domingo, 5 de mayo de 2013

¿A dónde, Valentía Moral? de Salman Rushdie


¿A dónde, Valentía Moral? por Salman Rushdie, The New York Times, 28 Abril 13

Traducción Karen Cronick

Encontramos más fácil, en estos tiempos confusos, admirar la valentía física por sobre el valor moral – es decir, el valor de la vida de la mente, o de personalidades. Cuando un hombre con un sombrero de vaquero salta sobre una cerca para ayudar a las víctimas de la bomba de Boston mientras que otros huyen de la escena, saludamos su valentía, como también lo hacemos respecto al coraje de los militares que regresan del frente de batalla, o los hombres y mujeres que luchan para superar enfermedades o lesiones debilitantes.
Es más difícil para nosotros ver a los políticos, a excepción de Nelson Mandela y de Daw Aung San Suu Kyi, como valientes en estos días. Tal vez porque hemos visto demasiado hemos vuelto demasiado cínicos en relación a los compromisos inevitables del poder. Ya no hay personajes como Gandhi o Lincoln. Donde algunos ven héroes otros ven vilanos (por ejemplo en los casos de Hugo Chávez, Fidel Castro). Ya no fácil estar de acuerdo en lo que significa ser bueno, o defender principios, o ser valiente. Cuando los líderes políticos logren dar pasos valientes - como cuando el francés Nicolás Sarkozy, entonces presidente, intervino militarmente en Libia para apoyar el levantamiento contra Muammar el-Gaddafi, hubo tanto dudas al respecto como aprobación. Coraje político, hoy en día, es casi siempre ambigua.

Un hecho aún más extraño: consideramos sospechosos a los que toman una posición en contra de abusos de poder o dogmas.
No siempre fue así. Los escritores e intelectuales que se oponían a comunismo, Solzhenitsyn, Sájarov y el resto, eran ampliamente apreciados por sus posiciones. El poeta Osip Mandelstam era muy admirado por su "Stalin epigrama" de 1933, en la que describió al temible líder en términos audaces - "las enormes cucarachas que ríen en su labio superior" - entre otras expresiones, porque el poema llevó a su detención y posterior muerte en un campo de trabajo soviético.

Tan recientemente como en 1989, la imagen de un hombre que llevaba dos bolsas de la compra y desafió a los tanques de la plaza de Tiananmen se convirtió, casi de una vez,  en un símbolo global de valor.
Entonces, al parecer, las cosas cambiaron. Se han olvidado al "hombre del tanque" en gran medida en China, mientras que los manifestantes pro-democracia, incluidos los que murieron en la masacre del 3 de junio y 4, han sido exitosamente re-descritos por las autoridades chinas como contrarrevolucionarios. La batalla por la re-descripción continua, ocultando -o al menos confundiendo- nuestra comprensión de cómo las personas "valientes" deben ser juzgados. Esta es la forma en que las autoridades chinas están tratando a sus mejores críticos: el uso de cargos de "subversión" contra Liu Xiaobo, y de los presuntos delitos fiscales contra Ai Weiwei; son intentos deliberados para enceguecer a su población para que no ven el valor de su valentía, por el contrario los retratan como criminales.

Tal es la influencia de la Iglesia Ortodoxa Rusa que los miembros encarcelados del grupo “ Pussy Riot” son ampliamente percibidos dentro de Rusia como alborotadores inmorales porque realizaron su famosa protesta en la propiedad de la iglesia. Su mensaje - que el liderazgo de la Iglesia Ortodoxa Rusa es demasiado cercano al presidente Vladimir V. Putin – es ignorado por sus múltiples detractores, y su acto no es visto como valiente, sino impúdico.
Hace dos años en Pakistán, el ex gobernador de Punjab, Salman Taseer, defendía a una mujer cristiana, Asia Bibi, injustamente condenado a la muerte debido a una draconiana ley sobre blasfemia; por esta razón Taseer fue asesinado por uno de sus propios guardias de seguridad. El guardia, Mumtaz Qadri, fue muy elogiado y hubo una lluvia de pétalos de rosas en su comparecencia ante el tribunal. El fallecido señor Taseer en cambio fue criticado, y la opinión pública se volvió contra él. Su coraje fue ocultado por las pasiones religiosas. El asesino es considerado un héroe.

