jueves, 7 de septiembre de 2017

Una nueva historia del Siglo IXX



En el comienzo del Siglo XXI la primera señal de los cambios a venir fue la decisión negociada entre las grandes compañías, que antes producían armas de guerra, de ir cambiando progresivamente sus líneas industriales: decidieron manufacturar maquinaria agrícola y mecanismos para controlar el exceso de agua en las estaciones de lluvia en los países afectados por el monsoon y las tormentas que azotan el Caribe.  El agua almacenada entonces acabó con las sequías en los meses sin lluvia. 

Viendo estos éxitos, también invertían en la siembra de bosques en África meridional,  China, Méjico, Texas y Arizona.  Se dieron cuenta cómo los desiertos iban reduciéndose en todo el planeta, las zonas aptas para agricultura aumentaban y la vida silvestre florecía.

Además la temperatura promedia del Caribe bajó dos grados y las huracanes perdían poco a poco su fuerza destructiva. 

La educación se volvió gratuita en todo el mundo, y el énfasis de enseñanza de los primeros grados de la escuela primaria fue la convivencia. Los niños aprendían rápidamente que el acoso escolar no es aceptable, y que las diferencias étnicas y raciales enriquecen la vida de todos. Aprendieron a tolerar las diferencias en creencias religiosas y políticas y en orientación sexual. Al llegar a los últimos años de primaria y la escuela secundaria comenzaban a sentir la gran emoción de aprender sobre las matemáticas, la música, la literatura y las ciencias que develan los enigmas del universo. Poco a poco se dieron cuenta que los misterios de la astronomía superan en majestad a los misterios del horóscopo y los adivinos de la televisión.

Dado que la población del mundo se volvía cada más culta y más tolerante, las emisoras de la televisión y los productores del cine se dieron cuenta que ya no podían vender tantas películas con nombres como “Juego sucio”, “A toda velocidad” y “Kill Bill” y comenzaban a buscar guiones originales de escritores de mérito, tanto los clásicos como los nuevos. Hubo trabajo en abundancia para autores, pintores, músicos y bailarines.  

El poder como algo que detenta un político o un general comenzó a cuestionarse. La gente se volvía más activa en la toma de decisiones colectivas; movida por la nueva ética de tolerancia y empatía, la voluntad política reflejaba el deseo de cuidar y apoyar al semejante.

La gente saludaba los unos a los otros en las calles. Hubo momentos de canto espontáneo en las paradas de autobuses. Los niños nacían riéndose. La muerte se fue incorporándose en la vida como una memoria de alegría. El sol, filtrado por las hojas de los árboles, parecía gozar de existencia.


 
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