sábado, 29 de enero de 2011

Egipto y liberación



Fuente de la foto del "Día de Ira".












La euforia en Egipto es contagiosa. Y la tristeza por el precio que muchos tienen que pagar para conseguir democracia en sus tierras también. Como televidente de CNN y la BBC siento las mismas emociones que tenía hace algunas décadas al ver los acontecimientos iniciales en la Plaza Tiannamon. Leí sin embargo un pésimo augurio: ¿La Plaza Tahrir será la Nueva Plaza Tiannamon? Por ahora rechazamos estos pensamientos negativos.

El miedo a las teocracias se empeora cuando los cristianos y judíos contemplan movimientos de liberación en países donde existen una mayoría musulmana. También Los Estados Unidos y Europa tiemblan cuando se mencionan la posibilidad de que la Hermandad Musulmana gane control en el Oriente Medio, a pesar de la renuncia de este partido a la violencia como un arma política. Todo esto es una ironía del tamaño del Muro de Lamentaciones, porque de hecho Israel es, ella misma, una teocracia.

Que quede claro, a pesar de lo que acabo de expresar, creo fervientemente en gobiernos laicos.

Pero quienes imposibilitan revoluciones seculares en nombre de una estabilidad imaginaria, fomentan revoluciones religiosas.

El mensaje de Barak Obama al respecto me decepcionó. Entiendo que tiene que caminar en su diplomacia sobre cáscaras de huevo. Tal vez por esta razón los mensajes son ambiguos: los reportajes de CNN apoyan a los manifestantes, y dada la estrecha relación que hay entre esta emisora y la política oficial el gobierno estadounidense, tal vez podríamos imaginar que los anunciadores estén preparando el camino para que Obama deje de apoyar a aquel dictador nefasto que pretende ser faraón.

domingo, 23 de enero de 2011

El regreso de Capitán Garfio y el cocodrilo



Fuente del dibujo

Seguramente mis lectores se acuerdan de la historia de Peter Pan y el Capitán Garfio. Y también recordarán que un cocodrilo siempre asechaba al pirata porque después de haber engullido la mano del pirata, aquel mordisco le había despertado ganas de comérselo todo. El filibustero sólo se salvaba porque un reloj en las tripas del animal audiblemente continuaba con su tic-toc, y le prevenía del peligro.

Bueno, la realidad es tan interesante como las historias infantiles. Un cocodrilo en la Ucrania comió un teléfono celular que cayó en su jaula, y el aparato seguía sonando igual como hacía el reloj dentro del acosador del malvado bucanero. El animal en este nuevo caso se llama Gena y tiene 14 años, pero los resultados de su refrigerio electrónico no son tan benignos: Gena ha perdido su apetito y tiene un caso agudo de estreñimiento.

La mujer que perdió su celular quiere recuperarlo porque tiene fotos que le son valiosas, pero no está dispuesta a pagar por la cirugía de Gena.

Qué mala suerte para Gena.

