martes, 27 de octubre de 2009

Racionamiento de agua en Caracas





(Ahora tengo Internet de nuevo. La foto es del Embalse La Mariposa; se puede apreciar por lo evidente de la ribera de lodo el grado en que el nivel de agua ha bajado. Además, la parte norte, al lado del dique y en la parte inferior de la imagen, está cubierta de borra, una planta acuática que le inhibe el paso de oxígeno al fondo.)

Las reacciones de los caraqueños al racionamiento de agua pueden agruparse entre lamentaciones por un lado, y por otro burlas a la sugerencia por parte del presidente que nos bañemos de ahora en adelante con totuma. Pero no he escuchado a nadie, siquiera una figura de autoridad municipal o gubernamental analizar las razones por las cuales nos encontramos con esta escasez en lo que debería ser plena temporada de lluvia.

Quisiera hacer algunas observaciones al respecto.

Por alguna razón los caraqueños no hemos querido darnos cuenta de nuestros papeles en el calentamiento global. Nos ponemos a pelear a muerte para defender nuestra adhesión o aversión al gobierno, que trata de un tema importante pero casi no hablamos de otra cosa. El peligro ya asomado, ya declarado de carestías –de comida, de agua, de aire limpio- queda como algo lejano en el tiempo, o algo que pasa por allá, allá en África o el Medio Oriente. Creo también que estamos tan embutidos en nuestro característico individualismo –yo primero, yo mejor- que no queremos ver la urgencia de buscar soluciones colectivas a algunos problemas inevitables, apremiantes e inaplazables.

Hay fenómenos relacionados con la escasez de agua que parecieran inconexos pero que en realidad están directamente vinculados con ella. Primero voy a nombrar brevemente algunos de estos factores y luego hablaré de cómo nuestra propia indolencia y nuestro egoísmo individual han contribuido a la situación en que nos encontramos ahora; finalmente propondré algunas soluciones.

Algunos de las causas de la falta de agua son:

1. La concentración de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera que contribuye tanto al calentamiento global como a los cambios climáticos en la distribución mundial de lluvia. Esto se relaciona con varios factores causales, como: a) la eliminación de los bosques y otros mecanismos de “secuestro” de este gas, b) la quema de fuentes fósiles de energía y c) la existencia de grandes rebaños de ganado y otros animales de coral.


2. La tale de los árboles sobre todo en las riberas de las afluentes que alimentan las reservas como “La Mariposa”. Además de eliminar una de las reservas “secuestradas” de CO2, cortar los árboles destruye las redes de raíces que sostienen la tierra y al mismo tiempo retienen el flujo de agua subterránea. Además, al eliminar las florestas se acaban también con la fotosíntesis de las hojas y la evaporación de agua en el mismo sitio que puede conducir a la formación de nubes.

3. La construcción de edificaciones cerca a las quebradas y la destrucción o el cambio de sus causes.

4. La contaminación de las fuentes de agua limpia por pesticidas y fertilizantes químicos provenientes de la agricultura o la urbanización caótica y sin sistemas de saneamiento.

5. La falta de mantenimiento de las infraestructuras como la necesidad de reemplazar y reparar las tuberías (tanto en casa como en las instalaciones urbanas) y conservar los reservorios (por ejemplo la obligación de remover el sedimento, producto de la erosión de las quebradas que le quita profundidad a “La Mariposa”).

Ahora, con esta lista de causas en mano, ¿qué podemos hacer los ciudadanos comunes para disminuir la pérdida del agua?

Evidentemente conviene usar menos agua en las tareas domésticas e higiénicas. Pero este es sólo un gesto mínimo de colaboración.

