sábado, 31 de julio de 2010

México y las drogas ilegales




Esta foto del carro-bomba en Ciudad Juarez fue copiada del
Christian Science Monitor



México, Amigo, ¿qué logras con mantener la ilegalidad de las drogas como marihuana y los derivados del opio y la cocaína?



He elaborado algunas respuestas a esta pregunta, y creo que lo falaz de cada una puede demostrarse con facilidad. Aquí están:

1) El estatus de ilegalidad permite controlar y castigar el proceso de sembrar, cosechar, manufacturar, distribuir y vender las drogas.
2) El estatus de ilegalidad reduce la cantidad total de drogas que llega al consumidor, y por esto ayuda a controlar las adicciones.
3) El estatus de ilegalidad de las drogas reduce la frecuencia y severidad de otros crímenes relacionados como robos.
4) El estatus de ilegalidad controla la actividad de las pandillas.
5) El estatus de ilegalidad no puede cuestionarse porque los Estados Unidos no lo permite.

Estas respuestas se relacionan entre sí y por esto intentaré rebatir las primeras en dos cortos párrafos.

Tanto quienes se ocupan de la industria de las drogas, como quienes la combaten (como la DEA), manejan grandes recursos económicos y están también relacionados con la industria del armamento. Es un complejo peligroso y poderoso y está fuera de control. Debido a las estructuras económicas y de vigilancia paralelas que tiene dicha industria (sicarios, etc.), es imposible fiscalizar sus actividades. Si fueron legales, se podría supervisar sus ingresos, reglamentar sus actividades y vigilar la calidad de sus productos. Inclusive las empresas legales podrían pagar impuestos. En condiciones de legalidad, las pandillas tendrían que aceptar algunas normas para poder sobrevivir.

Bajo el sistema actual de ilegalidad, no se controlan ni las adicciones de los consumidores ni los posibles crímenes que éstos podrían cometer. Inclusive no se sabe quienes son. Si la venta y consumo fueran legales se podría registrar a estas personas, ofrecerlas drogas a bajo costo en condiciones salubres para que no fuese necesario que roben para mantener sus hábitos adictivos. Se podría además ofrecerlas tratamiento de desintoxicación bajo supervisión médica.

Para reflexionar sobre la quinta respuesta, acordamos a Porfirio Díaz: "¡Pobre México! Tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos". Los intereses de la DEA y otras agencias estadounidenses resistirían cualquier intento de legalización y pueden movilizar mucho apoyo diplomático y en los medios de comunicación. Pero a fin de cuentas, la legalización mejoraría el bienestar de casi todo el mundo. Y especialmente en México, habría menos violencia y más paz social, y las economías locales se beneficiarían.
 
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