El gobierno de Venezuela está esperando que las protestas se tornen
violentas y que haya finalmente algo que puede llamarse una guerra civil. Es la única manera que Nicolás y sus esbirros puedan
ganar ahora. Como Bashar al-Ásad en Siria, Nicolás necesita sacar todo su
armamento y con ello diezmar al país y sus habitantes. Contra armamento pesado la población estaría
indefensa y él permanecería al salvo en Miraflores.
Si se puede mantener disciplina en las protestas y proteger su
naturaleza esencialmente pacífica, la fuerza moral atraerá a los demás
gobernantes y eventualmente suficientes miembros de las fuerzas de orden para
que las órdenes del dictador queden vacías y sin ejecutores.
Es necesario controlar a los guarimperos. Ellos son ahora
nuestra principal debilidad.
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