jueves, 4 de julio de 2013

Independencia de pensamiento y Edward Snowden


 
La convivencia no es sencilla. Personalmente y desde mi perspectiva, muchas veces hay un lado en las confrontaciones políticas que tiende a actuar según los principios en que creo, y me identifico por allí. Pero mi cabeza nunca ha sido un sello con tinta ideológica.

Creo en ciertos principios y ellos, sí, no los puedo negociar. Por ejemplo, en la política creo en la transparencia del gobierno, en la democracia, en el respeto para el Otro, en la inclusión, la negociación de diferencias y la búsqueda de evidencia veraz –aunque intento mantener también una relativa tolerancia por la incertidumbre.

Para mi consternación la primera de las creencias que mencioné, la transparencia, se ha convertido en una maniobra de política internacional. En el medio hay un hombre, Edward Snowden, quien –con gran valentía- reveló secretos de Estado de los EE.UU. sobre actos ilegales de espionaje. Los EE.UU. lo quiere de regreso para encarcelarlo de por vida –y cosas peores. Los países que se oponen a esta potencia quieren hacer de él un simple obstáculo diplomático, porque en realidad no son ejemplos de transparencia en sus propios gobiernos. Y otras naciones juegan sus propias, y en general ingloriosos, papeles diplomáticos según el lado en que se encuentran.

Creo que hay que apoyar a Edward Snowden, sea quien fuera el agente que decide protegerlo, y sean que sean sus razones para hacerlo.
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