Es más importante comenzar a reducir la producción de CO2. Tenemos que entender cómo cada uno de nosotros contribuimos a ella –y de manera cotidiana. Por ahora voy a mencionar sólo dos factores, pero son de muchísima importancia:

1. ¡Tenemos que aprender a manejar nuestros vehículos! En un mundo perfecto todos tendríamos autos eléctricos, pero al nivel individual no podemos lograr esto. Como una alternativa viable podemos ver como nuestros hábitos tras el volante contribuyen a la escasez de agua:

Pocas personas tienen una noción sistémica del tráfico. Sólo vemos una “cola” y un pequeño espacio frente a nuestro carro donde podemos adelantar un metro más, y con furia insertamos el vehículo en el. O nos metemos por las orillas para avanzar unos metros. O en vez de quedarnos en el canal apropiado nos aprovechamos de uno al lado que se mueve un poquito más rápidamente para luego insistir en volver a entrar en el canal correcto frente a algún conductor complaciente que nos permita “colear” (“¿Yo? ¡Yo no voy a calar esta cola!!)

¿Qué relación tiene esto con la escasez de agua?

Estas conductas egoístas aumentan los efectos del tráfico y la consecuente producción de CO2 debido a la quema de la gasolina que es a fin de cuentas un producto fósil. Si vemos tramas en las carreteras donde “colear” no es posible, podemos apreciar casi enseguida mayor fluidez en el movimiento de los autos. Inversamente, tan pronto haya la posibilidad de ir cambiando de canal, el movimiento vehicular se disminuye proporcionalmente y las emisiones de gas aumentan debido al incremento en el consumo de combustible.

Es decir, no sólo hay que calar la cola sino respirar las emisiones de gases tóxicas y saber que uno está contribuyendo al calentamiento global. Y el referido ahogo atmosférico está cambiando el clima y alejando las lluvias en Caracas.

Repito: cuando se aumentan las trancas, se aumenta también la producción de CO2. Y al aumentar este gas en la atmósfera, se incrementa el calentamiento global y CAE MENOS LLUVIA EN LAS CUENCAS QUE NOS ABASTECEN DE AGUA. Simplemente.

Propongo que las emisoras de radio y televisión nos den instrucciones sobre como manejar. Con dibujitos animados como si fuéramos niñitos y niñitas. Y que las repiten cada hora. Es una emergencia.

2. Hay bastante evidencia para afirmar que la eliminación de los árboles contribuye a la escasez de agua. Ya mencioné la capacidad de captación de CO2 que tienen las plantas, la influencia de las raíces en la retención de los flujos subterráneos y los efectos de la fotosíntesis. Reforestar es urgente.

En Gaviotas, Colombia, se inició un proyecto de reforestación hace diez años. Hoy en día la recuperación de 8.000 hectáreas ha resultado en un aumento de 10% en la precipitación y la comunidad ya tiene una industria floreciente que abastece a las regiones circundantes con agua potable.

Los caraqueños no somos menos hábiles, podemos:

Sembrar árboles en cualquier espacio donde quepan. Debe haber ordenanzas municipales que requieren que cada parcela tenga la responsabilidad de mantener un cierto número de árboles por medida de terreno en los centros urbanos. Hay que llenar las montañas al sur de Caracas y el Ávila de bosques. Especialmente en las riberas de las quebradas hay que sembrar las especies más adecuadas para cada una.

Los liceístas pueden emplear sus obligaciones de servicio comunitario en esta tarea. Podemos hacer jornadas participativas al nivel vecinal para confrontar lo que hay que llamar una catástrofe nacional. Podría haber proyectos para financiar a los desempleados a cambio de labores de reforestación. Podríamos alimentar a los pájaros silvestres con las semillas de los árboles que deseamos que crezcan en la zona para que algunas lleguen intactas en las tierras apropiadas: todo vale. Es una emergencia.





Referencias:

Proyecto de Agua en Gaviotas, Colombia: http://www.pnyv.org/water/printtests/54-lasgaviotas-zeri.pdf



jueves, 15 de octubre de 2009

La demanda social para que haya violencia




e venido hablando de la violencia como un fenómeno social que tiene reglas y regularidades que pueden, no sólo estudiarse y analizarse, sino también emplearse eventualmente para que controlemos la intimidación, el crimen y el uso indebido de la fuerza. Comencé con algunas reflexiones sobre turbas “espontáneas” y pasajeras como eventos de movimiento semejantes a bandadas de pájaros o cardumes de peces debido a sus aspectos estructurales.