En febrero de 2012, un poeta y periodista saudí, Hamza Kashgari, publicó tres tweets sobre el Profeta Muhammad:
1) "En tu cumpleaños, te diré que he amado al rebelde en ti, que siempre has sido una fuente de inspiración para mí, y que no me gustan los halos de divinidad a tu alrededor. No voy a orar por ti. "

2) "En tu cumpleaños, te encuentro allí en todas partes. Me gustaría decir que he amado aspectos de ti, odiado otros, y no he podido entender muchos otros."
3) "En tu cumpleaños, no voy a inclinarme frente a usted. No voy a besar su mano. Más bien, voy a saludarle como un igual, y sonreír a ti como me sonríes. Voy a hablar con usted como haría con un amigo, nada más. "

 Afirmó luego que "exigía su derecho" a la libertad de expresión y de pensamiento;  encontró poco apoyo público, y fue condenado como un apóstata. Había muchas llamadas para su ejecución. Permanece en la cárcel.
Los escritores e intelectuales de la Ilustración francesa también desafiaron la ortodoxia religiosa de su tiempo, y así crearon el concepto moderno de pensamiento libre. Pensamos en Voltaire, Diderot, Rousseau y el resto como héroes intelectuales. Lamentablemente, muy pocas personas en el mundo musulmán dirían lo mismo de Hamza Kashgari.

Esta nueva idea - que escritores, eruditos y artistas que se oponen a la ortodoxia o la intolerancia sean los culpables de perturbar las personas - se extiende rápidamente, incluso a países como la India que una vez se enorgullecía de sus libertades.
En los últimos años, el gran hombre de la pintura india, Maqbool Fida Husain, fue perseguido en el exilio en Dubai y Londres, donde murió, porque pintaba la diosa hindú Saraswati desnuda (a pesar de que el examen más superficial de antiguas esculturas hindúes de Saraswati muestra que mientras que ella esté a menudo adornada con joyas y adornos, ella ha sido representada desnuda con la misma frecuencia).

La célebre novela de Rohinton Mistry "Un largo viaje" ha sido retirado del plan de estudios de la Universidad de Mumbai, porque los extremistas locales se opusieron a su contenido. El erudito Ashis Nandy fue atacado por expresar opiniones poco ortodoxas sobre la corrupción de casta inferior. Y en todos estos casos, parece que haya un acuerdo entre los puntos de vista oficial, los de muchos comentaristas y los de un trozo considerable de la opinión pública, - que, en esencia, los artistas y académicos son responsables ellos mismos por sus problemas. Son ejemplos de personas que podrían, en otras épocas, haber sido celebradas por su originalidad y la independencia de sus pensamientos. Hoy en día se les dicen cada vez con mayor frecuencia: "Siéntanse, están meciendo el barco."
América no es inmune a esta tendencia. Los jóvenes activistas del movimiento Occupy han sido muy difamados (aunque, después de su trabajo muy eficaz a favor de las víctimas del huracán Sandy, estas críticas se han silenciado un poco). Intelectuales que piensan de otro modo, como Noam Chomsky y el fallecido Edward Said a menudo han sido despedidos como extremistas locos, y "anti-estadounidenses", y en el caso del Sr. Said incluso, de manera absurda, como apologistas de "terrorismo" palestino. (Uno puede distanciarse de las críticas de la visión de América del Sr. Chomsky, pero aún así, debe ser posible reconocer el valor que se necesita para levantarse y gritar frente al rostro del poder estadounidense. Debe ser posible apreciar –aun sin ser pro-palestino- el hecho que el Sr. Said se opuso a Yasir Arafat al mismo tiempo que criticó de manera elocuente a  los Estados Unidos.)

Es un momento desconcertante para aquellos de nosotros que creemos en el derecho que tienen los artistas, los intelectuales y los ciudadanos “ordinarios” que se sienten ofendidos, para abrir nuevos horizontes y asumir riesgos, y por eso, a veces, para cambiar la forma de ver al mundo. No hay otras opciones a la necesidad de continuar afirmando la importancia de este tipo de valor, y de tratar de asegurar que estas personas oprimidas - Ai Weiwei, los miembros de Pussy Riot, Hamza Kashgari - sean vistos por ser lo que son: hombres y mujeres de pie en la línea del frente de la libertad. ¿Cómo hacer esto? Firmar las peticiones que se oponen a sus castigos, unirse a las protestas. Hablen. Cada poquito cuenta.
 
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