jueves, 2 de septiembre de 2021

La respuesta militar frente a problemas sociales: el caso de Afganistán

Karen Cronick
Instituto de Psicología
Universidad Central de Venezuela

Ilustraré el tema de la respuesta militar frente a los problemas sociales con un ejemplo. Afganistán ha sido un blanco de invasiones extranjeras en múltiples ocasiones.  Desde antes de la era cristiana hubo intentos de conquistar el territorio: tanto Darius de Babilonia como Alejandro Magno se adueñaron del territorio. Luego formó parte de imperios como él de Genghis Khan en siglo XIII. Durante el siglo XIX los británicos intentaron anexarlo.  Cuando los soviéticos lo invadieron al final del 1979, supuestamente para apoyar al gobierno comunista de este entonces, el país se convirtió en una pieza más de las turbulentas relaciones internacionales de la guerra fría: Pakistán y los Estados Unidos entre otros comenzaron a abastecer a los insurrectos muyahidines para ayudarlos en sus enfrentamientos con los soviéticos: poco a poco iba aumentando la ayuda directa de los estadounidense a estos grupos que se oponían a los soviéticos hasta que en 1988:

 la cifra [de las subvenciones estadounidenses en armas] se disparó por diez y luego por veinte, llegando a 650 millones de dólares en 1988 [….] La guerra civil de 1992-1996 entre [los] señores de la guerra agotó al país, que en general vio con agrado la aparición fulgurante de los «estudiantes» islámicos, talibán de origen pastún (tribu Durrani, hasta entonces poco notoria en la guerra, concentrada en crear madrasas o escuelas islámicas en campos de refugiados en Pakistán). El resto es bien conocido… el 11 de septiembre, se produjo el atentado de las Torres Gemelas y del Pentágono, que llevó a la invasión EEUU de Afganistán, cuyas consecuencias todavía colean. Los talibanes fueron inicialmente derrotados, pero luego la situación se enquistó. Bin Laden fue eliminado en Pakistán por EEUU en mayo de 2011, pero Al Qaeda subsiste, aunque debilitada, y hoy los talibanes se han vuelto a hacer con el control total de Afganistán” (Quesado Sanz, 1/9/2021).

Esta revisión histórica es importante para entender la actualidad del país porque los estadounidenses proponían reformarlo políticamente, además de conquistarla. Fueron 20 años de lo que llaman "guerra" en que las fuerzas norteamericanas se ocupaban de la contención de insurgentes talibanes que amenazaban el gobierno civil de Kabul, y entrenaban a las tropas supuestamente leales al liderazgo democrático de la nación.

Los invasores no han podido asegurar un país viable en este tiempo. Las misiones militares generalmente no incluyen la cimentación de un país según la voluntad de su gente y su cultura; sobre todo su proyecto supone la identificación de “enemigos” que hay que destruir. También a veces contempla la "construcción de Estados viables" (nación building) que es una estrategia cuasi-militar en que una vez que las fuerzas de ocupación hayan controlado toda oposición a sus proyectos de cambio, entonces “construyen” las instituciones estatales que ellas consideran necesarias, sin consultar a la población local. Cualquier disidencia es neutralizada.

La estrategia que incluye el cambio social como un proceso de dominación cultural sólo puede terminar en la colonialización o en la construcción de un imperio en el estilo de Alejandro Magno o de Genghis Khan. Acemoglu  (20/8/21) observa que, para ser exitoso, la centralización de poder bajo las instituciones del Estado requiere el permiso y la colaboración de las personas que se someterán a él. Las instituciones deben fundar su legitimad en el apoyo popular. En el caso de Afganistán, las fuerzas de ocupación deberían haber oído a las personas que se oponían al gobierno Hamid Karzai, el presidente elegido. Había muchas fuentes de descontento, por ejemplo, el gobierno de Karzai era corrupto, y cualquier trámite o actividad comercial requería pagos adicionales para los funcionarios y quienes facilitaban los negocios, y esta inseguridad irritaba a la población. El apoyo que tenía el gobierno de Karzai se limitaba al capital, Kabul, y en las provincias la pobreza y el descontento eran motivos de desconfianza. Aumentaba el atractivo de los combatientes pertenecientes al Talibán. De hecho, al salir las fuerzas estadounidenses y europeas del país, no hubo resistencia a su rápida toma de poder en Kabul.

Al final queda claro que soluciones sociales que se basan en el control militar no funcionan a largo plazo. Se requieren acuerdos entre los diferentes sectores de la población [1] sobre el tipo de gobierno que quieren y la sociedad compartida que desean construir.  



[1] “El mosaico étnico y lingüístico es muy complejo. Destacan grupos pastunes (sureste y este) que suponen más del 40% de la población, tayikos, uzbekos, turcomanos (norte), hazara (centro), baluchis (suroeste), etc. con una larga tradición de desconfianza y enfrentamientos entre ellos (especialmente entre pastunes y tayikos), pero también de unión temporal secular contra cualquier enemigo exterior, fuera este macedonio, persa, sij, británico o soviético” (Quesado Sanz, 1/9/2021).

Referencias:

Acemoglu, Daron (20/8/21). Why nation  building failed in Afghanistan. Project Syndicate. Disponible en: https://www.project-syndicate.org/commentary/afghanistan-top-down-state-building-failed-again-by-daron-acemoglu-2021-08 Aristótoles (Siglo IV a. C. /31-10-2017) Política. Disponible en: https://www.textos.info/aristoteles/politica/descargar-pdf

Quesado Sanz, Fernando (1/9/2021).  La invasión soviética de Afganistán y el ascenso de los talibanes. Universidad Autónoma de Madrid. Disponible en: https://www.despertaferro-ediciones.com/2021/afganistan-historia-invasion-derrota-sovietica-ascenso-talibanes/

 
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