sábado, 3 de agosto de 2013

Susan Sontag y "El Benefactor"



s la primera novela de esta autora. La encontré en el pasillo de ingeniería de la UCV, y una vez que comencé a leerlo no podía dejarlo; dejé todo que no era totalmente urgente.

El libro me intentó engañar y tuvo éxito en esto. Pensé que se trataba de algo así como “Crimen y Castigo” similar a los experimentos de Raskólnikov con la superioridad nietzscheana; el protagonista de “El Benefactor”, Hippolyte, no es un pobre estudiante como el personaje de Dostoievski; abandona la necesidad de actuar y producir y ya que recibe una buena mensualidad de su padre puede dedicarse enteramente a una especie de auto-búsqueda por medio de sus sueños. Después de un período en que los analiza –casi como haría Freud sin la teoría del psicoanálisis, decide fusionar su vida “real” con la onírica, en una exploración a la vez apasionada, fría y sin escrúpulos. Dice:

La metáfora tradicional para la investigación espiritual es la del viaje. De esta imagen debo desprenderme. No me considero a mí mismo un viajero, he preferido permanecer quieto. Me describiría a mí mismo como un bloque de mármol, aceptable aunque toscamente labrado en su exterior, en cuyo interior alberga no obstante una hermosa estatua. Cuando se labra el mármol, la estatua liberada puede ser muy pequeña…” (p.27).

Enamora a una mujer mayor, Frau Anders, que es casada y adinerada; progresivamente y en obediencia a sus sueños, la va destruyendo, incluso e improbablemente la vende a un mercader árabe como esclava, y lo hace “para su bien” como parte de su “educación amorosa”. A final ella regresa a Hippolyte quien queda preso de la culpa porque, debida a una serie de malaventuras, la mujer ha terminado deforme, manipulativa y dependiente en la generosidad del mismo Hippolyte. De nuevo recordé a Raskólnikov que termina confesando su crimen y pagando su castigo.

No voy a repasar los encuentros de Hippolyte con amigos y otras amantes, ni la secuencia de los sueños que relata en gran detalle. Basta decir que en las últimas páginas los personajes soñados regresan con un sentido totalmente distinto.

Para decir la verdad me gustó a Hippolyte más como Raskólnikov que como El Hombre Lobo*.

 

Referencias:

*Título de una reflexión psicoanalítico de Freud: Historia de la neurosis infantil (Caso del hombre de los lobos)

Letra ornata: Accesible en la página web: http://retrokat.com/medieval/leil.htm

Leí “El Benefactor” en papel pero se lo pueden encontrar en esta dirección electrónica: http://inabima.gob.do/descargas/bibliotecaFAIL/Autores%20Extranjeros/S/Sontag,%20Susan%20(1933-2004)/Sontag,%20Susan%20-%20El%20benefactor.pdf
 
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