miércoles, 29 de junio de 2011

Las insanas trancas de carros en Caracas




odo el mundo tranca el tráfico.

A veces sólo se trata de un carro accidentado en la orilla que trastorna a los demás. Pero en muchas ocasiones las colas se deben a la absoluta despreocupación de algunas personas por los demás:

a) los manifestantes –a favor o en contra de cualquier causa- inmovilizan  el paso de todos los vehículos para llamar la atención;

b) las autoridades a menudo no toman medidas elementales para simplificar el flujo vehicular al reparar la vía;

c) por momentos los camiones producen colas cuando ocupan tres canales en vez de uno;

d) cada vez más a menuda las colas ocurren debido a quienes pintan consignas políticas o las barreras de amarillo.
 
La semana pasada fui presa en mi auto por varias horas porque un idiota –rebelde sin causa visible- meneaba una bandera blanca entre los canales de la autopista en plena hora pico.

Son acciones que atentan contra los espacios públicos.

Las trancas de los últimos dos días en Caracas han sido delirantes.  Intenté tomar fotos de la última (ayer tarde) en el autopista del valle, pero no salieron bien. Por suerte –para mi- yo ya estaba de regreso y no tuve que aguantarla personalmente.

Pero anteayer pensé que iba a morir atrapada en mi carro entre el calor y los humos. Creo que la causa la tuvo algo que ver con las preparaciones para el 5 de julio que se celebrarán con opulencia militar este año. Era una cola de cuatro horas en el Autopista del Valle que no tuvo ni comienzo ni fin aparentes: yo entré en ella en el puente de la Panamericana y salí huyendo en La Bandera, un trayecto que normalmente duraría cinco minutos sin tráfico. El motor de mi carro sobre-calentó y el aire acondicionado se apagó; yo misma sentía mi consciencia debilitar bajo el quemante sol de medio día. Comencé a marearme y pensé intentar pasar a la orilla y apagarlo todo, pero dada la inseguridad de la ciudad hubiera tenido que quedarme adentro con las ventanas cerradas, y en estas condiciones hubiera quedado de verdad como una tartera bien horneada.

Logré salir en La Bandera, de allí di la vuelta por el retorno y me metí hasta la Fuerte Tiuna, porque todas las vías laterales también estaban atestadas de vehículos. Un amable oficial en la acabala me dejó pasar por el terreno castrense, y por esto pude llegar de nuevo a la Panamericana para escapar de aquel infierno. Por esta razón sigo con vida aunque tuve que cancelar lo que tenía en el trabajo aquel día.

Escribo esta historia personal para reclamar las vías automotores; su propósito original fue facilitar el movimiento de personas y bienes deberíamos recuperarlas: deben permitir que la gente llegue a su trabajo y que busquen a sus hijos en la escuela para llevarlos a casa, conviene que los bienes lleguen a su destino, los enfermos a las clínicas, los bomberos a los incendios y los amigos a reuniones con sus amistades.
 
Pero cada quien se siente autorizado a comandar estos espacios públicos como propios. No es justo.

viernes, 17 de junio de 2011

El Rodeo y las demás cárceles




otivada por lo que pasa actualmente en El Rodeo tengo una brevísima reflexión sobre las cárceles en general:
Muchas veces entran en ellas personas que han sido carentes de afecto positivo y contención por toda la vida, y su recurso de supervivencia ha sido ser más violentas que los demás que habitan su ambiente social y físico. Nunca han podido desarrollar una adecuada capacidad de empatía. Y nosotros, que hemos sido sus víctimas en la calle deseamos para ellos solamente más sufrimiento.
Una vez que  se les encarcelan encuentran una población de personas igualmente privadas de afecto y contención. Aprenden allí reglas y destrezas más eficientes para seguir viviendo y sobreviviendo en un mundo basado en el poder brutal. Luego salen, ágiles en reproducir lo amargado que han aprendido.  Además después de su reclusión han desarrollado una red de personas similares a ellos mismos.
¿Esto es lo que queremos como sociedad? ¿No sería mejor enseñar la empatía que les hace falta?  ¿Prover terapia psicológica, cárceles con trato amable, comida nutritiva, cuartos y camas cómodas, escuelas y bibliotecas provistas de oportunidades de pensar de otro modo, entrenamiento para poder trabajar afuera y vivir bien en base a este trabajo?
Estaríamos todos más seguros.

Fuente de este video: es necesario esperar a que los presos de El Rodeo canten el himno nacional y algunas tomas oscuras de una celda. Luego un preso lee un documento.

jueves, 2 de junio de 2011

El fracaso de la llamada "guerra contra las drogas"




Fuente de la imagen de las hojas de coca
y su derivado, cocaína.



No he podido conseguir los nombres los integrantes de la Comisión Global sobre Política de Drogas que recién el jueves pasado anunció un informe que afirma que la llamada guerra contra las drogas ha fracasado; los miembros incluyen ex presidentes y ministros de relaciones exteriores de la ONU, EE.UU., Brasil y México.

Pidieron la búsqueda de alternativas no policiales y militares a este problema, y aunque no recomendaron explícitamente la legalización de las sustancias hoy prohibidas, creo que esto queda entendido entre líneas.

La ONG Avaaz tiene una petición en-línea para apoyar esta decisión. Yo la firmé (digitalmente) y veo que cada media hora el número de firmantes aumenta por mil nombres más, los firmantes venimos de todas partes del globo: América Latina, la U.E., los EE.UU., Asia, África. Si hay algún lector interesado en participar, se puede llegar a la página de Aavaz por medio del enlace arriba.

Yo iría más lejos. Creo que se debe:

1. Legalizar la siembra de las plantas, su manufactura y uso.
2. Dejar en manos del Estado (los Estados al nivel internacional) su distribución y venta por medio de clínicas donde los usuarios deben registrase, y al mismo tiempo ofrecerles los recursos necesarios para su desintoxicación.
3. Por medio de estas clínicas ofrecer las drogas a un costo irrisorio con el propósito de quebrar económicamente a los carteles que ahora las controlan y comercializan, y como consecuencia inevitable, diseminan violencia y muerte.
4. Prohibir propaganda que las caracterizan como atractivas; más bien la propaganda debe hacer atrayente la posibilidad de una vida no-intoxicada, y elogiar los programas de rehabilitación.
5. Incluir información veraz en la educación primaria y secundaria sobre los efectos y secuelas del uso de psicotrópicos.
6. Desarrollar la siembra de plantas con propiedades psicotrópicas para propósitos médicos.
 
Locations of visitors to this page