Ahora quisiera señalar algo más duradero: la demanda social para que haya violencia.

Creo que se pueda identificar algunos síntomas sociales de dicha demanda (y pretendo indicar tres de ellos a continuación), sin entrar en la paranoia de imaginar el “coco todopoderoso” o la mano peluda detrás de los escenarios. En otras palabras, creo que podamos hablar de un cierto empeño social o tendencia colectiva sin suponer la existencia concreta de un gran culpable que sería menester identificar y castigar; se trata de parte de nuestro imaginario social, una solución construida históricamente que ha sido útil en tiempos pasados para resolver ciertos problemas pero que ahora en las condiciones actuales -de sobre-población, mega ciudades y comunicación instantánea- ya no nos sirve ni para protegernos ni para satisfacer nuestras necesidades.

Nuestra agresión y capacidad para la violencia han sido útiles. Vamos a examinar por qué.

¿Cómo ha sido útil esta demanda? Primero ha sido ventajosa políticamente porque los grupos son más cohesivos y siguen más energéticamente los dictados de su liderazgo si tienen un enemigo que combatir. Segundo, estar preparados y pertrechados para el combate ha sido importante para la defensa de las tribus, ducados medievales y sociedades minoritarias que tuvieron que defenderse contra invasores más grandes (desde los imperios prehistóricos hasta los poderes coloniales). Tercero, ha habido la creencia que el uso de la violencia interna es una medida eficaz contra la disidencia y desviación (inclusive, todavía hay quienes pegan a los niños que se portan mal –y ¡por su bien!).

Pero los tiempos cambian. Ahora nuestra violencia se torna perniciosa y como el Minotauro en su laberinto, exige la sangre de nuestros propios jóvenes.

Sólo quiero señalar tres áreas para exploración futura con respecto a este tema; se me ocurren por ahora estas áreas sintomáticas de la demanda para la violencia en nuestros días:


1. Los intereses económicos que producen, venden y distribuyen armas:


En todo el mundo, tan pronto se comience a sugerir limitaciones sobre estas actividades, los medios de comunicación, los políticos y muchos ciudadanos comunes entran en crisis exigiendo su “derecho” a comercializar y portar armas. Recientemente cuando el Presidente de los Estados Unidos negoció un tratado con Rusia para limitar la carrera armamentista, hubo acusaciones en ciertos sectores de que dicho acuerdo fuera un signo de debilidad -y no de fuerza histórica. Aquí la demanda se esconde tras eufemismos como “libertad” y “defensa”.


2. El permiso tácito que se ha dado a los carteles de drogas ilegales:


La venta de sustancias prohibidas es una fuente muy importante de violencia al nivel mundial. Sólo las muertes relacionadas con ella en el norte de México constituyen una epidemia macabra, sin hablar de las del resto de mundo. Al ilegalizar ciertas sustancias de consumo no se controlan su producción, comercialización y empleo; más bien se hace casi imposible fiscalizarlas como se hace normalmente con las drogas legales como el alcohol y el tabaco. Además debida a la veda, el precio de compra aumenta y las ganancias para este comercio son mayores. Otro efecto es que paralelamente se desarrollan agencias como la DEA para combatir el “flagelo”, pero esta acometida emplea las mismas tácticas de violencia que usa el mal original y consume recursos que podrían usarse en recuperar a las personas que se desarrollan adicciones. Hay que concluir que, al no legalizar y fiscalizar rigurosamente estas sustancias, la sociedad da permiso para que el crimen y la intimidación continúen.


3. El mito de la defensa armada del Estado y la insurgencia:




Hoy en día ni los diferentes movimientos de insurgencia, ni los gobiernos poderosos van a poder lograr sus metas por medio de las armas. Ni la ETA, ni los Taliban, ni los Tigres de Tamil, ni “la coalición” en Afganistán, ni los diferentes gobiernos de América Latina que acaban de gastar en armas lo que podrían haber invertido en educación y salud, van a poder lograr nada por la fuerza. Sin embargo seguimos creyendo en la necesidad de un Estado armado hasta los dientes. No voy a elaborar este punto aquí, sino en otra entrega en el futuro.

