miércoles, 8 de abril de 2009

Los UAV: el honorable asesinato



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Uno de los nuevos mecanismos para violar las normas más elementales de guerra (si se puede hablar de guerra normada) es el “vehículo aéreo sin piloto” (unmanned aerial vehicle, UAV). En las palabras de Tom Engelhardt en su artículo: “Terminador Planet: Launching the Drone Wars”, se tratan de cazadores de seres humanos que están:

“atravesando los cielos de Irak, Afganistán y Pakistán en búsqueda de ‘blancos' potenciales, y en las tierras tribales en las fronteras de Pakistán…. para eliminar posibles ‘amenazas’ (junto con personas de las tribus que por casualidad estén por allí)” (paréntesis del autor, ¶ 7).

Uno de los aspectos interesantes del artículo de Englelhardt es una breve historia de la carrera armamentista. Cuenta como el fin de la competencia entre la antigua Unión Soviética y los Estados Unidos no terminó con la alianza entre científicos, militares y la industria que manufactura las armas. Y ahora, a pesar de las discusiones en marcha para eliminar las armas atómicas y reducir el número de naves portadores-de-aviones (¶ 16), habrá una intensificación de la investigación para controlar los cielos y el espacio (¶ 17).

En este esfuerzo los UAV tendrán un papel importante. Los que guían estos vehículos se sienten en camiones equipados con computadoras, desde allí examinen las imágenes de alta resolución que las cámaras fotográficas envían desde el aire, y si los individuos que perciben abajo en la tierra tienen la apariencia de "enemigos", entonces emplean los cohejetes que los UAV llevan como equipaje adicional para matarlos állí mismo. Uno de sus propósitos es asesinar personas que estos técnicos en tierra consideren amenazantes, junto, claro está, con cualquier otro ser que se encuentre en el mismo lugar. Dice Englelhardt:

Ya no se usan aquellos paraguas venenosos como en las operaciones pasadas del KGB, o los cigarros tóxicos de la CIA –no, ahora que el asesinato vuela por los cielos de manera cotidiana…. Hoy en día exhibimos nuestros mecanismos de asesinato con orgullo.”(¶ 28-29).

Es todavía peor. El autor nos cuenta como todo el mundo tiene estos UAV: los chinos, los rusos, los pakistaníes, los georgianos, los iraníes y otros son capaces de lanzarlos. Dice Englelhardt que la idea básica es tan sencilla que cada uno de nosotros podemos construir uno en la comodidad del hogar si tenemos el conocimiento necesario. Claro, estos vehículos hechos-en-casa no tendrían los mismos sistemas de cámaras y detección (“la mirada gorgeana”, que refiere a la mirada de la figura de la mitología griega, Medusa, que podría convertir a la gente a piedra) que tiene el ejército estadounidense.

Para el año 2020 los UAV podrán escoger ellos mismos cuáles víctimas liquidar. Comenta Englehardt:

Es particularmente triste que en Washington los militares puedan soñar del futuro de esta manera, y luego financiar una carrera armamentista para el año 2018 o 2035."

Es decir, estos barbáricos personajes uniformados tienen la capacidad de elegir cómo morirán nuestros bisnietos.

Además, ahora el asesinato es una profesión honorable. Me acuerdo hace algunos años como un arquitecto colombiano, que tuvo la mala suerte de vivir en Medellín en la época de Pablo Escobar, contó que los padres y representantes de los niños y niñas anotaban la profesión de "sicario" en la hoja de registro del colegio: esta práctica se había normalizado tanto que se habían acostumbrado a ella (o se habían dejado sojuzgar por ella).

¿Nos va a pasar lo mismo?
 
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