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La educación de los jóvenes en la convivencia puede contraponerse a su susceptibilidad a las conductas violentas, el descomedimiento y la coacción.
Un artículo reciente de Osterman y Brown (2011) ofrece algunas claves al respecto. Proponen que en “las culturas de honor” el modelo de masculinidad compromete a los hombres a proveer y defender a sus familias, éstos tienden a sentir la necesidad de emplear la fuerza para cumplir con estos deberes. Además acostumbran poseer armas de fuego, y cuando sienten que hayan fracasado en estos respectos, se autoagreden, inclusive al gradp de suicidio.
En las bandas juveniles estos deberes dejan de relacionarse tanto con la familia biológica y se conviertan en compromisos con una especie de parentela subjetiva con los miembros de la pandilla que tienen fuertes deberes de honor. La “traición”, por ejemplo, no sólo es reprehensible entre ellos, sino también la mera sospecha que un miembro haya sido desleal puede conllevar un pronto y cruento castigo por parte de los demás. Por esto es cardinal mantener una buena honra en el grupo; Osterman y Brown (2011) mencionan justamente la importancia de la reputación como un factor en la cultura de honor y los precios a pagar por su pérdida.
Aun en la violencia individual entre jóvenes delincuentes, existe un código de honor: el joven tiene que mostrarse “duro”, imbatible, arrojado y temerario, en parte para poder sobrevivir entre otros que aspiran la misma fama callejera, y en parte debido a normas de hombría que ha asimilado. Esto quedó evidente en los resultados de la tesis de maestría de Alex González (2009) en donde examinó los códigos rígidos e inquebrantables entre los presos en una cárcel venezolana. También en el libro “Y salimos a matar gente” de Alejandro Moreno se puede apreciar la necesidad de un autoimagen de corajudo entre los personajes retratados.
Creo que cualquier intento de ofrecer reflexiones sobre la convivencia en las escuelas tiene que tomar en cuenta esta cultura de honor que los jóvenes encuentran a diario en las calles.
Referencias:
Lindsey L. Osterman and Ryan P. Brown (2011). Culture of Honor and Violence Against the Self, Personality and Social Psychology Bulletin, XX(X) 1–13.
Alex González Osuna (2009). Códigos y modos de relación en la prisión venezolana. Caso “Yare II”. Tesis de maestría, Maestría en Psicología Social, Universidad Central de Venezuela.
Alejandro Moreno (2007). Y salimos a matar gente. Caracas : Centro de Investigaciones Populares (CIP).
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