Lo que acabo de bosquejar son tres áreas donde podemos fácilmente percibir el continuo anacronismo de la violencia como una solución social. Desarrollaré estos puntos en ensayos posteriores.

martes, 13 de octubre de 2009

Dióxido de Carbono: límite de 350 partes atmosféricas por millón






Con motivo de los eventos pro-ambientales al nivel mundial planificados para el próximo 24 de octubre, interrumpo mis reflexiones sobre la violencia.

El 24, personas preocupadas por los niveles de emisiones de dióxido de carbono en el planeta organizarán manifestaciones para aumentar la conciencia, tanto de la población mundial, como, y especialmente, de los líderes que tienen la capacidad de tomar medidas apropiadas para reducirlos.

La ONG 350 propone recordarle al mundo que el número 350 señala el límite superior de partes por millón de concentración dióxido de carbono en la atmósfera, es decir la máxima concentración que el planeta puede tolerar sin que ocurran cambios climáticos peligrosos e irreversibles, o dicho de otra manera, lo que hay que mantener si queremos un planeta “similar a aquel en que la civilización se ha desarrollado y en que la vida se ha adaptado”.

Personas de más de 130 países participarán. Inclusive, en el Oriente Medio donde es tan difícil llegar a entenderse:

-En Israel manifestantes se reunirán sobre la playa para formar un gigantesco “3”.
-En Palestina formarán un “5” y
-En Jordania formarán un “0”.

En todo el mundo las campanas de las iglesias sonarán 350 veces.

Y ¿qué haremos en Venezuela? Se puede apreciar en esta mapa que no hay ningún evento planificado al respecto aquí.

Quisiera pedir a los lectores eventuales de este blog que se comuniquen con los párrocos más cercanos de sus viviendas a ver si por lo menos podamos hacer repicar los carillones de nuestras iglesias.

Este video está en inglés, pero creo que las imágenes sean claras para todo el mundo.


Referencias:
1. La organización 350: http://www.350.org/
2. El video: http://www.youtube.com/watch?v=dqof641pWys

lunes, 12 de octubre de 2009

Violencia y turbas 2



Fuente



En la última entrega de este blog comencé una reflexión sobre un fenómeno colectivo que parece azaroso pero que en realidad es altamente estructurado: la turba de seres humanos que pierden el control sobre sus voluntades individuales luego de entregarlas al tropel. La turba es tan estructurada como el vuelo de una bandada de pájaros o un cardume de peces, se trata de la agudizada conciencia del movimiento colectivo y la sincronización precisa del dinamismo combinado de cada participante para lograr una meta compartida que en el caso de estos aves y peces sería comer o evitar ser comidos.

Una turba humana que se vuelve violenta es aún más compleja porque es necesario: a) identificar un enemigo, b) asignarle una responsabilidad específica por algún mal, c) asociarle un castigo apropiado (como por ejemplo: linchamiento, masacre colectiva, daño a propiedades) y actuar de manera coordinada.

En esta entrega quisiera pensar sobre maneras de debilitarlas. Creo que si todo el mundo pudiera reconocer como se forman y como actúan, los ciudadanos podrían humanizar el actuar comunitario y aminorar uno de males de nuestras sociedades.

Fuente de "Alboroto en la galería"
de Umberto Boccioni




El primer paso es reconocer que todo el mundo contiene, como parte de su herencia evolucionaria, la capacidad de unirse ciegamente a un grupo.

El segundo paso es que los miembros de la comunidad que no hayan sido envueltos en el proceso totalizante, se den cuenta de lo que ocurre y que estén en capacidad para inhibir su crecimiento. Sospecho que existan maneras de desmantelar estas turbas en momentos específicos de su desarrollo y antes de que vuelvan realmente temibles.

Siempre habrá un liderazgo, una o más personas que azuzan el fuego colectivo, y creo que una táctica para mermar su crecimiento sería identificar este individuo o individuos y efectivamente cuestionar sus motivos y tácticas. Este cabecilla casi siempre quisiera esconderse en la multitud, y señalarlo desde el comienzo puede ser una medida eficaz.

