jueves, 23 de abril de 2020
El ambiente y las pandemias
En lo que sigue considero dos aspectos de la relación entre el ambiente y las pandemias. El primero es la relación entre nuestras industrias y el mundo natural, la cual se evidencia ahora por la reducción de contaminantes mientras dure la actual cuarentena debido al Covid-19. La segunda tiene que ver con las condiciones ambientales que favorecen el desarrollo de pandemias.
Estamos viviendo una pandemia nueva este año. Ella ha motivada a la gente a protegerse por medio de una cuarentena y el uso de técnicas de distanciamiento social. Todo esto ha producido algunos cambios en nuestra relación con el mundo natural.
Oí esta tarde (22-4-20), una entrevista con David Frederick Attenborough en el programa que conduce Christiane Amanpour en CNNI. Fue interesante en varios sentidos. Primero dijo Attenborough que los cambios inducidos por el encierro, y la disminución en el uso de combustible, han motivado a los pájaros a cantar con más volumen. Yo los había sentido más bullosos en mi porche, pero creía que era un efecto del silencio. Además hay en el mundo menos contaminación. Por la primera vez en muchos años se puede ver la montaña Everest desde la India, y el Aconcagua desde Santiago de Chile. Animales como ciervos deambulan por las ciudades, las grandes tortugas regresan a desovar en playas desde Tailandia hasta Florida en los Estados Unidos, y los pingüinos caminan libremente por Cape Town and Simon’s Town en África del Sur.
Estas manifestaciones bucólicas tienen una relación directa con nuestra crisis económica. No estamos produciendo dióxido de carbono. Mientras nos quedemos en casa sin sacar el carro y sin montar en aviones, el precio del petróleo ha caído a precios nunca vistas porque nadie usa combustible para trasladarse. Las empresas de aviación confrontan la bancarrota. La compañía West Texas tuvo que pagar para que llevasen el crudo que había sacado de sus pozos, porque no pueden cerrar las bombas de producción, y ya no tiene donde almacenarlo. Para esta corporación el valor de su petróleo es menos que cero. El promedio del precio de petróleo en los cuatro índices principales* es sólo U.S. $18,48. Hay mucha preocupación en el mundo financiero, sobre todo entre los países que han construido sus economías nacionales en base a los ingresos que perciben de la venta de este producto.
Son las dos caras ambientales de la cuarentena. Los ambientalistas celebran la disminución de la contaminación atmosférica (7 por ciento según Attenborough), pero la economía en general, tanto para las mega compañías internacionales como para los negocios pequeños, está agonizando.
En las fuentes de información que tengo yo no veo una juiciosa reconsideración de las bases contaminantes del sistema de la producción mundial, sólo ansiedad para volver a las condiciones anteriores a esta crisis, junto con una cierta ternura pasajera para los animalitos en las calles. Es evidente que los productores de petróleo, las refinerías, los transportistas de combustible y los vendedores de productos basados en los hidrocarburos no desearían ver mermados sus intereses. Y para nosotros, los consumidores, aunque aplaudamos el regreso de peces a los canales de Venecia y las abejas y los ciervos a los parques urbanos, pocos de nosotros estaríamos dispuestos a abandonar definitivamente a nuestros queridos vehículos de combustión interna.
Sin embargo, esta semana dijo Fareed Zakaria: “Después de la caída del precio del petróleo esta semana, la junta editorial de los Financial Times escribe que cambios más grandes están en el horizonte ya que un punto de inflexión podría causar una disminución permanente en la producción…. La debacle actual significa que las compañías tendrán que acelerar sus planes de reestructuración” (párrafo 4).
Los grandes intereses forman obstáculos formidables a cualquier cambio a favor de la reducción del dióxido de carbono en la atmósfera, pero posiblemente, dada las caídas en ventas e inversiones en la bolsa de valores, ellos se darán cuenta que hay que hacer cambios. Es necesario ir buscando soluciones que toman en cuenta el valor de estas industrias para la economía mundial mientras construyamos respuestas distintas y viables.
Para resguardar el planeta del CO2, lo más sencillo es la siembra masiva de árboles y la recuperación de los bosques y las selvas. Es decir, la industria petrolera no tendría que eliminarse de golpe. También hay unas tecnologías para capturar este gas invernadero y emplearlo industrialmente, y otras para producir energía no contaminante. Existen vehículos eléctricos. Hay que sustituir el sistema de agricultura basado en grandes extensiones de tierra y limitar la producción y consumo de carne.
