico, sino también para ir seleccionando las estrategias más apropiadas para llegar a un proceso de transición viable. 

Además hay que planificar y desarrollar una eventual evolución hacia la democracia y la paz.

Mazzel (2011) habla de transición política y la consolidación de la democracia en Argentina. Dice, en una reflexión inicial sobre los antecedentes históricos de estos procesos, en la mayoría de los casos, ha ocurrido una “apertura”; dice:

 “¿Qué determina el comienzo de la apertura? Según Juan José Linz las transiciones comienzan habitualmente con un hecho particularmente traumático como el asesinato del almirante Carrero Blanco, en España, o la derrota de Pinochet en el plebiscito en Chile. Esto es mucho más evidente en las (escasas) transiciones “por colapso”. Así, el fracaso del régimen de los coroneles griegos en Chipre, o la derrota de las Fuerzas Armadas argentinas en Malvinas (junio de 1982) abrieron, en forma abrupta, la crisis de esos regímenes militares dando comienzo a la transición. Por lo general se produce una ruptura al interior de la coalición dominante que provoca una crisis de legitimidad, se erosiona la capacidad del régimen para limitar el pluralismo, disminuyen sus capacidades de represión, y se incrementan los umbrales de movilización popular” (pp. 11-12).

En Venezuela el potencial fracaso mañana del “plebiscito” sobre el constituyente podría significar el inicio de una abertura como describe Mazzel. Este autor percibe la acción en la calle como una señal para los dictadores, o aspirantes a dictador, que la población no aceptaría pasivamente su dominación. La represión es posible sólo hasta cierto punto y después deja de ser viable para mantener el poder. Pero las manifestaciones populares no son capaces por sí solas a derrotar una dictadura: son señales importantes -imprescindibles- pero no vencen al poder militar.

¿Cuándo se sabe que la transición hacia la democracia está consolidada? Dice Mazzel:

“…cuando el poder civil democrático no tiene ningún tipo de condicionante originado en el ejercicio de la dictadura e impuesto por esta en su retirada, ni intentos de cuestionamientos de decisiones del poder civil que afectan a los militares, por parte de las Fuerzas Armadas. Es decir, cuando estas dejan de tener prerrogativas que escapan a sus funciones específicas como parte del Estado y quedan subordinadas por completo al poder civil. Debe incluirse, también a modo de refuerzo del proceso, la elección libre del segundo gobierno posdictadura, siempre y cuando, por cierto, no continúen vigentes condicionamientos impuestos por la dictadura” (Waldo Ansald, citado por Mazzei, p. 12).

El final de una dictadura puede ocurrir por "colapso" como en Argentina, o por una trasformación gradual o “pactada” como ocurrió en Chile.  Mazzei describe así a las dos opciones:

“... una de las características de las transiciones por colapso es que de la fase de liberalización se pasa, sin escalas, a la democratización (o salida electoral). En este caso desde el renacimiento de la actividad política hasta el llamado a elecciones pasan pocos meses. … [Las]  transiciones no pactadas tiene mayores probabilidades de conducir a un tipo más completo y menos restringido de democracia ya que la ausencia de pactos puede significar una posibilidad de avanzar más profundamente en las reformas económicas y sociales, o en la revisión judicial del pasado. De hecho Argentina fue el único de los países latinoamericanos que juzgó y condenó a los máximos responsables militares de la dictadura” (p. 13).

Sin embargo, señala el autor que la democratización por colapso puede conducir a confrontaciones entre los partidos políticos y los otros aspirantes al poder civil. Estas confrontaciones pueden degenerar en trifulcas políticas, acusaciones repetidas entre los actores principales y la creación de múltiples partidos políticos pequeños que no logran acordarse sobre las temas más importantes. Este es un fenómeno que comienza a asomarse en Venezuela aún antes de la caída de la dictadura. Es decir, se trata de un proceso potencialmente más rápido, pero también más vulnerable al fracaso.  

Otro de los riesgos es el regreso del poder militar. Mazzel cita al respecto el caso argentino en que hubo múltiples intentos de militares descontentos para recuperar el poder perdido.

Referencia:
Daniel Mazzel (2011). Reflexiones sobre la transición democrática argentina. PolHus 4 (7), pp 8-15. Disponible en: http://www.historiapolitica.com/datos/boletin/polhis7_mazzei.pdf







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