He tenido varias conversaciones con personas que estimo sobre "el derecho a la vivienda" y al final he llegado a la conclusión que, tal como está propuesto, la existencia o no de dicho derecho no puede resolverse: o las personas creen que exista o no lo creen.
Este es un tema
muy discutido ya que por un lado hay gente que considera que se trate de un derecho
inalienable del ser humano; por otro hay quienes piensan que la vivienda debe
ser un logro personal, que cada quien debe procurar la suya y no depender del
Estado. Es su opinión, además, que se trata de una meta inalcanzable por Estado
alguno.
Por esta razón he decidido cambiar de enfoque: en vez de derecho hablaré del bien común.
Quisiera discutir
brevemente este problema desde un punto de vista práctico de la salud en vez de derechos legales. Tengo que hablar de los efectos a mediano y largo plaza de la carencia masiva
de moradas higiénicas, y lo voy a hacer haciendo referencia a un área de
importancia: la salud pública y las pandemias.
Salud
pública y las pandemias
A veces
pensamos que los problemas de los demás no nos tienen que afectarnos en lo
personal, que ellos no desbordarán ni las fronteras nacionales, ni los muros
que construimos alrededor de nuestras casas particulares. Sin embargo parece que no es así: quiero
mencionar tres enfermedades: la Poliomielitis, la tuberculosis y el mal de Chagas,
que son patologías que, sí, pueden traspasar barreras y acercarse a las
personas más protegidas, a pesar de las vacunas, las drogas y las insecticidas
que rociamos alrededor para protegernos. Son enfermedades que viajan con muchísima
facilidad y son difíciles de controlar.
La poliomielitis
Gracias a la
posibilidad de vacunación, la polio está quedando reducida a algunos enclaves
identificables y reducidos. Esto evidentemente se debe a los programas de
vacunación, pero hay zonas donde las campañas de vacunación se ven con
sospecha, como en ciertas partes de Afganistán y Pakistán. Según el Polio
Global Eradication Initiative, este año (1):
-En Afganistán, no hay casos endémicos de la enfermedad; todos
provienen del contagio desde Pakistán.
-En Nigeria, el virus se restringe geográficamente a ciertos estados provinciales.
-En Pakistán, el foco principal es endémica, y se encuentra en las
zonas tribales (FATA), en particular en Waziristan del norte, aunque exista también
la transmisión de persona-a-persona a través del país.
Estas son zonas donde las condiciones precarias de
vida y los prejuicios contra la vacunación han demorado la erradicación de la dolencia.
Es peor ahora en Siria, donde el sistema nacional de
salud siempre ha controlado la transmisión del virus silvestre (wpv -confirmado
por el WHO en 1999 -referencia 2-); ahora aparece en los campos de refugiados y
entre las demás personas que se han quedado sin hogar debido a la guerra civil.
Muchos viven en carpas con otras personas –puede haber veinte individuos bajo
el mismo “techo”. Ha habido un importante repunte del contagio y de la
transmisión a lugares aledaños; además de la tragedia que esto significa para
las víctimas, la propagación del mal señala un problema al nivel global, nuevos
focos de infección aparecen debido a las migraciones, y pueden resultar a la
larga en el afianzamiento del wpv en los países vecinos; además pueden seguir
su transmisión a otros lugares más lejanos.
En este problema de Siria hay tres factores de
cuidado: a) la interrupción de la vacunación, b) las condiciones insalubres que
sufran los refugiados y c) la migración de millones de personas algunas de las
cuales están infectadas o que son portadores. El contagio aumenta cuando pésimas
condiciones sanitarias y de vivienda combinan con la reducción de las
resistencias naturales de las personas estresadas por su situación.
La
tuberculosis
El problema de la tuberculosis (TB) es mucho más serio
que la polio debido a dos razones: a) igual a la polio la TB se contagia con
mayor rapidez en condiciones de pobreza en que las personas tienen que vivir en
proximidad con condiciones sanitarias deficientes, y b) existe una tendencia
del patógeno a mutar y luego quedarse inmune a las drogas principales que se
usan para contralo. Haití tiene la más alta tasa de TB en las Américas. (3) Añadido
a esto y a causa de la pobreza de la isla, existen migraciones importantes de
haitianos hacia todo el mundo. En Montreal, Canadá, la inmigración desde Haití
significó 18.5% de todos los casos de TB, y en Nueva York 5%. (3) Algunos de
estos casos son resistentes a las drogas empleadas hoy en día, y hay evidencia
que en los últimos veinte años dicha resistencia aumenta en esta población,
especialmente después del terremoto de 2010, dadas las condiciones de vida que
prevalecen allí aún hoy en día.
Esto nos conduce de nuevo a una reflexión sobre las
condiciones de vida: ambas características de la TB –el hecho de florecer en
condiciones de insalubridad y aglomeración, y su capacidad de mutación- se
aumentan cuando las condiciones de viviendas son indeseables y cuando los
tratamientos son incompletos o esporádicos. Y como en el caso de la polio,
estas circunstancias no afectan sólo a los pobres y los desafortunados allí en
sus carpas de rescate, sino a otras personas a miles de kilómetros de
distancia.
