Desde mi porche veo la noche,
expandiéndose, escondida
en una lanosa nube,
como un afable gato que busca enrollarse,
acompañarme. Algunos zamuros todavía
se apuran hacia el sur.
Graciosos murciélagos surcan
raudos por sus retorcidas redes de caza
sobre las acequias y los techos.
Las avispas ya no se atrevan a alejarse
de su panal de papel,
y una diminuta araña inicia sus labores nocturnas.
-Karen Cronick
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