miércoles, 2 de mayo de 2018
Paralelos andamos
Separados por universos
paralelos andamos.
Arrinconada sola en un cafetín caraqueño
voy leyendo: ando por los viejos senderos de Kioto
y miro los reflejos de montañas rojizas
en los tranquilos lagos,
y arcaicos, gastados templos
de rara y sinuosa belleza.
Me adentro íntimamente en la locura
de un retraído joven monje
que amando lo sublime, se siente feo,
y retorciéndose en su estética tortuosa
anhela destruir toda perfección.
De repente oigo
por los balcones del centro comercial:
la gente grita “¡GOL!”;
aunque no se conozcan
están unidos por lazos del alma.
Los miro brevemente y regreso a la belleza
amenazante, amenazada
del templo del pabellón dorado de Kioto.
-Karen Cronick
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