martes, 31 de octubre de 2017

Muros

de Karen Cronick

Me encuentro construyendo muros
más seguros: como felino con frío, 
o perro enrollado, como pan al lado 
del fuego. Aquí pliego mi viejo cuerpo. 

Desde aquí, tras mi gordo muro, 
hay un techo negro, tan alegre 
de astros de luz y libres cometas.
La luna, andadora y quieta,
huele a jengibre y a café

Espero -no sé qué- de las sombras.
Nombro a las aves de la noche.
Tras mío exhalan el romero,   
la albahaca, la salvia, la menta, 
el cilantro y la pimienta.
Respiran bromelias en flor.
Es el espacio verdadero,
opaco,  sin reproche, sin dolor.


lunes, 30 de octubre de 2017

Los enemigos de la ciencia



Bill Nye ha mantenido un programa para los niños en la televisión sobre la ciencia desde hace muchísimos tiempo. Ahora, en esta entrevista* refiere a las personas que la niegan o que no "creen" en ella. Termina con la esperanza de que el gobierno de Donald Trump sea el "último suspiro" de esta tendencia obscurantista.

Temo, sin embargo, que "la ciencia" tiene mucha oposición y siempre la ha tenido (recordamos las muertes trágicas de Hipatia de Alejandría, Anaxagoras, Sócrates, Maimónides, Giordano Bruno, Galileo Galilei y más recientemente Dian Fossey quien murió asesinada en Ruanda en 1985).

La ciencia excluye. Lo hace por varias vías, en parte porque para tener acceso a su método y hallazgos es necesario obtener una educación de calidad. Relacionada con esta limitación está el vocabulario de cada campo, que requiere años de aprendizaje y dificulta la comunicación entre "los científicos" y la comunidad en general. Por esto personas como Bill Nye y Neil deGrasse Tyson sean tan populares: actúan como traductores e intermediarios para los no iniciados.

Los gobiernos despóticos casi siempre se oponen a la ciencia –excepto en su expresión tecnológica que produce los Rolls-Royce, los smartphones y las armas de guerra-. La pregunta siempre abierta y la duda constante del pensamiento disciplinado son antitéticas a la obediencia ciega que requieren los dictadores. La lealtad política y militar no puede tolerar la “traición”  del escepticismo.

El otro gran contrincante para el alma humana se encuentra en las supersticiones y muchas  interpretaciones de la fe religiosa. Es tan reconfortante tener a mano toda la verdad porque ella está ya “escrita” o porque con una simple consulta con un oráculo, chamán o por medio de los apropiados rezos a un santo se puede obtener las respuestas necesarias. Además la ciencia no nos explica “por qué” ocurren las cosas, excepto en el sentido de una cadena de causas. El “por qué” último y existencial que nos dan las religiones está ausente en la ciencia, ya que se limita a explicar “cómo” ocurren.

Personalmente pienso que la fe es importante justamente porque llena estos espacios existenciales. Nos explica “por qué” tenemos que morir y “por qué” nacimos. Claro, una elaborada filosofía científica nos puede ubicar en la larga historia del universo, en la belleza de las estrellas y los átomos y en el perfecto reloj de la vida y sus mutaciones. Nos puede fijar –un poco menos precisamente- sociológicamente y en la antropología y la psicología. Nuestra  participación en la vida es maravillosa simplemente porque existe, y esta estética puede ayudarnos a “explicar” nuestra conciencia y sentir.

Pero divago. Mi punto central es que la ciencia es una cultura que debe abrirse, no como materias empolvadas en el ya aburrido liceo, sino como una ventana abierta por donde entran vientos frescos. Los excluidos tienen que perder el miedo a la duda constante y ver lo liberador que puede ser. Mientras más personas tengan este acceso, menos enemigos tendrá la ciencia.

*Lorraine Chow (29 de Octubre, 2017). Bill Nye: Trump Adminstration will be 'Last Gasp of the anti-science movement. Disponible en: http://readersupportednews.org/news-section2/318-66/46561-bill-nye-trump-administration-will-be-last-gasp-of-the-anti-science-movement

sábado, 28 de octubre de 2017

Manaos


Esta noche terminé de leer Manaos de Alberto Vásquez-Figueroa. Es algo así como Indiana Jones con consciencia social. 

Me gustó mucho, por la descripción de la Selva Amazónica en el brutalísimo tiempo de los caucheros. En la novela una pequeña banda de hombres (y una mujer) se escapan de la esclavitud y la prostitución en una serie de aventuras que sería imposible de creer como un cuento verídico, pero como ficción es hipnotizante. No todos lo logran, y de verdad el final de la historia no aparece claramente. No importa las posibilidades reales de una aventura como ésta. El lector huye junto con ellos de las arañas venenosas, de los ejércitos de los esclavistas, del hambre, de la necesidad de convertirse en piratas para conseguir barcos para navegar los ríos, de las tribus de indígenas que han tenido que convertirse en guerreros para sobrevivir a la crueldad de los esclavistas caucheros y aun de las heridas en el alma engendradas por el maltrato que a veces conduce a la locura. 

Yo conocía algo de la historia del comercio del caucho y las orígenes de Manaos, pero realmente sabía poco sobre la enormidad de la tragedia de aquellos tiempos y lugares. El libro me abrió a esta historia, y no volvería a pensar ni en la ciudad ni en el río del mismo modo. 

sábado, 21 de octubre de 2017

La responsabilidad científica frente a la Inteligencia Artificial


Leí recién un artículo* que expresa algo en que he venido reflexionando antes. Los movimientos populistas y separatistas se multiplican y uno de los motivos para esta amenaza anti-democrática es un cambio socio económico que ya comienza a sentirse: la tecnología -a pesar de todos los avances que promete- peligra la vida de mucha gente porque reemplazará sus fuentes de trabajo y la reducirá al estatus de irrelevantes. Sus vidas van perdiendo importancia y significado, y en estas condiciones muchas veces quedan vulnerados frente a los discursos de los extremos de la política. Y no es sólo la mano de obra sin destrezas, pronto tocará a muchos abogados, médicos e ingenieros. La inteligencia artificial y la robotización vienen en camino. Aquí cito un párrafo del artículo*:
"Ahora, más que nunca, los científicos deben comprometerse y comunicarse, para que la política no invada a la ciencia. Se asocian los renacimientos con una batalla de ideas cada vez más intensa. Los científicos deben participar en esta lucha sobre el desarrollo y la aplicación de sus conocimientos e invenciones."


*"The second Renaissance" de Ian Goldin. 19 october 2017 | vol 550 | NATURE.  No tengo acceso a su dirección electrónica.
 
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