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Estoy leyendo “Soldados de Salamina de Javier Cercas, sobre la vida de Rafael Sánchez Mazas, escritor fascista de la guerra civil en España y los primeros años del gobierno de Francisco Franco. Los paralelos en la lucha por el poder por parte de los movimientos totalitarios se parecen si uno descuenta el contenido ideológico. Hay muchas páginas que podría citar de este libro pero en este párrafo podemos ver por extensión a los inicios del chavismo –claro quitando la causa particular para que peleaban los protagonistas-. Es allí, en las tácticas de poder que la democracia dista de todos los regímenes despóticos.
“El hecho es explicable: recién recobraba la libertad, Sánchez Mazas lo encontraba todo a pedir de boca, porque no podía imaginar que la realidad de la España de Franco difiera en un ápice de sus deseos; no era ése el caso de algunos de sus viejos camaradas falangistas. Desde que el 19 de abril de 1937 fue promulgado el Decreto de Unificación, un verdadero golpe de Estado a la inversa…, por el que todas las fuerzas políticas que se habían sumado al Alzamiento pasaban a integrarse en un único partido bajo el mando del Generalísimo, la vieja guardia de Falange podía empezar a intuir que la revolución fascista con que había soñado no iba a llegar nunca, porque el cóctel expeditivo de la doctrina –que en una amalgama brillante, demagógica e imposible, mezclaba la preservación de ciertos valores tradicionales y la urgencia de cambios profundos en la estructura social y económica del país, … y el irracionalismo vitalista de raíz nietzscheana que, frente al vivere cauto burgués, propugnaba el vivre pericoloso romántico-, iba a acabar diluyéndose en un aguachirle gazmoño, previsible y conservador…. Franco podía usar la Falange, con su retórica y sus ritos y demás manifestaciones externas fascistas… ‘como un mero elemento auxiliar de choque, como una guardia de asalto de la reacción, como una milicia juvenil destinada a desfilar ante los fantamones encaramados en el poder’” (la cita en comillas es a José Antonio Primo de Rivera, en Javier Cercas, Soldados de Salamina, 2003, pp 127-128).
jueves, 27 de abril de 2017
viernes, 14 de abril de 2017
La Telaraña
Al albor, entre una bromelia
y una orquídea en flor,
-en colores en arco iris -rusientes -,
brillaba, amaneciente, iluminando, relumbrante
el tejido de una araña cazadora.
Por sus sedas corría el sol, desde el este,
casi al arder.
Imota, irreflexiva, geométrica
la araña duraba,
inocente de su estética,
centrada, grave y oscura.
Pobre araña -sólo quería
encubir su labor-. Pululaba
de cerca la polilla blanca, más no
entró. La araña ignoraba
que las sombras son sinuosas,
asoman falsas, misteriosas,
y que el sol devela los secretos
de las cosas más ocultas.
-Karen Cronick
lunes, 3 de abril de 2017
La monjita y la pornografía
Un nuevo trozo de las crónicas sobre lo que veo en la calle,
ésta es más bien liviana. Entré en un abasto a comprar queso y frente a mí en
la cola estaba una monjita de la zona, conocida de vista pero no de trato. Creo
que las dos nos dimos cuenta que éramos vecinos de San Antonio. Ella es
pequeñita, la mitad de mi tamaño (y yo soy más bien bajita), y de entre 80 y 90
años de muy activa vida. Me señaló una grafiti en la pared al otro lado de la
calle, un remolino de líneas negras que probablemente trata de una de las “firmas”
de los consabidos bohemios de las latas de spray. La monjita abrió los ojos al máximo:
“¡Es pornografía! Deben quitarlo de allí… ¿qué efecto tendrá en los inocentes
que lo ven?…” Es un ejemplo clásico de percepción individual e incomunicable. De
verdad no quise preguntarle qué veía en aquella madeja de rayas.
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