Hace dos semanas les dije, estimados lectores eventuales, que experimentaba con hacer desinfectante en base a vinagre y cortezas de naranjas y que iba a reportar sobre los resultados. Esta foto retrata el inicio del experimento:
El proceso es simple: mezclar los ingredientes, esperar dos semanas, quitar las cáscaras y filtar con una tela. Luego de hacer todo esto pasé el líquido a frascos pequeños y manejables.
Primero intenté usarlo en las baldozas de la cocina: éxito total. Hoy limpié el plato del alimentador de pájaros, que normalmente requiere inmersión en agua caliente y un buen restrego con jabón fuerte y cloro: nada más tuve que pasarle un trapo con el líquido y se quedó razonablemente limpio. Igualmente y al vuelo sacó las manchas de té que se quedaron en las tazas de porcelana. ¡Oh my goodness!
No quiero salir como una propaganda metida entre las tomas de una telenovela, pero, un mensaje a mis queridos colegas empobrecidos de las universidades: es bueno y barato. Y no tiene sustancias químicas dañiñas.
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