lunes, 8 de mayo de 2017

Los Soldados de Salamina


Siempre llego atrasada a los buenos libros. La semana pasada terminé de leer “Soldados de Salamina” de Javier Cercas, y todavía sus resonancias retumban en mi cabeza. 

Se trata de varias personalidades de la Guerra Civil de España, especialmente Rafael Sánchez Mazas, dirigente y fundador del Fascismo en los años 30. Se centra en un incidente al final de la guerra cuando Sánchez Mazas se escapa de un fusilamiento masivo y luego es socorrido  por fugitivos republicanos. Uno en particular lo proteja de manera anónima al no revelarlo en un bosque a una banda de soldados que lo  buscan. Cercas intenta descubrir quién fue este salvador, y en el proceso recrea la vida de los protagonistas durante y después de las hostilidades.

Claramente no se han acabado los cuentos e historias de aquellos tiempos. Son de alto drama humano, y ofrecen una mirada especial sobre cómo las ideologías tragan las vidas de las personas comunes. No es que los gestos políticos no tengan valides; más bien hay que pensar que la vida es más complicada que los eslóganes que reducen las enmarañadas  luchas de poder, las causas importantes y las lealtades a líderes particulares a frases de dos o tres palabras. La gente se mata en nombre de símbolos  como  el yugo y flechas, la esvástica, el martillo y hoz o el simple color de un uniforme.

Hay una historia verídica que me contó una mujer gallega que ha hecho su vida en Venezuela: su padre era falangista como todos los hombres de la región donde ella nació que salieron a defender la patria y la iglesia. Al regresar enterró su escopeta en una pradera cercana diciendo que lo hacía “para que no mate a nadie nunca más…”


Lo interesante de la historia de Cercas es que las lealtades políticas de sus personajes (que eran personas reales) rebasaron aquellas lealtades fatídicas en un momento central de sus vidas.
 
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