Deberíamos estar reflexionando igualmente sobre esta otra crisis que yace amenazante debajo de la de Covid-19. Nuestra relación con el ambiente es también responsable por casi todas las pandemias de la historia. La Peste Negro vino con las infestaciones de pulgas en las ratas a las ciudades medievales. En general las pandemias se relacionan con la concentración de las poblaciones urbanas en condiciones de cierta insalubridad. Desde tiempos prehistóricos hasta nuestros días las grandes ciudades han sido caldos de cultivo en las densas calles europeos y orientales. Los cuentos del Decamerón originaron en la imaginación de Giovanni Boccaccio, pero su fuente fue un brote de la peste negra en el año 1348 en Florencia. En tiempos modernos, desde la peste de Londres en el siglo XVII, hasta la de Marsella en el siglo XVIII, y desde la epidemia mundial de influenza en los siglos IXX y XX, hasta el virus del polio en el siglo XX, las concentraciones de poblaciones densas en las ciudades han influido en nuestra salud.
Un caso que merece análisis especial fue el brote de cólera en Londres en 1854, llamado el Brote de la calle Broad; en este caso una pompa colectiva de agua se contaminó con el agua del Río Támesis; fue la primera vez que se pudo entender y luego controlar a una epidemia debido a indagaciones modernas usando métodos científicos y estadísticos.
También el contagio puede ocurrir desde una población que ha desarrollado defensas contra una enfermedad a otra que no esté inmune, por ejemplo las plagas de sarampión que los europeos pasaron a los indígenas americanos.
Nuestra relación con la naturaleza también afecta nuestra vulnerabilidad. Casos abundan, pero de los más recientes, el brote de ébola y la pandemia de covid-19 en el siglo XXI, tuvieron orígenes similares. Ambos se iniciaron con el consumo de animales silvestres. Los cazadores los atrapan y los guardan en jaulas reducidas. Entonces, confinados y apretados, los animales se contaminan entre sí. Basta que un solo animal esté infectado para que las enfermedades se propagan entre ellos. Luego estos animales son consumidos como carne y las enfermedades pasan a los seres humanos. Si la vía del contagio de humano a humano ocurre por las vías respiratorias, la diseminación puede ser muy rápida.
Estas reflexiones sobre la relación entre el ambiente y la salud son necesariamente limitadas. Pero aquí hay dos aspectos importantes de nuestra experiencia actual que tienen que ver con el bienestar.
Primero, cuando nos aislemos del ambiente y dejemos de contaminarlo, el contorno comienza a sanarse. Debemos reconsiderar nuestra presencia como homo sapiens en relación con el resto del planeta; es algo que nos ataña en lo más íntimo, es decir con nuestra propia felicidad y prosperidad. Segundo, tenemos ejemplos en pandemias del pasado que demuestran que cuando irrespetamos esta relación, el efecto puede ser pernicioso para nosotros.
Nota:
*WTI Crude, Brent Crude, Mars US, Opec Basket, listados por Oil Price.com a las 8:00 am el 23 de abril
Fuentes
BBC (s/f). Penguins in the City. BBC. Disponible en: https://www.bbcearth.com/blog/?article=penguins-in-the-city
Fareed Zakaría (22/4/2020). Fareed’s global briefing”. Disponible en: GlobalBriefing@newsletters.cnn.com
Oil Price.com. (23/4/2020). Disponible en: https://oilprice.com/oil-price-charts/45
Owen Jarus (2/3/2020). 20 of the worst epidemics and pandemics in history. Disponible en: https://www.livescience.com/worst-epidemics-and-pandemics-in-history.html
www.who.int. (10/2/2020). Enfermedad por el virus del Ébola. Disponible en: https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/ebola-virus-disease
martes, 7 de abril de 2020
El interés propio esclarecido y el Covid-19
Acabo de escuchar una entrevista en la BBC en que Secretario general, Antonio Guterres, usó el término "Enlightened Self Interest" (Interés propio esclarecido) Estaba hablando del manejo del contagio del Covid-19.
