Aunque se le pueda interpretar como una denuncia de la escasez
en Venezuela, yo veo en él algo mucho más preocupante: la conducta de frenesí de
alimentación (feeding frenzy) -como peces en un acuario, hambrientos y guiados sólo por instintos- que se ha apoderado a los habitantes del país.
Bien, sí hay escasez y es un problema socio-económico urgente.
Pero la respuesta de la gente no ha sido formar colas por orden de llegada y
esperar un turno justo. Es golpear al viejito en frente para alcanzar primero
al paquete de papel higiénico y arrancar el pote de leche en polvo de la señora
de al lado.
Es una conducta que comienza a verse en todas partes: en
las largas filas de autos esperando un espacio para avanzar, en arrojar la basura
a la calle, en agarrar sin comentar el cambio a favor de uno después de hacer
una compra cuando el empleado se equivoca…. Es una actitud de “¡yo primero!”
donde las ideas de solidaridad y espacio público se han desaparecido. Es, además, una total
falta de respeto por la ley que se ve en todas partes.
Cuando finalmente las pesadillas políticas y económicas se
acaban, estos factores de respeto al otro van a ser los más difíciles en
recuperar.
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