jueves, 7 de mayo de 2009

Claves para manejar 1





Después de la descomu-nal tranca en el tráfico ayer se me ocurrió que podría ser interesante reflexionar sobre algunas maneras de manejar, que a nivel individual, ayuden a mejorar la experiencia en el camino.



El primero es desobedecer la onda

Para comenzar: una explicación: El tráfico no es uniforme, se mueve en "racimos" (en la literatura en inglés: clusters o bunches) como se puede apreciar en un video didáctico que encontré en el Internet. En una cola lenta de automóviles, el efecto se acentúa. Si uno ve las largas hileras de carros desde el aire, dan la impresión de ondas de expansión y contracción: uno tiene la experiencia de arrancar y parar en secuencia, pero en realidad la concentración de vehículos aumenta y disminuye, exactamente como una onda de sonido.

Se podría decir que obedecemos una ley física como si fuésemos simples partículas inertes de materia.

Al darme cuenta de esto y sintiéndome herida en mi orgullo de ser humano independiente, al principio decidí desafiar este aparente desdén a mi libre albedrío, pero después me di cuenta del efecto que mi gesto de desobediencia tenía sobre el tráfico en general.

En realidad un solo auto puede modificar la conducta de todos los carros que vienen atrás.


Uno se propone no parar el vehículo: para lograr esto hay que adoptar un promedio de la velocidad del trafico y dejar un espacio en frente como una especie de “colchón de aire” que aumenta cuando los carros van más rápido y contrae cuando se van más lento; es decir, uno transmite la acción de la onda al espacio vacío para que uno mismo(a) no tenga que obedecerla con el esfuerzo continuo y enervante de mover y parar. Mi velocidad se mantiene más o menos constante. Por lo menos no tengo que estar parando, arrancando y empleando tanto el freno. Mi carro no se calienta tanto y llego con mas calma a mi destino.

Otro resultado es que todos que vienen atrás también tienen una velocidad más o menos uniforme.

De algún modo parece que en un recóndito punto interior de su alma colectiva la gente conoce este truco del buen manejo del espacio compartido.

Ayer, en la mañana cuando todos que vivimos en las montañas al sur de Caracas y trabajamos en la ciudad estuvimos bajando por la vía de la Mariposa a Caracas, nos convertimos en animales hambrientos para engullir el próximo espacio minúsculo frente a cada uno; en cambio en la tarde de regreso por el autopista nos constituimos en cuatro canales ordenados de vehículos, casi no teníamos que emplear los frenos y manteníamos velocidades constantes. Todos llegamos lenta pero serenamente a nuestros destinos, y al final nuestro tiempo en el camino fue mucho más corto. De hecho ¡dividimos el tiempo de tránsito por un cuarto!

Mañana describiré otro truco para sobrevivir en el tráfico.
 
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