miércoles, 5 de enero de 2011

Salman Taseer



Fuente de la foto

Con esta entrega deseo expresar mi pesar por la muerte de Salman Taseer. Es irónico que yo aprendiera su nombre sólo en el momento de su asesinato, pero necesito lamentar la pérdida de una voz de razón y compasión en Pakistán donde crece el fanatismo y se multiplican los proponentes de la muerte. La tragedia de la exacerbación xenofóbica corre por todo el mundo.
Es urgente buscar como mermar esta oleada de violencia y fogosidad imbécil que empuja a la gente matar y maltratar a los demás en nombre de una causa. Evidentemente no se puede lograr esto por medio de los aviones “dron” con su secuela de daños colaterales. Se lo consigue cuando todo el mundo pueda reconocer semejantes entre los forasteros, sus oponentes y sus contrarios.
Pero además de esta “Otredad”,  tiene que haber un proyecto colectivo de bienestar. Cito de un artículo escrito por Henry A Giroux en Trouthout donde habla del estado de ultra-individualismo que infesta mucho del mundo:
"La catástrofe que marca el momento histórico actual ya no está envuelta en la capa del progreso. Por el contrario, la tormenta que se forma  [en todas partes del globo] representa una clase de “contra-progreso”, una negación del pensar, de invertir en, o tomar en cuenta las responsabilidades colectivas que se asocian con cualquier versión de “la sociedad bienhechora”.  Construir visiones significativas de la sociedad bienhechora que benefician a todos los ciudadanos -más bien que unos pocos-, ahora se ve como pérdida de tiempo, puesto que son inaplicables a la felicidad individual y a una vida personalmente acertada.”
Por otro lado, cualquier proyecto colectivo tiene que ser inclusivo: no se puede sacrificar algunos en nombre de ideologías que niegan al individuo y lo arrojan como traste inútil como hacen algunos movimientos ultra-colectivos como los que llaman "traicción", "pecado" o "blasfemia" a todo pronunciamiento con el cual no comulgan.
Pero por ahora sólo quiero unirme con quienes teman el fanatismo.
Quería incluir en esta entrega algunos nombres de personas que, como Salman Taseer, representan la paz pero que sufrieron a causa del odio; para buscarlos ingresé las palabras “paz” y “mártires” en Google.  En seguida me di cuenta del riesgo de abrir archivos con la palabra “sagrado” en el anuncio previo. Segundo me deshice del término “mártir” por que salían referencias a los “fatwa” y otras formas de etnocentrismo delirante. Finalmente encontré una lista para suplementar la que yo había elaborado, la hallé con una clave más laica: “asesinatos políticos”. Sin embargo tuve  que seleccionar con pinzas los ejemplos a incluir: la lista que  consulté contiene nombres como Calígula, el Zar Nicholas II y Jean-Paul Marat, quienes claramente no representan lo que quería expresar, y otros como Benazir Bhutto (la mujer política pakistaní que fue víctima de un fanático en 2007); tampoco la incluí porque personifica moderación política, pero no era un proponente explícito de paz.
Invito a los lectores a sugerir más nombres en la opción de comentarios abajo. 

 La lista:

Abraham Lincoln, presidente de los EE.UU.
Mahatma Gandhi, líder del movimiento independentista en la India y primer practicante de la protesta no violenta
Isaac Rabin: Presidente israelí que intentó negociar la paz con los egipcios.
Martin Luther King, líder del movimiento a favor de igualdad para los negros en los EE.UU. y seguidor de las enseñanzas de Gandhi.
Malcolm X: líder de los llamados “Musulmanes Negros” en los EE.UU. que fue asesinado cuando comenzó a promover la paz.
Los Kennedy, presidente de los EE.UU. y su hermano que se postuló como candidato al mismo puesto. Fue asesinado después de declarar su intención de sacar los soldados estadounidenses de Vietnam.
Patrice Lumumba, (1961), Primer Ministro del Congo. Su asesinato fue facilitado por los belgas y probablemente los estadounidenses.
Agathe Uwilingiyimana, (1994), Primero Ministra de Ruanda, miembro del tribu Hutu, y una de las primeras víctimas del genocidio que comenzó en esta fecha.
Óscar Arnulfo Romero, (1980), Arzobispo de San Salvador, El Salvador, que apoyaba el movimiento que intentaba juzgar a los victimarios del genocidio en aquel país.
Los que han sufrido carcel por proponer la paz o la democracia:


Nelson Mandela, preso por muchos años debido a su lucha contra el apartheid en África del Sur.
Liu Xiaobo: actual disidente chino que ganó el premio Nobel de paz este año.
Ang San Suu Kyi: fue presa en Myanmar por 15 años por su defensa de la democracia.
Hay personas que no he incluido como la jueza María Lourdes Afiuni que, aunque presa política en Venezuela, no ha sido proponente de la paz.
Esta dirección contiene otra lista de personas no tan conocidas que promovieron la paz pero que terminaron como víctimas de la violencia en los años recientes

lunes, 3 de enero de 2011

Desconfío de las razones





Acabo de leer “Las Causas Perdidas” de Jean Cristophe Rufin en su edición en español publicado por el Grupo Zeta (1991/2001). Es un diario ficcionalizado escrito por un personaje de origen armenio.

Se trata de Hilarion Grigorian que testimonia, y termina facilitando los esfuerzos humanitarios para combatir la hambruna que ocurrió en Etiopía en la década de los 80 del siglo pasado. Hilarión vive en la ciudad de Asmara y de allí no sale: sin ir personalmente a Rama (el centro de operaciones de uno de los grupos que socorran a los hambrientos), recoge y es testigo de todo lo que le cuentan sus informantes, amigos y emisarios.