Mal de Chagas
El vector de la enfermedad de Chagas es un insecto del tipo triatómicos,
que en Venezuela comúnmente se llama el “chipo, y la causa directa es el parásito
protozoario Tripanosoma cruzi. La infección ocurre cuando el insecto
pica a un mamífero y le pasa el parásito. Es uno de los mayores problemas de
salud en América del Sur. En Venezuela se estima que 6 millones de personas
están en riesgo de contraer la enfermedad (4). En una población que no alcanza
30 millones, esta cifra es alarmante.
Frecuentemente
el control de vectores ha sido concebido en términos de intervenciones físicas
(y supuestamente aisladas), por ejemplo, la eliminación de vegetación o el
rocío de insecticidas en los ambientes afectados. Este tipo de intervención
puede tener efectos dañinos que incluyen la exterminación, no sólo de los
vectores de enfermedades particulares, sino la aniquilación de diversas
poblaciones de insectos. Especialmente, las prácticas que emplean agentes
químicos pueden disminuir la biodiversidad, tanto en términos ecológicos en
general, como en términos prácticos, por ejemplo con relación a la necesidad de
preservar los insectos polinizadores para la agricultura. Otro
de los efectos secundarios de esta práctica puede ser la contaminación de las
fuentes de agua utilizadas para el consumo animal y humano.
La principal profilaxis para evitar contagio es vivir en una casa
limpia, ventilada, iluminada y de techo y paredes lisos. Según Briceño-León (5)
se trata de una enfermedad que tiene que ver con las condiciones ambientales y
sociales. El vector habita zonas selváticas pero cuando las casas de los humanos
se construyen en su hábitat, el insecto coloniza la vivienda. Allí pasa el día
en las grietas –como en las paredes de bahareque- y sale de noche a alimentarse
sobre quienes duerman allí.
La casa enferma –título de libro de Briceño-León- cuenta como la enfermedad se
relacionaba históricamente con las condiciones de pobreza en los campos, sobre
todo con los techos de paja y las paredes y
pisos de lodo seco. Ahora los vectores están también en las ciudades, y
aunque ayude tener la propia casa limpia, no hay garantías contra el movimiento
del chipo. Hoy en día hay vectores infectados en la zona de Caracas, traídos en
gran parte por la inmigración a la ciudad. Han llegado tan al norte que los
Estados Unidos.
Reflexiones
finales
Las tres enfermedades revisadas aquí tienen dos
factores en común: a) se afianzan y se multiplican en condiciones de pobreza o
emergencia social, sobre todo en viviendas precarias y b) se transmiten luego
por varias vías, principalmente por las migraciones humanas. Una vez que la
dispersión ocurra es difícil aunque no imposible detenerla, y mientras tanto se
aumenta la vulnerabilidad de las personas de clase media que pueden vivir a miles de kilómetros de
distancia a pesar de los muros que se construyan y el aislamiento que se intente
levantar alrededor del espacio personal de cada uno.
Tal vez la mejor protección para todo el mundo sea la
generalización de viviendas sanas, aunada, claro, a campañas de vacunación y
tratamientos. Es decir, no podemos huir del malestar ajeno. Nos conviene a
todos cuidar la salud de nuestros vecinos.
Con relación a las obligaciones del Estado para
facilitar viviendas adecuadas para todo el mundo, podemos hacer un par de
reflexiones.
Primero, el costo de curar a los enfermos, prevenir
pandemias y reglamentar las migraciones es muy grande. Es de argumentarse que
la facilitación de viviendas en buen estado es al final una medida
económicamente aconsejable. Segundo, la
solución no es necesariamente que el Estado asume toda la cuenta y regale las
casas a las personas que las necesitan: puede haber –entre muchas otras
alternativas-: a) posibilidades de préstamos a largo plazo para adquirir viviendas
construidas por compañías privadas, b) cooperativas de construcción compartida,
c) viviendas de bienestar gubernamental que se venden a los propietarios y d)
la organización de proyectos supervisados de autoconstrucción.
Referencies
1 1. Polio Global Eradication
Initiative (2013). Accesible en la página Web: http://www.polioeradication.org/Dataandmonitoring/Poliothisweek.aspx
2. The Henry J. Kaiser
Foundation. (2013). WHO Investigates Possible Polio Outbreak In Syria; Virus
Continues To Spread In Pakistan, Afghanistan, Horn Of Africa. Accessible en la págia Web: http://kff.org/news-summary/who-investigates-possible-polio-outbreak-in-syria-virus-continues-to-spread-in-pakistan-afghanistan-horn-of-africa/
3. Ocheretina O,
Morose W, Gauthier M, Joseph P, D’Meza R, Escuyer VE, et al.
Multidrug-resistant tuberculosis in Port-au-Prince, Haiti. Rev Panam Salud
Publica. 2012;31(3):221–4. Accesible en
la página Web: http://hal-riip.archives-ouvertes.fr/docs/00/70/83/82/PDF/Reprint.pdf
4. Avilio Méndez
Flores (s/f). Mal de Chagas. Blog Ciencias Médicas. Accesible en la página Web:
http://blog.ciencias-medicas.com/archives/1718
5. Roberto
Briceño-León (1990). La casa enferma. Fondo Editorial Acta Científica y
Consorcio de Ediciones Capriles.
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