Escribí lo siguiente en respuesta a un comentario que recibí sobre mi publicación anterior.
Los tiempos más cosmopolitas de la historia eran también aquellos
en que la diversidad de culturas y religiones nutría la sociedad como una
entidad universal. Pienso en Diógenes que en el Siglo V BC se consideraba un “ciudadano
del mundo”, es decir el opuesto a un patriota nacionalista.
Es interesante que uno de estos épocas era él de los moros en
el sur de España, donde judíos, cristianos y musulmanes disfrutaban juntos de
la jardinería, la arquitectura, la poesía, la música y las matemáticas. Fueron
masacradas por Fernando III en 1492 con la conquista de Granada; después los
moros tuvieron que esconderse y los judíos fueron obligados a convertirse al
cristianismo so pena de muerte. (Algunos de estos conversos huyeron y se
asentaron en Coro en Venezuela.)
¿Cuándo es que los gobiernos requieran de la exclusividad de
dogma y el patriotismo para mantenerse en el poder y extender su mando?
Contestaría yo que es cuando estén más precarios. Un gobierno que rige sobre
una población contenta y culta no necesita cultivar odios para mantenerse.
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