Si el libro se llama “causas perdidas” es porque aparece en sus páginas toda una crónica de quimeras. En las primeras páginas Hilarion evoca la llegada de los italianos colonizadores los finales del siglo XIX y la resistencia de los príncipes ras. Luego viene la invasión de los fascistas con sus conocidas secuelas: sus soldados llegaron con la eufórica ilusión de reavivar el imperio que murió en sus propias tierras hace casi dos mil años y por lo tanto siguieron tanto a Cesar como a Mussolini. De interés para la novela es el fruto de tanto heroísmo: son los “encallados”, los invasores envejecidos de poca monta que quedaron en Etiopia después de la guerra como expatrias porque no tenían a que regresar, permanecen y envejecen circundados por forasteros afines en una cultura totalmente ajena. Uno de ellos, Ricardo, tiene como mustio anhelo poder volver escuchar una grabación de la opera Aïda.

En el tiempo que transcurre los eventos de la novela el gobierno comunista de Etiopía confronta a una rebelión armada y cada lado también tiene sus razones. Esto coincide con la gran hambruna: los comunistas, que representan al gobierno en poder, instigan a los famélicos a grandes migraciones con la idea de forzar a los sobrevivientes a llegar “al sur”, a una zona selvática y sub-poblada donde alegan que pueden rehacer sus vidas. Sin embargo utilizan cínicamente a estas largas columnas de hambrientos como arma contra los rebeldes.

El tema principal de la novela es la creación de campo de socorro en Rama, allí también hay ideologías y motivaciones inmiscibles. El problema es que si las organizaciones humanitarias se quedan en el país, dan apoyo a los comunistas y sus nefastas deportaciones de los que mueran de hambre, y si salen del país abandonan también a los que mueren de inanición.

También hay diferentes motivaciones personales entre los rescatadores. Existe primero la necesidad burocrática de responder a las órdenes de las agencias de ayuda. Después está la pasión de entrega y sacrificio que proclama que "no hay nada más hermosa que una vida humana". También están las sutilezas de impulsos personales como la necesidad de proteger a una amante en peligro. La última causa es la de Efrem, un niño de la calle que se ocupa del espiritismo y termina abriendo los ojos de Grégoire, el personaje benefactor principal, a la complejidad de la vida.

Hilarión ha heredado de su bisabuelo el acervo de valores y bienes que le permite ser mercante de armas (para no usar el término “traficante” que el mismo Hilarión rechaza), y otros bienes que mantiene en su tienda, casi en desuso ya. Tiene fortuna propia que le da cierta independencia personal frente a las tragedias que le rodean.

En un momento de la novela Hilarion siente la necesidad de justificar el negocio familiar; he copiado una larga cita de esta curiosa defensa:

“...mi bisabuelo comprendió nada más llegar a este reino perdido... que aquí no se puede vender otra cosa... La gente de este país es orgullosa y tienen unas necesidades rudimentarias; se alimenta exclusivamente de los cereales que crecen en sus tierras altas..... Para vestir, nada les parece más bonito que las telas de algodón que tejen ellos mismos.... Intentan, pues, comerciar en semejantes condiciones, y ya verán si no acaban proporcionándoles la única cosa procedente del exterior que la que muestran una avidez sin límite, es decir las armas.
“Nosotros calmamos esa voracidad. No me avergüenza de ello. Lo hicimos sin apasionamiento ni odio, sin participar jamás en ningún enfrentamiento. Vendemos a quien quiere comprar... siempre hemos sido neutrales. Tan neutrales como esos jóvenes que dicen realizar una labor humanitaria.... Nunca hemos tenido ni protegido un ideal o una ambición propios. Nos encontramos en el núcleo de la Historia sin hacerla. Exactamente igual a los que realizan labores humanitarias” (p. 81).


Sin embargo Hilarión es un testigo simpático y generoso. Desde su postura interesada y desapegada de las grandes causas que le rodean, se da cuenta de la inutilidad de las pasiones solariegas.

Es curioso también como en la ciudad de Asmara, no se sienten los conflictos de la guerra civil y la tragedia de los hambrientos. La gente vive sus vidas -algo deshilachadas- con total normalidad y los rumores de los conflictos en el campo son sospechosamente imprecisos.

Me gustó este libro. Me gustó como desconfía del heroísmo y de todo lo que inspira a alguien morir a nombre de algo. No es que personalmente no creo en la entrega, sino que coincido en sus dudas sobre las razones trascendentes y absolutistas.

domingo, 2 de enero de 2011

La brasa viva





¿A qué buscas la lumbre
la calle arriba,
si de tu casa sale
la brasa viva?
(Pidiendo disculpas de García Lorca)

sábado, 1 de enero de 2011

Feliz Año nuevo







Puse fotos de los fuegos artificiales que fotografié desde mi patio anoche en esta dirección. Son como animales luminiscentes del mar o supernovas del espacio sideral.
 
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