Otra manera de intervenir es individualizar a los participantes.

Tuve una vez una experiencia con un proceso grupal en que los miembros de dos bandas en confrontación (en este caso verbal) parecían haber perdido su voluntad propia; tuve la oportunidad de señalar a los participantes por nombre y cuestionar su adhesión a las dos identidades colectivas: la táctica logró romper la impermeabilización de cada uno. En aquella ocasión las dos bandas eran un cuerpo policial y un grupo de jóvenes.

Otra estrategia, que es más difícil, es interrumpir la coordinación de la turba. Necesitan movilizarse y pertrecharse, y si se tiene los recursos para obstaculizar estos requisitos, la banda se desorganiza.

Creo que argumentar motivos es inútil cuando una turba o confrontación ya se haya formado.

sábado, 10 de octubre de 2009

Violencia y turbas



                                                                                                     Fuente de la foto



En esta entrega consi-deraré algunos factores estruc-turales de la violencia cotidiana.

Somos animales inteligentes, pero de rebaño. Tenemos sensores de todo tipo para evaluar las expresiones en las caras de nuestros compañeros, su “lenguaje de cuerpo”, las direcciones de sus miradas, e inclusive, hoy en día, las tendencias mayoritarias que percibimos de los medios masivos de comunicación. Sólo hace falta una leve sugerencia en un periódico o un canal de televisión que se escasee un producto como gasolina, azúcar o papel higiénico, y hordas de personas descienden sobre las gasolineras o los supermercados para comprar diez veces más de lo que necesitan. El ojo lateral de cada quien percibe los leves movimientos de las personas que tienen al lado, y esto basta para que comiencen a imitar o movilizarse en la misma dirección que sus congéneres.

¿Se acuerden del viejo truco de cuando éramos jóvenes? Como burla, nos parábamos en una esquina de la calle y mirábamos fijamente hacia arriba; pronto había una multitud que hacía lo mismo.

Y cuando haya fuertes fuerzas externas que influyen sobre esta tendencia hacia la conducta del rebaño: “¡Ayyy, Papá!” (como dice una amiga), el movimiento se convierta en estampida.

Abajo he traducido un trozo de un artículo publicado en el New Yorker por de John Cassidy donde nos da una descripción física de este fenómeno:

"El 10 de junio de 2000, la reina Elizabeth II abrió el Puente del Milenio –una estructura de alta tecnología- que atraviesa el río Támesis desde el Museo Tate Modern hasta la catedral de San Pablo. Millares de personas se alinearon para caminar por el, por medio de una pasarela de aluminio estrecha rodeada por las barandillas de acero que proyectan hacia fuera a los ángulos obtusos.

"Dentro de minutos de la abertura oficial, la acera comenzó a inclinarse y sacudirse alarmantemente, obligando a algunos de los peatones a aferrarse en las agarraderas laterales. Reportaron sentirse mareados. Las autoridades cerraron el puente, con la declaración que demasiada gente lo utilizaba. El día siguiente, el puente se abrió de nuevo pero ahora con límites estrictos sobre el número de peatones permitidos a la vez, pero comenzó a sacudirse de nuevo. Dos días después de su abertura todavía no se pudo explicar los movimientos y se lo cerraron por un período indefinido.

"Algunos comentaristas sospecharon que la causa del problema se encuentra en las fundaciones del puente, otras en un patrón inusual del aire. El problema real era que los diseñadores del puente, que incluyó al Sir Norman Foster y la firma de ingeniería Ove Arup de arquitectos, no habían considerado cómo la acera reaccionaría cuando los peatones caminen sobre el.

"Cuando camina una persona, sube y baja cada pie alternadamente, produciéndose una fuerza oblicua leve. Si centenares de personas están caminando en un espacio confinado, y sucede que algunos vayan de manera sincronizada, pueden generar suficiente ímpetu lateral para mover una pasarela -apenas un poco. Pero una vez que la acera comience a sacudirse, los peatones ajustarían cada vez más sus pasos para acomodarse al movimiento. Se genera así un lazo de retroalimentación entre los movimientos del puente el ritmo de caminar de los peatones, y las fuerzas oblicuas pueden aumentar dramáticamente. Los ingenieros de investigación llaman este fenómeno “excitación lateral sincrónica de proceso”….


