Los niños asesinos ya notorios por matar a un militar e herir a otro en Sabana Grande no actuaron solos: forman parte una banda de muchachos muy jóvenes que hacen vida en la calle.*
La reacción del público ha sido mixto; hoy oí a una persona, profesional de la psicología opinar que deben “encerrarlos”, y le pregunté: ¿por cuánto tiempo y dónde?
La existencia de estos muchachos es evidentemente una señal más del deterioro de nuestra sociedad, pero este fracaso colectivo viene gestándose desde hace muchos años. Ha habido niños sin techo y sin amparo en la misma zona desde hace decenios y conozco excelentes investigadores que los ha intentado acompañar y que han estudiado su situación**.
Evidentemente la solución de este problema rebasa a las posibilidades de acción quienes se preocupan por la suerte de estos niños pero que no tenemos ni los fondos ni la estructura para atenderlos. Sin embargo nuestras carencias no nos exoneran de la responsabilidad de actuar. Tenemos que exigir medidas apropiadas y compasivas para atenderlos.
La estrategia no va a suponer ni más castigos ni aislamiento (cárceles para jóvenes). Se requiere un programa masivo para atender sus necesidades y ayudarlos a encontrar lugares adecuados para ellos. Esto incluye proveer educación, salud, abrigo institucional, manutención y terapia.
Referencias
*https://es.panampost.com/sabrina-martin/2017/03/21/ninos-asesinos-aterrorizan-caracas/
** http://www.elagora.org.ar/site/documentos/Centro-Documentacion/Ninos_con_Experiencia_de_Vida_en_Calle.pdf
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