Hoy terminé Lucía* de Ligia Mujica de Tovar. Parte de lo que atrae en este libro es que se trata de la historia de la misma familia de Ligia (a quien considero amiga mía), y parte viene del testimonio trágico que ella hace contra los abusos del poder, en este caso el poder de Juan Vicente Gómez, dictador de Venezuela de 1908 a 1935.
Sé que hay gente hoy en día que recuerdan al “Bagre” con cierto afecto; dicen que acabó con los caudillismos criollos en el país y construyó algunos aeropuertos y edificios de infraestructura. También sé que Gómez no ha sido el único tirano en mantener cárceles políticas y presos en condiciones indefendibles. Sé que de los laberintos del poder siempre surgen seres viciados y capaces de maltratar y asesinar en nombre de su propio puestico en las cadenas de autoridad.
Pero perturba mucho leer las historias de gente verdadera que el poder ha destrozado, más aún sabiendo que esto no se acabó con la muerte de Gómez. Y sabiendo que las cárceles siguen siendo antros de inhumanidad. Y sabiendo que la psicopatología del abusador sigue protegida y empleada a beneficio de los corruptos.
Además el libro deja claro que los abusos políticos extienden sus tentáculos desgraciados por generaciones en las mismas familias que han sido sus víctimas.
Es un libro que bien vale leer.
*Ligia Mujica de Tovar (2014). Lucía. Caracas: Editoiral Eclepsidra
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