¿Qué otros fenómenos de imitación, correlación y sincronización podemos encontrar en nuestra vida colectiva?

Debe haber muchos, el artículo citado habla de efectos del mercado donde lo que hacen algunas inversionistas afecta a los demás; cuando el mercado suba, todos quieren comprar, y cuando baje quieren vender. Pero me pondré seria por ahora y me concentraré en algunos ejemplos relacionados con la violencia, que también tiene lazos colectivos de retroalimentación.

Estoy conciente que esta violencia tiene muchos matices que quisiera considerar en otros momentos (ritualización de procesos grupales, a-nomia, la falta de respuestas efectivas de parte de las autoridades, corrupción entre las autoridades, expectativas en condiciones extremas de pobreza relativa y así sucesivamente). Pero la capacidad que tenemos de perder nuestra voluntad en una situación de masas es ciertamente uno de los elementos a considerar con respecto a este problema.

Fuente de foto


Las turbas violentas son parte de nuestra historia humana. En la mayoría de los casos hay problemas para compartir recursos y poder: por ejemplo, casi 5,000 negros estadounidense fueron linchados por tumultos blancos entre 1890 y 1960 (datos de Wikipedia, s/f) .

Por otro lado, en las grandes ciudades de Europa y los Estados Unidos ha habido manifestaciones violentas donde grupos que se sienten oprimidos o violentados se tornan contra sus propios ambientes y en el proceso queman los negocios, viviendas y vehículos de su misma gente.

Hay niveles distintos de participación en estos actos. Por un lado están las personas que se involucran activamente en la destrucción y las matanzas, pero luego hay las que las instigan y las que son cómplices por su silencio o su simple anuencia.

Me acuerdo de mi espanto en reacción a un reportaje (no tengo la referencia) sobre las turbas asesinas de los hutu contra los tutti en Ruanda en 1994. El periodista describió como hombres corrían por las calles, machetes en mano, y entre risas y conducta que parecía juego destrozaban a sus víctimas.

En aquella ocasión hubo varias fuentes de incitación: una puede explicarse de manera sencilla como un movimiento de rebaños (o tal vez en este caso “jaurías”). Pero hubo otro germen de la violencia:


"Todo comenzó la noche del 6 de abril de 1994, cuando el avión en el que viajaban los presidentes de Ruanda, Juvenal Habyarimana, y de Burundi, Ciprian Ntayamira, fue alcanzado por dos misiles en el momento en que iba a aterrizar en el aeropuerto de Kigali.

"Tras la muerte de ambos mandatarios, extremistas hutus ruandeses, etnia a la que pertenecía el presidente Habyarimana, iniciaron una sangrienta persecución contra la población tutsi. Durante la masacre, la radio fue el medio más efectivo para arrojar mensajes de odio de forma directa y simultánea sobre una amplia audiencia….
[Dos años antes e]n marzo de 1992, Radio Ruanda [había anunciado] que los líderes hutus en Bugesera iban a ser asesinados por los tutsi, una información falsa que estimuló a los hutus a iniciar la masacre….

"La Radio Television Libre des Mille Collines (RTLM) comenzó a emitir en agosto de 1993. En los primeros meses, hasta el inicio del genocidio de abril de 1994 difundió de manera divertida y sutil propaganda anti-tutsi….

"Una vez que se inició el genocidio [en 1994], cambió el carácter de las transmisiones y empezó a dar detalles de aquellos que debían ser acosados y asesinados al punto de ofrecer descripciones individuales y número de placas de automóviles….

"Esto no era tanto prédica a favor del odio o la violencia como un involucramiento directo en los asesinatos, instando a una población pobre, sin educación y fácilmente influenciable a que colaborase con el ejército en la exterminación."


No quiero alargar esta entrega. Es la primera sobre el tema y la motivación para escribirla es mi participación en un curso dictado por el Profesor Alex González en la Maestría de Psicología Social de la Universidad Central de Venezuela.


