He llegado a la mitad de “Perderse” de Annie Ernaux. Es
aburridísimo. No pienso seguir. Mi primera reacción es preguntar: ¿Cómo pudo
haberse ganado el Nobel???!!!
Se trata de un diario, previamente ineditado, en que Ernaux,
una francesa, da una cronología de su aventura amorosa con un diplomático ruso.
Es un listado de anotaciones fechadas que incluyen: sus encuentros con su amante,
su desesperación cuando él no le llama y algunas brevísimas indicaciones sobre el
carácter machista de él. Está escrito en los tiempos de la caída de la Unión Soviética,
pero hay pocas referencias a las actividades de él con relación a estos
eventos.
Lo que asoma en este escrito es una mujer carente de
proyectos propios que le satisfacen a ella. Por esta razón sustituye sus anhelos
propios con el simple deseo sexual. Cuando no esté con su amante piensa
exclusivamente en él. Como todas las adicciones la suya es limitante y
agobiante.
Pero ella no analiza nada de esto, sólo hace el listado de
sus encuentros. Yo pienso en Meursault, el personaje principal en “El Extranjero”.
También es una persona desubicada, un francés argelino en los tiempos de
agitación independentista. En cambio, Camus desarrolla su personaje, le da una
historia y un contexto. Annie Ernaux no
hace esto con su propia vida. Más bien nos fastidia con su listado alienado de
cualquier sentido propio, y nos deja a nosotros, los lectores, la
responsabilidad de construir el significado de su alienación. También salpica
su listado con citas a otros autores, que tal vez deben darnos pistas sobre la idea tras su obra, pero ella no clarifica la relación.
Tal vez soy una lectora de otros tiempos. Pero llenar los
espacios vacíos que deja Ernaux requiere que nosotros, los que leímos su diario,
hayamos pensado antes en este tipo de insubstancialidad existencial. Tal vez
como el Meursault de Camus, ella está atrapada en una destrucción ideológica que antes le
ha dado sostén emocional (Meursault está atrapado en el colonialismo francés,
Ernaux en el comunismo soviético). Tal
vez ella nunca superó a la muerte de su madre. Tal vez no haya desarrollado una
relación suficientemente satisfactoria con sus hijos. A lo mejor simplemente
carece de la capacidad de amar.