Fuente de la foto de Robert Bates
Para decir la verdad no veo grandes diferencias entre Robert Bates, el soldado estadounidense que mató a 16 afganos en sus casas mientras dormían, y Mohamed Merah,
Fuente de la foto de Mohamed Merah
un franco-argelino residenciado en Toulouse, Francia, que mató a siete personas, incluyendo a cuatro niños judíos. La prensa considera a Bates un patriota defectuoso, un individuo que salió de la disciplina militar debido a un desquicio personal, pero Mohamed Merah es considerado un terrorista más, es decir, otra prueba de lo defectuoso de todos los que pertenecen a su religión.
Es igual a George Zimmerman que mató a Trayvon Martin en Sanford, Florida. Es igual a los “skin-heads” alemanes e ingleses que andan por allí maltratado y matando judíos y extranjeros morenos.
En este momento las justificaciones y acusaciones no me interesan. Lo que creo pertinente es que hemos construido un mundo donde el odio es una motivación predominante, y donde la vida de los “otros” no vale. Enseñamos los niños desde pequeños a matar “enemigos” en los juegos de video, y para sus cumpleaños les damos un arma de juguete. Cada ratico aparece en la televisión imágenes de la caída de los Torres Gemelos en Nuevo York para recordarnos nuestro deber de venganza.
En la entrega anterior, cité al autor John Horgan quien dijo que la conducta de guerra sea un “meme” una conducta auto-replicante en situaciones dadas que sigue funcionando después de de la vigencia sus motivaciones originales. Tal vez la conducta emocional, que dispara sensaciones de odio como un condicionamiento operante* frente a un estímulo dado (en este caso la presencia de una persona de la raza rechazada), asemeja mucho a un “meme”, excepto claro este último concept tiene referentes más colectivos y sociales.
En todo caso, es un logro dudoso de los Siglos XX y XXI haber masificado motivaciones para odiar al prójimo.
Claro en el mundo militar estas emociones se institucionalizan porque su directriz cardinal –y no importa la nacionalidad de cada institución en particular- es crear suficiente odio para que sus soldados rasos maten a representantes del “enemigo” genérico donde éste se encuentra.
Ni Robert Bates ni Mohamed Merah ni George Zimmerman es individualmente culpable de los asesinatos que cometieron. Ellos son sólo depositarios de un odio que hemos permitido calar entre nosotros. ¿Cómo podemos regresar a una humanidad más sensible? ¿Cómo podemos decir: “¡no voy a odiar más!”?
*Conducta operante: El sujeto aprende conductas como consecuencia de los acontecimientos que la siguen (la presencia o ausencia de un refuerzo.
viernes, 23 de marzo de 2012
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