Referencias:

1. Juan Cruz Osta (Fecha de publicación: 29/05/0). ¿Puede una radio incitar al genocidio? Aporrea. Accesible en: http://www.aporrea.org/actualidad/a35479.html
2. CBS News (28 de nov, 2007). France riots. Understanding the violence. Accesible en http://www.cbc.ca/news/background/paris_riots/
3. Wikipedia. (s/f). Mass racial violence in the United States. http://en.wikipedia.org/wiki/Mass_racial_violence_in_the_United_States "
4. Foto original de tráfico: http://www.iphonematters.com/images/uploads/27862-hi-traffic.jpg

domingo, 4 de octubre de 2009

Gestos colectivos y la disidencia



                                                              (Fuente, foto de marcha, 03/10/09


Primero, quisiera (tardía-mente) celebrar la iniciativa de los estu-diantes venezolanos quienes con su huelga de hambre, marchas y otras acciones, han logrado la libertad de Julio Rivas, y siguen trabajando de otras maneras a favor de los demás presos políticos.

El uso que dieron a una huelga de hambre con múltiples participantes frente a una sede internacional, me parece un modelo que podría usarse no sólo aquí, sino en sendos escenarios. Fue un gesto atrevido, arrojado, creativo, pacífico y sobre todo, efectivo.

Estos muchachos me han conmovido. No debe haber gente encarcelada por criticar el poder, nunca, en ningún lugar. Del mismo modo personas que han abusado del poder o han apoderado ilegalmente de recursos que les hayan confiado deben confrontar las sanciones legales apropiadas en cada caso.

No es lo mismo encarcelar a Julio Rivas como intentar castigar a Pedro Carmona. El primero hizo uso de un derecho sagrado que todas las democracias deben proteger y aún cultivar. El segundo intentó quebrar el proceso democrático.

Y para extender la reflexión: no es lo mismo: a) debilitar, quebrar y poner en tela de juicio a una institución tan básica, tan duramente conquistada para la humanidad como es la democracia –como hizo Carmona y otros golpistas de la historia- que b) practicar la desobediencia civil.

La línea que separa estos modos de hacer política es intuitiva pero la mayoría de las personas pueden reconocer la diferencia en eventos particulares. Por ejemplo, es ilegal participar en un golpe de estado, escamotear recursos públicos, violar los derechos humanos y en general desconocer la ley. Por otro lado hacer un acto notorio e ilegal que no hace daño a terceras personas con el objetivo de obtener un bien público al cual uno tiene el derecho para el beneficio propio o para otras personas puede constituir un acto de desobediencia civil. Como un ejemplo de esto podemos señalar a los estudiantes que se desnudaron en la marcha ayer para llamar la atención de la prensa.

Fuente de la foto de Gandhi

Hay grandes héroes de la historia que han quebrado las leyes en nombre de un bien mayor: Mahatma Gandhi, Martin Luther King, Nelson Mandela y las Madres de la Plaza de Mayo están entre los más conocidos, pero también podemos mencionar a Henry David Thoreau quien inventó el término en el Siglo XIX, Mordejái Vanunu de Israel, la Alianza de Mujeres Viequenes de Puerto Rico, Cesar Chávez de los “United Farm Workers” en los Estado Unidos y el movimiento “Yo No” de Cuba.

Esto me trae a una corta reflexión final sobre la disidencia: puede ser una fuente de malestar colectivo cuando los gobernantes o los demás participantes en un proyecto social desean lograr alguna meta ya trazada por ellos. Pero protestar y disidir deberían ser objetivos de la democracia y facilitación comunitaria porque es una fuente potencial de enriquecimiento y potenciación para cualquier agrupación. La disidencia debe cultivarse como un bien común, como un tesoro público.

No tenemos que comulgar necesariamente con los disidentes, pero hay que respetarlos. Como dijo Voltaire: Estoy en desacuerdo con todo lo que Ud. dice, pero defenderé hasta la muerte su derecho de afirmarlo”.

Fuente de la caricatura de Weil
 
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