Pero es un término que viene de Adam Smith, y ha sido siempre útil para rechazar los programas de beneficencia social. Smith nunca tomó esta posición. Más bien, propuso que el sistema económico ideal surge de los esfuerzos combinados de todos (agricultores, productores industriales, comerciantes y consumidores) para vender al precio más alto y comprar al precio más bajo. Es la ley de la oferta y la demanda. Los que venden un bien intentarán lograr el precio máximo que el comprador esté dispuesto a pagar, y al mismo tiempo el comprador siempre buscará el lugar donde puede comprar a menor costo. Se trata de la necesidad de cuidarse a uno mismo, enriquecer y desarrollarse, porque al final, si todo el mundo lo hace, se contribuye a la estabilidad del mercado y al final, al bien común.
En este caso, sin embargo, Guterres hace una re-lectura de la frase de Smith. Dice que en tiempos de una pandemia no es suficiente que Dinamarca (por ejemplo) cuida sus fronteras y cura su población. Sin la intervención de agencias de salud a nivel mundial el virus va a extenderse por el mundo: -a los campos de refugiados en Siria, -a los hogares para los ancianos en Brasil, Venezuela, El Congo, Mumbai y Sri Lanka, -a los “slums” (barrios, rancherías) en todo el globo y -a las cárceles.
El problema para el bien común es que en estos lugres apartados el virus iría matando a millones de personas y extendiéndose finalmente de nuevo a Dinamarca. La complicación para Dinamarca (como metáfora para el mundo), es que ningún lugar puede aislarse. En algunos meses o años el Covid-19 puede regresar. Y las condiciones podría empeorar: las vacunas que han desarrollado y empleado en el primer mundo podrían quedarse inútiles, porque el Coronavirus podría llegar en una forma mutada y más virulenta.
Entonces el “interés propio esclarecido” necesariamente rebasa el mandato original que aconseja a cada quien cuidarse a sí mismo. Más bien cuidar a todo el mundo está en el interés propio de todos en el planeta. Si hay un barrio, un hogar para ancianos, una familia de indigentes o una tribu en la Amazonía que carece del cuidado médico apropiado, entonces todos perdemos.
Pero es un término que viene de Adam Smith, y ha sido siempre útil para rechazar los programas de beneficencia social. Smith nunca tomó esta posición. Más bien, propuso que el sistema económico ideal surge de los esfuerzos combinados de todos (agricultores, productores industriales, comerciantes y consumidores) para vender al precio más alto y comprar al precio más bajo. Es la ley de la oferta y la demanda. Los que venden un bien intentarán lograr el precio máximo que el comprador esté dispuesto a pagar, y al mismo tiempo el comprador siempre buscará el lugar donde puede comprar a menor costo. Se trata de la necesidad de cuidarse a uno mismo, enriquecer y desarrollarse, porque al final, si todo el mundo lo hace, se contribuye a la estabilidad del mercado y al final, al bien común.
En este caso, sin embargo, Guterres hace una re-lectura de la frase de Smith. Dice que en tiempos de una pandemia no es suficiente que Dinamarca (por ejemplo) cuida sus fronteras y cura su población. Sin la intervención de agencias de salud a nivel mundial el virus va a extenderse por el mundo: -a los campos de refugiados en Siria, -a los hogares para los ancianos en Brasil, Venezuela, El Congo, Mumbai y Sri Lanka, -a los “slums” (barrios, rancherías) en todo el globo y -a las cárceles.
El problema para el bien común es que en estos lugres apartados el virus iría matando a millones de personas y extendiéndose finalmente de nuevo a Dinamarca. La complicación para Dinamarca (como metáfora para el mundo), es que ningún lugar puede aislarse. En algunos meses o años el Covid-19 puede regresar. Y las condiciones podría empeorar: las vacunas que han desarrollado y empleado en el primer mundo podrían quedarse inútiles, porque el Coronavirus podría llegar en una forma mutada y más virulenta.
Entonces el “interés propio esclarecido” necesariamente rebasa el mandato original que aconseja a cada quien cuidarse a sí mismo. Más bien cuidar a todo el mundo está en el interés propio de todos en el planeta. Si hay un barrio, un hogar para ancianos, una familia de indigentes o una tribu en la Amazonía que carece del cuidado médico apropiado, entonces todos perdemos.
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