jueves, 5 de diciembre de 2013

Los derechos humanos: el derecho a la educación



stos son algunos comentarios inspirados en la charla que nos dio  el Dr. Manuel Gándara en la última clase de VIOLENCIAS: ABORDAJES TRANSDISCIPLINARIOS de la maestría en Psicología Social de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad Central de Venezuela.
 

Cuando hablamos de los derechos humanos que todo ser humano hereda por el simple hecho de nacer, como los de la educación y la vivienda, creo que obviamos ciertos deslindes y clarificaciones. Decimos que nuestro fracaso en poder garantizarlos -de hecho- para las grandes mayorías se debe a problemas de ejecución, que el diablo está en los detalles del cumplimiento de este mandato internacional. Dichos deslindes y clarificaciones tienen que ver en parte con las expectativas de los beneficiarios de estos derechos.

Reflexionaré sobre el derecho a la educación para ilustrar mi idea. ¿De qué tipo de educación hablamos?

Efectivamente, en ninguna parte del mundo hay niños y niñas sin nada de instrucción porque no podrían sobrevivir sin normas, sin límites, sin habilidades aprendidas y sin las capacidades para desempeñarse en sus familias y sus culturas. No nacen sabiendo.

Sin embargo, esto es justamente el meollo del problema: personas instruidas sólo en lo que necesitan para sobrevivir, o para seguir las órdenes que reciben, tienden generalmente a ser dóciles; sin embargo cuando se rebelan debido a lo que perciben como injusticias, son vulnerables a cualquier oferta: entran en güerillas –aún siendo niños y niñas-; pueden ser engatusados para participar en turbas como ocurrió en Ruanda en 1994, cuando bandas grandes de los Hutus mataron a más de 20,000 Tutsis bajo la instigación de líderes tribales hambrientos de poder*; inclusive en la democracia quienes carecen de escolaridad votan por la carisma de un candidato y no a causa de su razonamiento informado sobre la política.

Creo que este derecho no refiere a las competencias tradicionales que enseñan cómo cocinar, cómo cazar o criar animales, cómo sembrar y cosechar, cómo vestirse según los rangos y las distinciones de género, cómo entenderse con los valores sagrados de la colectividad y cómo llevarse con los demás miembros de sus grupos primarios. Sin menospreciar a estas competencias, creo que el derecho a la educación se refiere a otra cosa.

Si la educación no tiene que ver con estas pericias básicas, ¿de qué se trata?

Primero se trata de la simple escolarización. El mero hecho de reunirse con otros jóvenes en algún lugar donde el objetivo es escuchar y hablar con alguna disciplina tiene un efecto sobre el cerebro. No tiene que ver con enderezarlo –como se intenta hacer con el árbol torcido- sino aprender que las ideas pueden transmitirse ágilmente por medio del lenguaje.

Segundo, hablamos del alfabetismo: es una de las herramientas primordiales en el empoderamiento de los individuos y grupos. Al poder leer tienen acceso a un medio de comunicación, a la información y a conceptos que son ocultos para los analfabetos. Algo tan simple como un letrero que indica el nombre de una calle es opaco para quien no lo puede leer, como también lo es el papelito en las cajas de medicinas, las instrucciones de uso de cualquier aparato y los textos publicados en los periódicos. Quien carece de esta capacidad no puede leer una carta o dejar un mensaje escrito para otra persona, ni siquiera en un celular. En estas reflexiones hablo de lo más elemental: en un sentido más amplio, también al analfabeto le está negado acceso a libros que contienen la historia de su pueblo, a las ideas sociopolíticas más grandes de la civilización e inclusive a muchas fuentes de esparcimiento.

Tercero, la educación abre la facultad de pensar en ideas intangibles; en el sentido de Jean Piaget significa la posibilidad de pasar de ideas concretas al pensamiento abstracto; representa una perspectiva más amplia en donde se puede hablar no sólo de cosas materiales, como el número de calabazas que se tiene para la venta este año, sino también de la diferencia entre el valor nominal y el valor real del dinero, el coseno en la trigonometría y la ecología de los seres vivos.

Cuarto, y tal vez más importante, una buena educación clarifica los métodos de pensamiento donde el alumno puede hablar de diferentes tipos de la lógica, el método científico y la validez de la crítica. Puede distinguir entre: 1) formas míticas de pensar, y 2) otras formas en las que existen: a)  suposiciones sobre la naturaleza profana y humana de las reglas sociales, b) convicciones sobre el funcionamiento nómico del mundo físico y la independencia de dicho funcionamiento de los aspectos subjetivos y míticos del mundo.

Esto significa que uno puede cambiar las cosas, que ellas no son fijas por reglas ancestrales o por los mandatos de quienes poseen el poder.

Cuando hablamos del derecho a la educación, este último punto es el centro de la oferta y lo que más produce miedo entre quienes nos pretenden mandar: los miembros educados de la sociedad comienzan a igualarse por las vías naturales de acceso a bienes e información, y se disminuye el poder de quienes dependen de la tradición para controlar a los demás. Se conviertan en ciudadanos equivalentes frente a la ley, comienzan a producir bienes y se transforman en dueños de los justamente suyo, de sus propias parcelas de poder y propiedad.

En la próxima entrega hablaré del derecho a la propiedad privada.

*Nota: Los hutos no eran, ni son más malos que el resto de la humanidad; eran vulnerables a la xenofobia por carecer de criterios universales (educación universal), exactamente como eran los alemanes que quedaron asequibles para fascismo en los años 30-40 del mismo siglo. En la historia del mundo la lista de quienes han sido indefensos frente a mensajes xenofóbicos es interminable. Ver, por ejemplo, este enlace donde se describe un juego electrónico proveniente de Ucrania donde se "eliminen" judíos, gays, rusos y comunistas: http://www.timesofisrael.com/ukrainian-game-has-players-kill-jews/ .
Reconocimiento: Letra ornata: http://retrokat.com/medieval/leil.htm

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