En las primeras dos semanas de diciembre del año pasado terminé de leer un libro de Abdón Ubidia, “Sueño de Lobos”.
La novela me gustó mucho aunque sea un libro escrito por un hombre para hombres. Las mujeres aparecen como simples mecanismos para expresar la inconformidad y tristeza de estos caballeros descontentos.
Sin embargo, y siendo mujer, me parece una ventana interesante al mundo que a veces para mi es incognito. Creo que el sexo masculino tiende a sufrir más que las mujeres del síndrome nietzscheano de Raskolnikov, el personaje principal de la novela “Crimen y Castigo”: se trata de la creencia que los humanos pueden dividirse en dos grupos: por un lado la gente común y por el otro, los Napoleones del mundo que tienen el derecho a despreciar el derecho y las costumbres para buscar un futuro más glorioso.
Hay un personaje, quien llaman “El Maestro” que
parecía haber construido un nido más cómodo: hace bien un trabajo que le
interesa y puede vivir de él, tiene una familia y una mujer que ama, y tiene
prestigio entre sus amigos. El problema es que estos amigos son “El Gavilán” y “El
Turco” y otros que no concilian sino el sueño de lobos merodeadores y cazadores
de lo imposible.
La pregunta que me queda del libro es ¿por qué El
Maestro se dejó rastrar al desastre? Es inquietante puesto que Ubidia no deja
escapar a nadie: no hay un rincón no nietzscheano para esta masculinidad.
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