lunes, 23 de noviembre de 2015
Las condiciones de vida aquí
Como mucha otra gente siento ahora el cierre de las puertas de la vida alrededor mío. Bajar a Caracas es un reto físico y emocional que evito porque toma horas, y la zozobra trastorna. Además cuando llegue a mi oficina no puedo trabajar por falta de Internet, impresora y la imposibilidad para dar clase. No pueden publicar mis libros que son al fin el fruto de mi trabajo. Me preocupa la situación de una amiga a quien le acaban de robar el carro y teme salir de su casa por la inseguridad. No hay huevos y dado que no como carne, se va mi fuente principal de proteína. Hasta la comida de perros cuesta una quincena del salario de un profesor. Esto no puede seguir.
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